UNA HERRAMIENTA PARA LA EVOLUCIÓN ESPIRITUAL

 

 

 
 

Un hombre llegó a un pueblo y fue a ver al maestro sufí, el anciano sabio de la localidad.

 

El visitante dijo:

 

-Estoy considerando mudarme aquí. Me preguntaba qué clase de vecindario es éste. ¿Puede decirme cómo son las personas aquí?

 

-Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes –dijo el maestro sufí.

 

-Oh, eran salteadores, estafadores y embusteros.

 

-¿Sabes algo? Ésa es exactamente la clase de personas que viven aquí.

 

El visitante se fue y nunca volvió. Media hora después, otro hombre entró al pueblo, buscó al maestro sufí y le dijo:

 

-Estoy pensando en mudarme para acá. ¿Puede decirme qué clase de personas viven aquí?

 

-Dime qué clase de personas vivían en el lugar de donde vienes –volvió a responder el maestro.

 

-Oh, eran las personas más amables, dulces compasivas y afectuosas. ¡Los voy a extrañar muchísimo!

 

-Ésa es exactamente la clase de personas que vive aquí –dijo al maestro.

 

Relato Sufí

 

 

 

 

Todos somos extensiones del campo universal de energía, distintos puntos de vista de una entidad única. Esto implica ver todas las cosas del mundo, ver a todas las personas del mundo y darnos cuenta de que estamos mirando otra versión de nosotros. Tú y yo somos lo mismo. Todo es lo mismo.

 

Todos somos espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se llama espejo de las relaciones. A través del espejo de una relación, descubro mi yo no circunscrito. Por esta razón, el desarrollo de las relaciones es la actividad más importante de mi vida. Todo lo que veo a mi alrededor es una expresión de mí mismo.

 

Las relaciones son una herramienta para la evolución espiritual cuya meta última es la unidad en la conciencia. Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal, pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra vida cotidiana.

 

Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones. Piensa en la red de relaciones que mantienes: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones amorosas. Todas son, en esencia, experiencias espirituales.

 

Cuando estás enamorado, romántica y profundamente enamorado, tienes una sensación de atemporalidad. En ese momento, estás en paz con la incertidumbre. Te sientes de maravilla, pero vulnerable; sientes cercanía pero también desprotección. Estás transformándote, cambiando, pero sin miedo. Te sientes maravillado. Ésa es una experiencia espiritual.

 

A través del espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados prolongados de conciencia. Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son espejos de nosotros. ¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos? Hacia las personas que tienen características similares a las nuestras, pero eso no es todo.

 

Queremos estar en su compañía porque subconscientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características. Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características que negamos de nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían.

 

Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia.

 

La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza, gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti. Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el proceso de convertirte en ti más plenamente.

 

Lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo. Al adoptar más plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas. La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si careces de la capacidad para actuar con maldad.

 

Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando esas características oscuras en quienes nos rodean. ¿Has conocido personas que atraigan sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados? Normalmente, aquéllas no comprenden por qué les sucede esto una y otra vez, año tras año. No es que atraigan esa oscuridad; es que no están dispuestas a aprobarlas en sus propias vidas.

 

Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti. Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual. Las personas más esclarecidas del mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad. Cuando estás con alguien que reconoce y aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.

 

Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones. Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar del mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.

 

Las características que distinguimos más claramente en los demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones, podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra ambigüedad, aceptar todos los aspectos de nosotros.

 

Necesitamos reconocer, en un nivel profundo, que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente características positivas. La presencia de características negativas sólo significa que estamos completos; gracias a esa totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no circunscrito.

 

Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad. Éste es el poder del espejo de las relaciones.

 

Deepak Chopra

 

 

 

 

Recuerda que el mundo de allí fuera refleja tu realidad de aquí dentro. Las personas ante las cuales tu reacción es más fuerte, sea de amor u odio, son proyecciones de tu mundo interior. Lo que más odias es lo que más niegas en ti mismo. Lo que más amas es lo que más deseas dentro de ti. Usa el espejo de las relaciones para guiar tu evolución. El objetivo es un total conocimiento de uno mismo. Cuando lo consigas, lo que más desees estará automáticamente allí; lo que más te disgusta desaparecerá.

 

Ivan Seperiza Pasquali

 

 

Dionisio pertenece a la mitología griega y es representado en los Arcanos Mayores del Tarot en la figura del Loco. A nivel interior, Dionisio, el Loco, es una imagen del misterioso impulso que tenemos dentro de arrojarnos a lo desconocido. Nuestra parte conservadora, prudente y realista contempla con horror este espíritu salvaje y juvenil que, confiado en la providencia, se dispone a caminar sobre el borde del precipicio sin un momento de vacilación. La locura de Dionisio parece locura sólo a esa parte de nosotros que está constreñida al mundo de la forma, los hechos y el orden lógico.

 

Mitología griega

 

 

En mis oraciones, le pedí a Dios me hiciera tolerante, que pudiera dejar de emitir juicios y críticas sobre las demás personas. Se lo pedí muchas veces y un día me contestó diciéndome que me había concedido lo que le había solicitado.

 

Al día siguiente, comenzó mi pesadilla. Me puse a criticar y juzgar severamente a todos cuantos me rodeaban; encontraba defectos, me enfurecía por todo lo que hacían los demás. Como resultado tenía los nervios destrozados, dormía poco, tenía pesadillas y alejaba de mi lado a las personas que más quería.

 

Incapaz de soportar todo aquello, volví a hablar con Dios y le dije:

 

-Dios, te pedí que me hicieras tolerante y tú me lo concediste; pero en lugar de ser más tolerante, ha sucedido todo lo contrario al punto que no dejo de criticar todo el tiempo a todo el mundo.

 

-Yo te concedí lo que me pediste –me contestó Dios-, pero para que el proceso se lleve a cabo, tienes que conocer el lado opuesto, el de la intolerancia. Tienes que conocer el dolor que ella produce, los efectos perversos sobre tu cuerpo y tu mente. ¡Ni siquiera sabes lo que significa la tolerancia, para ti sólo es una palabra que has escuchado muchas veces!. Ahora que has conocido el extremo opuesto, podrás incorporar a tu vida el verdadero sentido de ser tolerante.

 

»Todos los días me das las gracias porque gozas de buena salud pero ello se debe en parte a que hace algunos meses estuviste muy enfermo y no te podías mover ni hacer absolutamente nada sin ayuda. Tienes que conocer la oscuridad para dar gracias por la luz, tienes que perder para saber todo lo que ahora tienes.

 

Elias Benzadon

 

 

¿Has notado que cuando te sientes bien contigo mismo las demás personas se tornan agradables? ¿No te parece fascinante el cambio de actitud? El mundo es un reflejo de nosotros mismos. Si nos aborrecemos, también aborreceremos a los demás. Cuando nos encanta ser quienes somos, todo el mundo nos resulta maravilloso. Nuestra propia imagen es la guía que determina exactamente cómo habremos de comportarnos, con quiénes nos relacionaremos, qué cosas intentaremos y qué otras evitaremos; cada uno de nuestros pensamientos y acciones derivan de la imagen que tenemos de nosotros mismos.

 

Andrew Matthews

 

 

 

 

 

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