PENETRAR EN MI PROPIO CORAZÓN

 

 

 

 

 

 

Recuerdo un hecho ocurrido hace años que me puso al tanto de las consecuencias derivadas de infringir la conciencia. En aquel entonces, era una joven madre que deseaba convertirse en escritora. Estaba muy ocupada con los niños que iban al preescolar, con problemas de salud y otras preocupaciones.

 

Un día entré en una librería y vi en un anaquel un libro de reciente publicación escrito por una mujer que había conocido y había considerado una buena amiga durante varios años.

 

Mis sentimientos pasaron con rapidez de la sorpresa al descreimiento ¿Cómo diablos pudo escribir un libro? Tenía una vida pública muy ajetreada, un hogar e hijos que atender. ¿De dónde sacó tiempo para hacerlo?

 

Cuanto más miraba el libro, más cuenta me daba de que había comenzado a racionalizar y justificar.

 

-Tal vez contrata a una niñera para que cuide de los niños. Debe nada en dinero. Es probable que cene fuera todas las noches, de manera que no tenga que cocinar. Y posee tanta energía, quizá nunca se enfermó en su vida. No existe la forma de que haya escrito el libro si hubiera tenido que enfrentar todos los problemas que yo tengo.

 

Mientras fluían mis pensamientos, comencé a reflexionar sobre cosas que nunca tenía tiempo de considerar. De repente, tuve la impresión de que todos los libros del estante saltaban y me gritaban:

 

-¿Por qué no me leíste?

 

Poco después, me sentía desamparada, incompetente, frustrada y torturada. Casi experimentaba ira hacia mi «perfecta amiga», los demás, y las circunstancias que consideraba responsables de mi situación.

 

Me dirigí al automóvil, y permanecí sentada allí durante unos minutos sólo pensando. La experiencia fue impactante, pues mi reacción me pareció una falta de carácter. Por lo general, me alegro mucho del éxito y los logros de los demás.

 

En algún lugar en lo profundo de mi ser sabía que mi reacción había sido exagerada. Sabía que debía existir una razón importante para que me sintiera así. Entonces decidí aclararlo todo. Intenté liberarme de todas la reacciones negativas, acusadoras e irritantes y penetrar en mi propio corazón.

 

Tuve uno de esos maravillosos y dolorosos destellos de luz que súbitamente nos hacen comprender todo. No estaba en realidad enojada con mi amiga. Simplemente ella poseía algunas cosas en la vida que yo no tenía; algunas cosas que sabía que yo necesitaba.

 

Contemplaba sus logros como un espejo de mis propias desventajas. Y, al mirarme en ese espejo, me golpeó el reflejo.

 

Sabía que ella era una buena madre. La maternidad era un desafío para mí y consideré su tremenda paciencia y actitud positiva como un fracaso respecto de lo que sentía que era mi propia incompetencia. Se las arregló para hacer cosas creativas y relevantes fuera de casa.

 

También yo sabía que tengo talento para escribir, pero simplemente no había sido lo suficientemente eficiente con mis otras responsabilidades como para encontrar el tiempo para desarrollarla.

 

Suponía que mi amiga vivía en una posición holgada en parte porque me sentía limitada por mi inhabilidad en administrar el dinero. Algunas decisiones erróneas tomadas antes de casarnos nos habían llevado a tomar deudas. Sentía que las ataduras me impedían hacer muchas cosas que deseaba realizar en la vida.

 

Mi amiga era sana, pero ése no era el problema. El problema residía en que yo sabía que debía hacer ejercicios de forma regular y no los hacía. Si hubiera hecho lo que sabía que debía haber hecho, nunca habría tenido esos pensamientos en primer lugar. El éxito de mi amiga me habría causado alegría.

 

Sabía que no podía chasquear los dedos y cambiar de súbito todos esos aspectos de mi vida. Pero al menos sabía que la raíz del problema era poner primero lo primero. Y eso era algo que podía hacer.

 

Rebecca Merrill

 

 

Aquello que más criticamos en los demás suele reflejar algún aspecto de nosotros que no nos gusta. La resistencia a la crítica es una habilidad que muy pocos desarrollan, pero que es esencial para relacionarse. Ante la crítica, el 70% de las personas reaccionan sintiéndose heridas. Un 20% la rechazan negándola, como si no hubiera existido. Y tan sólo un 10% reflexiona con serenidad sobre ella, utilizando la información recibida para el crecimiento personal.

 

El hecho de que nos afecte más o menos la crítica no depende de las palabras que nos lleguen sino del estado de nuestra coraza protectora, que no es ni más ni menos que nuestra seguridad personal. Si yo estoy seguro de mí, de mis capacidades, si me gusto como soy, mi coraza es sólida y me protege de la crítica. Las palabras tienen pocas posibilidades de hacer mella en mí. Pero si dudo de mí mismo, de lo que hago, de cómo soy, mi coraza estará llena de «agujeros» por donde se colarán las críticas para herirme. Tendré pánico a la crítica y la viviré como una verdadera agresión.

 

No es casualidad que seamos más vulnerables a la crítica en aquellos aspectos en lo que no hemos desarrollado una completa seguridad. Para evitar que la crítica nos afecte, debemos trabajar en el desarrollo de nuestra seguridad personal y reforzar así nuestra coraza protectora para que no tenga grietas. Nunca podremos evitar las agresiones externas, pero sí que nos lleguen dentro y nos hieran.

 

Somos más críticos con aquellos aspectos de los que nos acusamos secretamente. Si nos sabemos personas impulsivas, y este aspecto no nos gusta, criticaremos con contundencia los impulsos incontrolados de los demás, porque estamos viendo reflejadas las conductas propias que no aprobamos y que queremos corregir de nosotros mismos.

 

Es importante que sepamos actuar como personas que aún no tenemos nuestra seguridad plenamente desarrollada, y ante personas que tampoco la tienen. Cuando nos critican, es importante reflexionar sobre qué aspectos nos han dolido especialmente, porque nos darán la pista de las áreas que debemos trabajar. Y, cuando criticamos a los demás, es esencial percibir en qué nivel de seguridad personal se encuentra el otro.

 

Hemos de ser más o menos críticos en función de la percepción que tenemos de su autoestima, ya que si nuestra crítica es percibida como una agresión, caerá en saco roto y no ayudará. El crecimiento empieza donde termina mi percepción de acusación.

 

Ferran Ramon-Cortés

 

 

 

Una de las mejores maneras de educar el corazón es observar nuestra interacción con los demás, puesto que estas relaciones son en esencia el reflejo de nuestra relación con nosotros mismos. Cuando no escuchamos o no vivimos según lo que dicta nuestra conciencia, tendemos a culpar y a acusar a los demás en un intento por justificar nuestra disonancia interior. Imponemos nuestros motivos a las acciones de los demás. Pensamos acerca de las virtudes y debilidades de los demás en función de cómo nos afectan. Capacitamos a sus debilidades para que nos controlen.

 

Dr. Stephen Covey

 

 

Cuida tu corazón con toda diligencia; pues de él se derivan los temas de la vida.

 

Libro de los Proverbios

 

 

Cuando me despierto por la mañana con rabia hacia alguien, sin razón aparente, sé inmediatamente que en realidad estoy enfadada conmigo misma y que proyecto mi ira sobre esa persona.

 

Dra. Jana Klenburg, psicoterapeuta

 

 

Un periodista me entrevistó al regreso de mi primer viaje a China. Se mostró sarcástico ante el entusiasmo con que yo hablaba del esfuerzo desplegado por los chinos para conquistar una nueva identidad. Como la mayoría de la gente, me consideraba una ingenua por sentirme tan conmovida por la revolución china. Yo le explicaba las mejoras conseguidas por los chinos en relación con un pasado aún reciente y le dije que lo que más me había impresionado era su firme confianza en sí mismos. Esto acabó de enfurecer al periodista.

-¿Qué quiere usted decir con eso de la confianza en sí mismos? Eso es pura propaganda y usted se ha dejado embaucar.

Yo le pregunté, aunque fuera propaganda, por qué le irritaba de aquel modo la idea de que uno pueda hacer o tener algo. Entonces vi con asombro cómo su enfado se convertía en llanto. Me dijo que nadie tenía derecho a creer que podía hacer o tener algo, porque al fin sería aplastado. Comprendí que estaba hablando de sí mismo. Él era el que desconfiaba de sí mismo y se sentía poca cosa. El hombre se marchó de mi apartamento de Nueva York y al cabo de cinco horas me llamaba por teléfono.

-He estado toda la noche dando vueltas por ahí en el coche. Eso que usted ha dicho es la razón por la que mi matrimonio se hunde. Mi mujer dice lo mismo que usted. Dice que nunca conseguiremos salir adelante si yo no confío en mí mismo, si no creo que puedo ser feliz. Por eso me enfadé tanto como usted. Y es que no puedo. No soy lo bastante fuerte. Es más, como periodista, me he trazado una serie de normas, de un cinismo descarado, por las que me río de todo aquel que procura, sueña o pretende ser aquello que quiere ser. Incluido yo mismo. Y eso es porque no creo en mí mismo. ¿Cómo quiere que tome en serio las pretensiones de los demás?

 

Shirley MacLaine

 

 

Las personas que nos desagradan se parecen mucho a nosotros, asimismo las personas que admiramos se parecen también a nosotros. Si quieres saber lo que piensa alguien de sí mismo, pregúntale lo que piensa de otras personas.

 

Elias Benzadon

 

 

Somos la suma total de nuestras experiencias, lo cual quiere decir que estamos agobiados por nuestro pasado. cuando experimentamos tensión o miedo en nuestra vida, si miramos detenidamente, encontraremos que la causa es realmente un recuerdo. Son las emociones que están atadas a esos recuerdos las que nos afectan ahora. El subconsciente asocia una acción o persona en el presente con algo que ocurrió en el pasado. Cuando esto ocurre, las emociones se reactivan y se produce la tensión.

 

Morrnah Simeona

 

 

La total responsabilidad de tu vida implica a todo lo que está en tu vida, simplemente porque está en tu vida, y por ello es tu responsabilidad. Todo el mundo es tu creación. Si asumes completa responsabilidad por tu vida, entonces todo lo que ves, escuchas, saboreas, tocas o experimentas de cualquier forma es tu responsabilidad porque está en tu vida. Cualquier cosa que experimentas y no te gusta, está allí para que tú la sanes. Ello no existe, por decirlo así, excepto como proyecciones que salen de tu interior. El problema no está en ellos, está en ti, y para cambiarlo, debes cambiar tú. Si deseas mejorar tu vida, debes sanar tu vida. Si deseas curar a cualquiera, lo haces curándote tú mismo. Amarte a ti mismo es la mejor forma de mejorarte a ti mismo, y mientras tú te mejoras a ti mismo, mejoras tu mundo. Cuando desees mejorar cualquier cosa en tu vida, hay un solo lugar adonde buscar: dentro de ti. Cuando mires, hazlo con amor.

 

Dr. Ihaleakala Hew Len

 

 

Los antiguos maestros acostumbraban a crear «personajes» para ayudar a sus discípulos a lidiar con el lado más sombrío de la personalidad. Muchas de las historias relacionadas con la creación de personajes se transformaron en famosos cuentos de hadas. El proceso es simple: basta con traspasar tus angustias, miedos, decepciones, a un ser invisible que está a tu lado izquierdo. Él funciona como el «villano» de tu vida, sugiriéndote siempre actitudes que no te gustaría adoptar, pero que terminas adoptando. Una vez creado tal personaje, es más fácil no obedecer sus consejos. Es extremadamente simple. Y por eso funciona muy bien.

 

Paulo Coelho

 

 

 

Para criticar no es necesario tener talento, ni inteligencia ni carácter. Sólo Dios puede crear una flor, sin embargo cualquier criatura estúpida la puede romper en pedazos. Cuando los demás son bruscos y hostiles, cuando nos dicen cosas crueles y desagradables, ello es siempre un reflejo de su espíritu alterado, no un reflejo de usted.

 

Adam Jackson

 

 

El que te humilla y te hace sentir menos, está reflejando en ti sus inseguridades.

 

Fernando Latouche

 

 

La «identificación proyectiva» consiste en la proyección de lo que el individuo considera intolerable en relación con un objeto exterior. Trata de controlar dicho objeto para defenderse de las experiencias que le han sido inconscientemente intolerables. Esto pretende que dicho objeto sienta y viva lo que ha sido proyectado sobre él. Este mecanismo es esencialmente de defensa, y una vez que se ha proyectado la experiencia intolerable sobre otra persona, viene un esfuerzo por separarse o distanciarse de ella, la cual se encuentra ya cargada de la proyección o proyecciones que le fueron depositadas a través del tiempo. El mecanismo de identificación proyectiva puede permitir a una persona localizar su propia agresión fuera de ella, como si tal agresión perteneciera al Otro. No es fácil admitir la agresión como parte de mi Yo.

 

Lauro Estrada Inda

 

 

Conforme la mente va madurando y siente la necesidad de lanzar hacia otra persona lo que siente indeseable, deberá tener la capacidad para diferenciar el Yo de los Otros; y también deberá poseer la conciencia de cómo se siente uno mismo.

 

Otto Kernberg

 

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