UN PASADO QUE NO PUEDE CAMBIAR |
Muchas personas viven obsesionadas por algún evento traumático de su pasado y muchas veces se lamentan de lo sucedido, de un pasado que no puede cambiar.
En la más reciente versión cinematográfica de la novela «La máquina del tiempo» de Herbert George Wells, vemos a un científico que a raíz de la muerte violenta de su prometida a manos de un delincuente, se aboca a la construcción de una máquina para viajar en el tiempo e impedir la muerte de su novia.
Una vez logrado su propósito, impide que el delincuente cometa su fechoría pero no puede evitar que ella muera trágicamente al ser arrollada. Acongojado, reconoce que aunque regresara mil veces al pasado, la vería morir de mil formas distintas y se pregunta porqué él no puede cambiar su pasado.
Para encontrar la respuesta, viaja hacia un futuro muy lejano, donde un siniestro personaje -interpretado por Jeremy Irons- le explica que lo que él es en la actualidad viene determinado por su pasado.
La muerte trágica de su prometida hizo que él construyera la máquina para viajar en el tiempo; de no haber ocurrido este hecho, la máquina no sería más que un proyecto engavetado.
Le explicó igualmente que todos los seres humanos tenemos una máquina para viajar en el tiempo: los recuerdos para viajar al pasado y los sueños para viajar al futuro. En lugar de pensar «¿por qué no puedo cambiar mi pasado?», es mejor pensar «Qué tal sí desde el presente puedo crear un futuro mejor».
Los eventos menos agradables de nuestro pasado son los que de alguna forma delinearon y moldearon lo que somos actualmente, pero lo más importante fue que cambiaron nuestra forma de ver y pensar sobre las cosas.
Si lográsemos cambiar algo de nuestro pasado más desagradable, desaparecerían todos los sucesos que se derivaron de ese evento y nuestra forma de pensar sería la misma que teníamos antes de aquél doloroso momento por lo que en la ocurrencia posterior de un evento similar, haría que actuáramos y reaccionáramos de la misma manera; estaríamos condenados a repetir nuestro pasado hasta tanto no cambie nuestra forma de pensar sobre dicha situación.
En nuestra vida cotidiana, podemos sufrir por aquellos amores que no fueron correspondidos y por amistades rotas o ver que nuestro modo de pensar sobre estas cosas cambió y a partir de ese momento ir creando un futuro distinto y más feliz.
Al hacerlo, nos daremos cuenta que el hoy se convierte en pasado, el cual delineará nuestro futuro, al que habremos ayudado a construir.
La vida hay que vivirla mirando hacia el futuro, pero sólo se entiende si tenemos en cuenta nuestro pasado.
Marcia Grad