UN VACÍO EN MI VIDA |
Las personas que están pasando por momentos críticos necesitan de verdad la presencia y el apoyo de los demás. Es preferible hacer algo torpe que no hacer nada. Estar ahí, aunque sea silenciosamente, reconforta y les suaviza un poco la vida.
Erróneamente creemos que las personas que sufren necesitan que se les respete su soledad, pero es mejor estar ahí discretamente con mucho respeto pero atentos para dar una mirada de apoyo, un gesto de comprensión, o una palabra amable y oportuna.
No es necesario que los acompañes por mucho tiempo, ni que los agobies con palabras y atenciones, sólo es importante que estés un rato a su lado para que no se sientan solos.
A pesar de la situación la vida continúa. Trata de ver qué es necesario hacer y hazlo.
Sé discreto. Es importante el tacto, sólo di palabras amables que en realidad son las más sencillas. Evita decir:
-Sé como te sientes.
Este comentario es el más común y no hace ningún bien, pues la persona dolida puede pensar:
-¿Cómo puedes saber cómo me siento si a ti no te está pasando?.
Tampoco trates de minimizar la situación diciendo cosas como:
-Bueno, pudo ser más grave.
Escribe una nota personal. Escribe tu propia nota por corta o sencilla que te parezca. Expresa con tus propias palabras tus sentimientos de apoyo y sin temor háblales de lo que esa persona significaba para ti, será agradable para ellos saber que dejó una huella positiva en ti.
Escucha. Tu presencia y tu disposición a escuchar son los dos regalos más valiosos que se pueden brindar. El estar dispuestos a escuchar suaviza la afectación y les permite empezar a recuperarse.
Sobreponerse a la pena puede ser un proceso largo y lento, reconstruir la vida y encontrarle sentido será duro y difícil, pero las pequeñas cosas cotidianas y el apoyo de los amigos y familiares los traerá poco a poco a la normalidad. Sólo el tiempo cura todo pero mientras tanto estemos ahí para brindar apoyo.
Maytte Sepúlveda
Si muero antes que tú, hazme un favor:
Llora cuanto quieras, pero no te enojes con
Dios por haberme llevado.
Si no quieres llorar, no llores.
Si no logras llorar no te preocupes.
Si quieres reír, ríe.
Si algunos amigos te cuentan algo de mí,
óyelos y cree lo que digan.
Si me elogian demasiado,
corrige la exageración.
Si me critican demasiado, defiéndeme.
Si quieren hacerme un santo,
sólo porque he muerto,
di que yo tenía algo de santo,
pero estaba lejos de ser el santo que pintan.
Si quieren hacerme un demonio, muestra que yo
tal vez tuve algo de demonio, pero toda la vida
procuré ser bueno y buen amigo.
Si intentan canonizarme di que yo
nunca quise ser incensado en vida.
Si hablan más de mí que de Cristo,
llámales la atención.
Si sientes tristeza y deseas rezar por mí,
puedes hacerlo, pues quizás necesite tu oración.
Si quieres hablar conmigo,
habla con Jesús y yo lo escucharé.
Espero estar con Él lo suficiente para continuar
siendo útil para ti donde esté.
Y si quieres escribir algo sobre mi,
di solo una frase:
¡Fue amigo, creyó en mi y me quiso para Dios!
¡Era una flecha que vivía apuntando en dirección a Dios!
Ahí, entonces, derrama una lágrima.
Yo no estaré presente para enjugarla,
pero no hace falta, pues otros amigos
lo harán en mi lugar.
Y viéndome bien sustituido, iré a atender
mi nueva tarea en el cielo.
Pero de vez en cuando,
da una escapadita hacia Dios;
no me verás, pero yo estaré muy feliz
viéndote a ti mirar hacia Él.
Y cuando llegue para ti la hora de ir a ver al Padre,
ahí donde nadie puede separarnos,
viviremos la amistad que aquí
nos preparó para El.
¿Crees en estas cosas?
Entonces, reza para que los dos vivamos
como quien sabe que va a morir un día y
que muramos como quien supo vivir bien.
La amistad sólo tiene sentido si hace
el cielo más cercano y si aquí inaugura su comienzo
Pero, si yo muero antes que tú,
creo que no voy a extrañar el cielo...
Ser tu Amigo, ¡Ya era Un Pedazo de Cielo!
Padre Zezinho
La muerte no nos concierne, así de simple. Pues mientras existimos, la muerte no está presente. Y cuando llega la muerte nosotros ya no existimos.
Epicuro
Mi preocupación no ha sido en ningún momento de mi vida el temor a la muerte, sino la pregunta de si la finitud de la vida le quita el sentido. Y la respuesta a esta pregunta, la respuesta por la que finalmente me decidí fue la siguiente: de algún modo, es precisamente la muerte la que hace que la vida tenga sentido. Pero, ante todo, la transitoriedad de la existencia no anula su sentido por la sencilla razón de que en el pasado nada se pierde de forma irremediable, sino que todo se encuentra a salvo y no se puede perder. En su ser pasado, el ser está a salvo y resguardado de la finitud. Todo aquello que hemos hecho y creado, lo que hemos vivido y experimentado, al ser pasado, nada ni nadie lo podrá hacer desaparecer.
Dr. Viktor Frankl
Alguien muere en mi casa, ello causa dolor. ¿Por qué debería cubrir el dolor con teorías de la reencarnación? La muerte es un hecho, y la persona amada ha partido. Repentinamente se ha creado un vacío en mi vida. Tengo ahora que encontrar cómo adaptarme a la vida sin esa persona; obviamente la pena traspasa el corazón como una flecha, el dolor es parte de la vida. Pero si trato de embotar la agudeza de la flecha con teorías, estoy tratando de huir del dolor, estoy tratando de escapar del dolor, voy a perder la oportunidad de conocer el dolor. El corazón es atravesado por el dolor y hay mucho dolor agudo allí. Tengo que vivir con él, pero con ayuda de teorías quiero cubrir toda cosa: no miro a ello, la muerte, la separación, la pérdida repentina; quiero huir de eso, imaginar que no está allí y crear un mundo de creencias. Entonces el dolor no puede enriquecer mi vida, pero si le hinco el diente al dolor, persevero hasta el fin, vivo enteramente el dolor, doy a mi cuerpo un poco de tiempo para penetrar eso, el profundo impacto del dolor, el dolor toca la profundidad de nuestro ser, le da un margen a su personalidad, enriquece la vida como nada más puede hacerlo. La compasión nace sólo en aquellos corazones que no rechazan el dolor.
Vimala Thakar
Lo que nos es querido siempre queda atrás.
Nino Bravo
Puede que creas que la Madre Teresa de Calcuta nació para ser heroína. Pero, como monja que enseñaba en un sector relativamente acomodado de Calcuta, raras veces pasaba por los barrios más pobres de la ciudad. Una tarde, sin embargo, oyó los gritos de una mujer moribunda. La Madre Teresa corrió a socorrerla y pasó el resto de la noche buscando ayuda en varios hospitales, sin resultado. Cuando la mujer murió en sus brazos, la vida de la Madre Teresa sufrió una transformación. En un instante decisivo, tal vez un instante divino, juró que, mientras estuviera viva, nadie moriría sin amor y dignidad si ella estaba cerca para evitarlo.
Anthony Robbins
Ningún ser humano es una isla en sí mismo; cualquier ser humano forma parte del todo. La muerte de cualquier persona me disminuye porque yo tengo un vínculo con la humanidad.
John Donne
Hay palabras negras y palabras blancas y otras que vivimos cuando amamos o cuando sufrimos y que se vuelven de colores
Jacques Brel