UNA FUENTE DE PLACER

 

 

 

Nunca olvidaré la sensación que tuve, justo después del accidente, cuando me di cuenta de que mis dos hijos seguían en el asiento trasero, con toda la carrocería retorcida. Había cristales rotos por todas partes.

 

El otro coche estaba en llamas, y me atemorizaba pensar que con el mío podía ocurrir lo mismo. Podía oír los sollozos del pequeño Brian, como si estuviera gravemente herido, pero del bebé sólo provenía un silencio de mal agüero.

 

Aún hoy ignoro cómo lo hice -sólo mido un metro y medio y peso menos de cuarenta y cinco kilogramos-, pero conseguí abrir la puerta abollada y sacarlos del coche. Todo duró menos de un minuto. Estaba como poseída de una fuerza sobrehumana, capaz de levantar todo el coche si hubiera sido necesario para salvar la vida de mis hijos.

 

American Family Health Institute

 

 

El estrés es una respuesta a las exigencias, siempre nos acompaña y su intensidad varía según la situación en la que nos encontremos. El estrés no siempre es perjudicial; puede ser una eficaz fuente de motivación, algo que añada sabor a la vida. Los atletas olímpicos no suelen batir récords durante los entrenamientos, como tampoco los actores ofrecen sus mejores interpretaciones durante los ensayos; como el resto de nosotros, dan lo mejor de sí mismos cuando los estimula el estrés de actuar ante la atenta miranda de un público anhelante.

 

Todo problema encierra en sí mismo su propia solución; cada vez que estés sometido a estrés, tienes la posibilidad de hacer un uso constructivo o destructivo de tu energía. Las personas de éxito canalizan su estrés convirtiéndolo en energía constructiva y fuerza creadora.

 

Supón que has efectuado un viaje por el tiempo y has retrocedido varios millones de años. Estás sentado junto al fuego en una cueva, disfrutando del almuerzo. De pronto adviertes que un animal anda merodeando por las proximidades. Vuelves la cabeza y un tigre enorme, de fiero aspecto y dientes como cuchillos, se abalanza sobre ti.

 

En tu cuerpo se producirá de inmediato una serie de cambios drásticos. La respuesta elemental de «luchar o huir» es la forma que tiene la madre naturaleza de protegerte del peligro. Esta respuesta innata y automática se caracteriza por los siguientes cambios en el cuerpo. En cuanto el cerebro detecta la aproximación del tigre, ordena una descarga de adrenalina que provoca varios cambios físicos:

 

. Las pupilas de los ojos se dilatan para permitir que entre más luz y se agudice la visión. En los momentos en que se percibe un peligro es importante ver tanto como sea posible.

. La boca se seca para no aportar más fluidos al estómago.

. Como consecuencia, la digestión se interrumpe temporalmente, permitiendo que fluya más sangre hacia los músculos y el cerebro. Esto explica por qué en los momentos de estrés se siente un cosquilleo en el estómago.

. Los músculos del cuello y los hombros se tensan a fin de estar listos para la acción. Los músculos tensos son más resistentes a los golpes que los músculos relajados.

. La respiración se acelera para aumentar el aporte de oxígeno a los músculos.

. El corazón late más aprisa y aumenta la tensión arterial, con lo que proporciona más combustible y oxígeno a las distintas partes del cuerpo.

. Aumenta la sudoración para bajar la temperatura del cuerpo. Cuanta más energía consume el cuerpo, tanto más se suda.

. El hígado libera glucosa para aportar una inyección rápida de energía a los músculos.

. El bazo libera en el flujo sanguíneo las sustancias químicas y las células sanguíneas que tiene almacenadas, para espesar la sangre. Este proceso permite que la sangre se coagule más aprisa, de modo que si se produce una herida, ésta deje de sangrar antes. Además, así el cuerpo se vuelve más resistente a las infecciones.

 

Estas respuestas reflejas automáticas ante el peligro siguen formando parte de nuestro ser; la respuesta del estrés constituye la forma que tiene el cuerpo de prepararse para hacer frente a una amenaza o huir de ella. Tanto si la decisión instantánea es luchar como si es escapar, el cuerpo necesitará toda la agudeza mental y la energía adicional que pueda obtener.

 

Nuestro cuerpo responde de la misma manera ante los acontecimientos placenteros y los desagradables. Tanto si te despiden como si te ascienden, tanto si te dan una bofetada como una caricia, tanto si discutes con alguien como si le haces el amor, tu respuesta física al estrés es la misma.

 

En el mundo moderno pagamos un precio por la mala gestión de esta respuesta. A diferencia de los moradores de las cavernas que luchaban o huían, nosotros a menudo nos vemos atrapados en situaciones estresantes que no pueden resolverse de forma directa. Por consiguiente, no liberamos la tensión física causada por los cambios fisiológicos. Y cuando no conseguimos liberar esta tensión acumulada, somos víctimas de una serie de síntomas relacionados con el estrés, entre los que se encuentran:

 

. Dilatación crónica de la pupila, que puede provocar problemas de visión.

. Excesiva sequedad de la boca, que puede conllevar dificultades para tragar.

. Interrupciones demasiado frecuentes del proceso digestivo, que pueden dar lugar a diarreas o propiciar la aparición de úlceras.

. Tensión muscular crónica, que causa dolores corporales, siendo el más común el dolor causado por el entumecimiento de los músculos del cuello y de los hombros.

. Respiración rápida y poco profunda de tipo crónico, que puede desembocar en asma.

. Aumentos crónicos de la tensión arterial, que pueden conducir a un estado de permanente tensión arterial excesivamente alta.

 

Un agente estresante es cualquier cosa que nos plantea un reto; la mayor parte de la gente piensa que el estrés está causado por lo que les sucede, en realidad es su propia respuesta ante situaciones aparentemente estresantes lo que provoca la sensación de tensión y ansiedad. Puedes tener presente el principio APRE cada vez que te enfrentes con un agente estresante en potencia. Según este principio, toda situación de estrés consta de cuatro aspectos:

 Dado que sólo vemos el efecto, a menudo pensamos que el acontecimiento «causa» el efecto, pero al hacerlo pasamos por alto la percepción y la respuesta. Comprender este principio nos permite hacernos cargo de nuestros pensamientos y acciones.

 

La clave de este principio es la percepción del acontecimiento. A través de ella determinas el efecto que tendrá el estrés que experimentes. Tus pensamientos y actitudes desempeñan un papel crucial cada vez que te formas una idea de lo que te ocurre en la vida. Puesto que se trata de tus pensamientos y actitudes, tú estás a cargo de ellos. Son tuyos y puedes controlarlos.

Puedes romper el círculo vicioso de la respuesta estresante recordando ante todo que los acontecimientos son neutros. La forma en que interpretas tus experiencias, las etiquetas que le asignes, determinan tus actos y sentimientos. Empieza a hacerte cargo de tus pensamientos, puede que no tengas control sobre lo que te sucede, pero estás a cargo de tu forma de responder.

 

Arthur Rowshan

 

 

De tanto correr por ganar tiempo al tiempo

Queriendo robarle a mis noches el sueño

De tanto fracasos, de tantos intentos

Por querer descubrir cada día algo nuevo.

Me olvidé de vivir.

 

Julio Iglesias

 

 

Los sucesos o las percepciones que inducen en nosotros una reacción de estrés son subjetivos y relativos. Es posible que un hecho que para usted resulte traumático a mí no me afecte en absoluto, y viceversa. Asimismo, puede que un suceso que le causó un estrés considerable el año pasado apenas lo afecte este año, ya que su actitud o su perspectiva han cambiado en este periodo. Incluso es posible que en esta ocasión disfrute de la experiencia o que la perciba como un reto emocionante más que como una amenaza, un trauma o un suceso estresante. Simplemente, todo reside en la percepción de quien lo vive. Nuestra libre voluntad determina nuestra reacción frente a estos sucesos. ¿Reaccionaremos con miedo, o con confianza y optimismo? Nosotros elegimos: estrés o confianza, miedo o amor, ansiedad o paz interior. Creer en un plan o un propósito divino puede reducir el estrés de forma radical. Tenemos que buscar lecciones, cosas que aprender, en todos los obstáculos de la vida. A veces, las vidas en las que afrontamos más obstáculos son las que nos permiten avanzar en el ámbito espiritual, pues aprendemos las lecciones del alma a un ritmo acelerado. Cuando buscamos la lección que encierra un obstáculo o incluso una tragedia, logramos averiguar el propósito de ese suceso. Cuando hallamos su sentido, podemos elegir liberarnos del dolor y el sufrimiento. Al identificar la lección del alma, nos hallamos en disposición de crecer más allá del sufrimiento y, en ese estado de entendimiento, no existe estrés.

 

La verdad es que estamos demasiado pendientes de los resultados de nuestras acciones. Si pudiéramos librarnos de nuestra obsesión por los resultados, de nuestras valoraciones sobre el éxito o el fracaso, nos sentiríamos mucho más felices. Si pudiéramos relacionarnos con los demás con amor y compasión y no nos preocupara lo que recibiremos a cambio, lo que vamos o no vamos a conseguir, nuestras vidas estarían llenas de alegría. El amor es el antídoto del estrés. Sin embargo, en este mundo violento, avaricioso y lleno de odio, parece difícil amar de forma incondicional. Conseguirlo constituye una lección espiritual que supone un gran reto. Si usted consiguiera amar de forma incondicional, si siempre fuera consciente de su verdadera naturaleza espiritual y de su alma, si no esperara nada a cambio de sus acciones compasivas y voluntarias, si pudiera liberarse de los apegos emocionales a las cosas materiales, entonces nunca más sufriría un estrés prolongado o insano en su vida y los días y las noches estarían llenos de alegría y felicidad.

 

Dr. Brian Weiss

 

 

El estrés, la ansiedad y la insatisfacción personal, familiar o laboral aumentan el riesgo de padecer dolor de espalda o provoca que éstos duren más tiempo. No se trata de somatizaciones, sino de factores desencadenantes. Si una persona tiene este tipo de molestia, significa que se ha sobrecargado a nivel cervical. Si, además, tiene una contractura de trapecio o vive en un ambiente que psicológicamente le estresa mucho, va a liberar adrenalina y ésta va a hacer que se contraiga más la zona dañada y todavía le puede doler más.

 

Hachette Filipacchi

 

Una vez que establecí la conexión entre el momento en el cual me sentí estresado y el porqué, el estrés se convirtió en mi maestro en lugar de ser mi enemigo. Cuando me sentía enojado, temeroso, ansioso o deprimido, el sufrimiento y el estrés me recordaban que buscaba la paz, la felicidad y la autoestima en los lugares equivocados. Dejé de ver el dolor, tanto físico como emocional, como un castigo y comencé a considerarlo como información. Fue una revelación muy motivante. Si sentía que no tenía control alguno sobre alguna situación, si sólo era víctima de la mala suerte, el mal karma, los malos genes, el mal destino o cualquier otra cosa, entonces, ¿qué podía hacer? Estaba Indefenso. Pero si la respuesta estaba en mi interior, entonces podía hacer algo al respecto.

 

Dr. Dean Ornish

 

Una mente inquieta no tiene cabida dentro de un cuerpo relajado.

 

Dr. Edmund Jacobson

 

Sabemos que hay partes específicas del cerebro como el cerebro medio, que responden a estímulos de placer. Desde un punto de vista evolutivo esto es importante porque necesitamos acercarnos a lo que es bueno y evitar las cosas que no nos benefician. El pensamiento de algo puede causarnos ansiedad: «¿Qué pasará esta noche, en esta reunión, en esta cena?, ¿Qué pasará con el tráfico más tarde? No puedo lidiar con el tráfico». El pensamiento mpor sí sólo es la causa de la ansiedad, si dejamos que nuestros pensamientos sean tan reactivos pueden causarnos mucho estrés en nuestro sistema, en nuestros órganos, en nuestra mente, en nuestro sistema nervioso simpático, y eso no es bueno para nuestro sistema inmune, no es bueno para nuestra salud mental, ni para nuestra salud física.

 

David Vago, neurólogo de «Harvard Medical Hospital»

 

 

El problema no es el estrés, sino nuestra incapacidad para administrarlo correctamente. Si aprendemos a entender lo que nos están diciendo las hormonas del estrés que segrega nuestro organismo, habremos dado el paso fundamental gozar de unas facultades óptimas de una calidad de vida mejorada.

 

Dr. Sepp Porta

 

 

Bueno, yo no me enfado, ¿vale? Quiero decir que tengo tendencia a interiorizar. No puedo manifestar enojo. Es uno de los problemas que tengo. Yo en lugar de eso desarrollo un tumor.

 

Woody Allen «Manhattan»

 

 

Una persona con miedos tiene perpetuamente tensos los muslos y los hombros, pues es la manera que tiene el cuerpo de prepararse para proteger la cabeza y echar a correr, reacción lógica ante un peligro.

 

Wilhelm Reich

 

 

La liberación completa del estrés supone la muerte.

 

Dr. Hans Selye

 

 

El estrés no podría evitarse incluso si ello fuera posible o deseable. Controlar el estrés significa adaptarse y cambiar cuando las circunstancias así lo exigen. Si la respuesta de enfrentamiento-huída se produce varias veces al día, el cuerpo realiza repetidamente algo que fue previsto tan sólo para situaciones de urgencia. El estrés crónico, sin ninguna posibilidad de descargarlo, desempeña un importante papel en la mayoría de las enfermedades que nos afectan. Esta reacción de alarma excesiva puede ser mucho peor que la pequeña molestia que la provocó, por lo que debemos aprender a adecuar nuestras respuestas a las distintas situaciones.

 

Marietta Whittlesey

 

 

Permanecer sano en situaciones de estrés depende críticamente de un intenso sentimiento de compromiso con uno mismo, de la capacidad de reconocer los valores, objetivos y prioridades propios de cada uno. En vez de mantenerse pasivas, estas personas se enfrentan vigorosamente a la vida y a sus vicisitudes, poseen robustez. Tienen un profundo sentimiento de su propio valor. En lugar de aceptar pasivamente las vicisitudes de la vida, intentan ver cómo pueden transformarlas en algo beneficioso para su perspectiva vital global. En lugar de sentirse víctimas de las circunstancias, por malas que fueran, ellos se dan cuenta de que tienen cierta capacidad de dominio sobre el resultado y responsabilizan de que las cosas funcionen a su favor.

 

Dra. Suzanne Kobasa

 

 

Una de las mejores cosas que puede hacer un animal estresado para reducir el estrés -y esto también nos incluye a nosotros, los humanos- es hacer que alguien se estrese y que se sienta mal: desplazar la agresión al otro; desgraciadamente es una respuesta para soportar el estrés y es una respuesta que hace que el mundo sea mucho peor. Mucha gente evita tener úlceras haciendo que otros las tengan.

 

Robert Sapolsky, profesor de biología  y neurología

 

 

Cuando estás muy preocupado, se está produciendo estática en la radio de tu mente. La canción de Dios es la canción de la calma. El nerviosismo es la estática; la calma es la voz de Dios, que te habla a través de tu alma. La calma es el aliento vital de la inmortalidad divina en ti. Debes realizar todas tus acciones en forma apacible, pues la paz es la mejor medicina para el cuerpo, la mente y el alma. Es la forma más maravillosa de vivir.

 

Paramahansa Yogananda

 

 

El estrés tiene distintos significados para distintas personas. Para algunos es la «sal de la vida», mientras que para otros es un azote que debe evitarse a toda costa. Lo que resulta estresante para una persona puede ser una fuente de placer para otra. El estrés es fruto de la interacción entre una persona y su entorno. Este entorno puede ser interior o exterior. El estrés aparece cuando existe discrepancia entre las demandas que experimenta una persona y la capacidad de ésta para responder a ellas. La percepción del estrés por los individuos y su actitud ante él son fundamentales para hacerle frente. Si logramos conferir sentido a una crisis y reconocemos su importancia en el propósito de nuestra vida, quizá alcancemos una nueva comprensión que nos ayude a aceptar el acontecimiento doloroso. Los valores culturales y espirituales amplían nuestra visión de los acontecimientos de la vida y modelan nuestra actitud para con ellos. En efecto, las actitudes y valores sociales ejercen una poderosa influencia sobre nuestras repuestas físicas ante los agentes estresantes. Gestionar el estrés es un arte y la vida el taller en el que aprendemos dicho arte, creciendo al hacerlo. Para quienes se resisten a hacer frente a este desafío, el estrés se convierte en una fuente de dolor y sufrimiento, pero quienes están dispuestos a enfrentarse a este reto se ven enriquecidos por la experiencia que supone.

 

Abdul Missagh Ghadirian

 

 

Lo contrario del amor no es el odio, es ser indiferente al sufrimiento ajeno.

 

Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz

 

 

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