No es de sorprender
que el jardinero resultara un tanto extraño para sus vecinos. Muchos días le
veían hablar con sus plantas, acariciarlas y tratarlas con cariño. Y por
otra parte, no obtenía dinero con ellas, lo cual resultaba aún más extraño
para aquellas gentes.
-¿Por qué acaricias
y les hablas a tus plantas si no pueden sentir tu mano ni oírte? -le
preguntó por fin uno de sus vecinos.
-¿Y
cómo sabes que no me sienten ni me oyen? -respondió el jardinero.
El vecino se quedó
perplejo.
-Hombre, todo el
mundo sabe que las plantas no son capaces.
-Tampoco la mayoría
de los hombres sienten ni escuchan a Dios -le interrumpió el jardinero -y no
por eso Dios deja de hablarnos y cuidarnos.
El vecino se
encontraba cada vez más confundido, y con cierta molestia volvió a
preguntar:
-¿Y
cómo sabes que existe Dios? Yo nunca lo he visto, ni le he oído. Ni siquiera
he notado los cuidados de los que hablas.
El jardinero bajó la
mirada con tristeza y guardó silencio, y cuando el vecino ya pensaba que no
iba a poder responderle, le miró a los ojos con ternura diciéndole:
-En las noches de
luna sólo te das cuenta de que los grillos cantan cuando se callan, y es el
silencio el que te advierte de la presencia de esa vida escondida. Dios
nunca ha dejado de cantar, nunca ha dejado de hablarnos y mimarnos, y es por
eso por lo que la mayoría de los hombres no advierte Sus caricias.
-Si Dios dejara de
cantar, al instante siguiente sería demasiado tarde para darnos cuenta de
que estaba allí.
Y, sonriendo,
agregó:
-Pero no te
preocupes, Dios jamás dejará de cantar.
-Entonces, jamás
podremos convencernos de que Dios existe -respondió el vecino con una
sonrisa triunfante.
El jardinero comenzó
a reír, y poniendo su mano en un hombro de su vecino, le dijo:
-Igual que sucede
con los grillos,si haces el silencio en tu interior,
el silencio te revelará los cantos de Dios.
Grian
Pierre Teilhard de Chardin
dijo en una ocasión:
-No
somos seres humanos que tienen una experiencia espiritual. Somos seres
espirituales que tienen una experiencia humana.
Esto a simple vista puede
representar una contradicción ya que si somos seres espirituales, ¿qué
sentido tiene la búsqueda espiritual que muchos de nosotros emprendemos?.
Todos los seres humanos
poseemos cuatro dimensiones: espiritual, mental, física y emocional; de
éstas cuatro, la más importante es la dimensión espiritual que es la que nos
sostiene, crea valores y principios, nos ayuda a sobrellevar todo tipo de
situaciones y nos acompaña hasta el final.
Muchas personas cuando
oyen que alguien es espiritual o da consejos espirituales, lo asocian con
religión y en su mente aparecen imágenes de santos y personas entregadas en
cuerpo y alma a la oración. En realidad, éstas personas, como la Madre
Teresa de Calcuta, poseen un nivel espiritual muy por encima del que tienen
otras y por un designio superior, consagran sus vidas a causas nobles.
Cuando damos excesiva
importancia a la dimensión física y olvidamos la dimensión espiritual, en
realidad estamos arrastrando algo de la infancia. Cuando éramos niños, nos
decían que hiciéramos determinadas cosas para conservar el amor de nuestros
padres y nuestro ego nos protegía recordándonoslo a cada momento. Si
hacíamos las cosas bien, éramos merecedores de la aprobación de nuestros
progenitores.
Al crecer, muchas personas
aun siguen requiriendo de la aprobación de cuantos le rodean y para ello
usan sus posesiones materiales para impresionar, atraer y merecer
aceptación. Esto significa que el ego que les protegía de niños
aún sigue presente.
Disfruta y sé dueño de tus
posesiones materiales pero que ellas no se adueñen de ti; deja las cosas de
niños en el maravilloso recuerdo y vive el presente, como dice en la primera
carta a los Corintios, capítulo trece:
-Cuando
yo era niño, hablaba como niño, apreciaba como niño, razonaba como niño; más
cuando llegué a hombre, me deshice de las cosas de niño.
Elias
Benzadon
Llega a mi vida y se
abre una página nueva
en la noche incesante
de la humanidad,
busco ya entre la
oscuridad
esa luz que me de
libertad,
mi llanto se deja
escuchar,
hoy es mi primer
despertar.
Todo es tan grande y
pequeño,
descubro que hay sueños
descubro miradas que
enfrían mi piel,
veo del mundo lo bello
y lo cruel
hay palabras que rompen
mi hiel
pero donde existe el
dolor
siempre hay una semilla
de amor.
Amor en silencio es
vivir un momento a tiempo,
amor en silencio es en
un beso amar
o dar perdón sin
explicar,
sólo un alma desnuda
esa dicha puede lograr.
Amor en silencio es
andar a favor del viento
amor en silencio es de
Dios la manera
de enseñarnos la
verdad,
es ganar en la vida el
amor con voluntad.
Y aprendí a callar
porque creo que es mejor
pero hablan mis ojos en
nombre del amor
hay palabras que
muerden y hieren sin razón
pues lo más grande y
puro
lo dice el corazón
Marco Antonio Solís«Amor en Silencio»
Un día, esa luz
explotará y lo verá todo. Verá que el Universo entero existe dentro de ella.
La luz divina de la Conciencia comenzará a inundarle ojos y entonces la verá
dondequiera que mire. Verá su luminosidad en la gente, en los árboles, las
rocas y los edificios. Verá la misma Conciencia alzándose en cada
pensamiento y sentirá que pasa por su mente; adondequiera que vaya su mente,
encontrará su propia Conciencia interior, el creador del mundo. Verá que la
totalidad del Universo está contenida en usted mismo. Sabrá que todo, todas
las infinitas formas del mundo, no son más que emanaciones de su existencia.
Se dará cuenta de que es usted quien se refleja en todas partes, y que es su
propio reflejo el que pasa ante sus ojos.
Swami Muktananda
Yo necesito un
Dios con quien dialogar, un Dios en quien pueda buscar amparo, un Dios que
me responda cuando lo interrogo, cuando lo ametrallo con mis dudas. No me
importa ser un átomo del último piojo de su reino, pero me importa que Dios
esté a mi alcance, me importa asirlo, no con mis manos, claro, ni siquiera
con mi razonamiento. Me importa asirlo con mi corazón.
Mario Benedetti
Aprende lo que
sabe el mago y dejará de ser magia.
Richard Bach
Volver a nacer es dejar
que el pasado se marche, y mirar al presente sin condenarlo. Sólo se te pide
que dejes ir al futuro y lo deposites en las manos de Dios. Y mediante la
experiencia verás que también has depositado el pasado y el presente en sus
manos, porque el pasado ya no te castigará, y el temor al futuro carecerá
ahora de sentido.
Un Curso de Milagros
Nunca ayudé al sol
materialmente en su salida, pero sin duda, lo único importante fue
presenciarla.