Los
espectadores palpitan las vicisitudes de Truman Burbank como si fueran propias;
viven más en él. En vivo y directo las veinticuatro horas del día, la gente
ríe con él, llora con él, sufre con él; es una vida real, no es una
telenovela.
Todo esto
ocurre en la película «The Truman Story», donde Jim Carrey interpreta a
Truman Burbank, un ejecutivo de una compañía de seguros, casado, de clase
media acomodada. Él ignora que es filmado todo el día, que todo lo que le
rodea es ficticio, y tiene un pasado que no recuerda.
Para evitar
que se marche de la isla donde reside, fue condicionado para tener miedo al
mar. Su sistema de creencias incluye el convencimiento de que goza del
estilo de vida al que todos aspiran llegar, lo cual siempre le recuerda su
mejor amigo. Tiene todas sus necesidades cubiertas, vive holgadamente,
cómodamente: una vida «perfecta».
Pero muy
dentro de Truman, se encuentra su otro «yo». Este desea ir en pos de la
aventura a las Islas del Pacífico, enamorarse de aquella joven que tanto le
atraía, vivir lo imprevisible, salir de la rutina de una vida que otros han
preparado para él.
Los cambios
comienzan a producirse una vez que Truman decide enfrentarse a sus miedos.
Empieza a descubrir el gigantesco escenario donde se desarrolla su vida y
planea la huida embarcándose a lo desconocido.
Los
productores del programa tratan de impedirlo sin resultado. Truman elige
vivir la vida que él elija y se marcha. Los espectadores del programa
aplauden la decisión al tiempo que buscan otro canal y otro héroe.
Elias
Benzadon
Alcanzar
cualquier meta implica un riesgo. Existe una ley en este planeta que se
asegura de que los resultados lleguen después de haber enfrentado ciertos
riesgos, y no al contrario. La mayor parte de las personas iniciamos nuestra
vida con una actitud muy saludable ante los riesgos.
Los niños están
siempre ansiosos de vivir aventuras. A los niños felices y saludables, igual
que a los adultos felices y saludables, les encanta vivir nuevas
experiencias y desarrollarse.
Por alguna razón,
entre los dos y los veintiocho años de edad muchas personas sufren un
dramático cambio de actitud. Les preocupa estar «seguras y a salvo». Pasan
las noches pegadas al televisor, hechizadas por las hazañas de los
superhéroes, en tanto que sus propias vidas degeneran en un desfile de años
aburridos.
Las personas que
han convertido su afición en medio de vida no pierden mucho tiempo mirando
la televisión. Vivir existencias ajenas no tiene ni comparación con vivir la
propia.
La salsa de la
vida está en desarrollar cosas nuevas, en forjar nuestra propia naturaleza.
La búsqueda de seguridad sofoca nuestra fuerza de vivir. Al amar y
preocuparnos por los demás, corremos riesgos.
Atreverse a decir
«te quiero», es arriesgado, pero la recompensa puede ser maravillosa. Ser
diferente es un riesgo, pero por otra parte implica ser uno mismo. La
Creación permanentemente nos invita a crecer, a escalar, a ser
extraordinario.
El que no
arriesga, no gana. Para ganar un dinero tenemos que correr el riesgo de
perderlo, y ganan más los que más arriesgan. Los ganadores corren más
riesgos que los perdedores. Por eso ganan tanto.
Por el mismo hecho
de arriesgarse más, los ganadores pierden más veces que los perdedores, pero
gracias a que corren riesgos tan frecuentemente, sus victorias se van
acumulando; y a los triunfadores se les recuerda por sus triunfos, no por
sus derrotas.
Tenemos una
alternativa. Esta alternativa consiste en realmente vivir o simplemente
existir. La vida es un riesgo. Así que trepémonos a las ramas para cosechar
sus frutos
Nosotros tenemos
que desarrollar la primera jugada. Mientras permanecemos al borde de las
cosas, dudando si saltar o no, el Universo asume la actitud de que no
estamos tomando las cosas en serio, y cuando nos comprometamos, recibiremos
ayuda.
En el momento en
que decimos que vamos a hacerlo, cueste lo que cueste, de una u otra manera
invocamos ese genio, poder y magia.
Todos los que
logran algo en la vida han decidido hacerlo. La persona que acomete un gran
reto es el que afirma que lo hará. Los que dicen que van a hacer su mejor
esfuerzo, o van a ver si pueden, o van a hacer el intento, probablemente
regresarán a casa antes de lo previsto. Necesitamos tomar las cosas en serio
para obtener resultados.
Tienes que
estar consciente si te has comprometido a algo, que los demás te pondrán a
prueba. Los niños ponen a prueba a sus padres todo el tiempo, con la
esperanza de no verlos caer. Todo el mundo busca a quién admirar y
secretamente esperan que ellos se mantengan firmes en su compromiso.
Cuando nos
comprometemos, con frecuencia el compromiso basta. Si estás dispuesto a
realizar cualquier cosa que sea necesaria para lograr tu meta, generalmente
no habrá necesidad de que la hagas.
Pero si tus
propósitos son tibios, probablemente serás probado hasta el límite de tu
resistencia. Para lograr todo lo que se quiere, hay que hacer todo lo que se
necesite.
Para ser felices
necesitamos mantenernos ocupados. Desatender las cosas cuesta caro. La
negligencia echa todo a perder. La única manera de que las cosas mejores es
invirtiendo esfuerzo. Nuestra actitud hacia el esfuerzo es importante.
El esfuerzo debe
hacerse porque se desea; porque es nuestro privilegio y alegría aprender,
probarnos nosotros mismos, ensayar y adquirir experiencias. El error que
comete mucha gente es trabajar sólo por los resultados finales y no por el
gusto de hacerlo. Entonces, si no obtienen los resultados deseados, se
desilusionan.
Afanarnos en
exceso por los resultados nos aparta del presente. Puede ocurrir que nos
concentremos siempre en el futuro y no en lo que estamos haciendo. Este
enfoque no nos permite gozar el momento presente. Al desligarnos de los
resultados, podemos disfrutar lo que hacemos por el hecho mismo de hacerlo.
Trabajar porque
nos gusta trabajar, eso es lo correcto. Los resultados siempre llegarán.
Necesariamente tendrán que producirse. Es una ley. Sin embargo, si los
resultados tardan en llegar o no llegan cuando tú lo esperas, no debes
permitir que ello arruine tu semana o año. Los resultados siempre llegan.
Cuando
nosotros cambiamos, las cosas cambian. Mucha gente vive con la esperanza de
que las cosas mejoren. Quisieran que todo fuera más fácil y parecen esperar
que algún día una varita mágica arreglará todo, ¡De ninguna manera! Las
cosas mejoran cuando nosotros mejoramos. Las cosas cambian cuando nosotros
cambiamos, nunca antes.
Lo que tenemos
en la vida deriva de lo que somos. Si pones todo lo que está de tu parte en
lo que haces, no evitarás los fracasos. Si te esfuerzas al máximo en
cualquier cosa que realices, no evitarás las desilusiones. ¿Entonces para
qué tomarse la molestia? Por respeto a ti mismo.
Cuando tu
filosofía personal sea que harás el máximo esfuerzo pase lo que pase,
tendrás una elevada autoestima. Perder es doloroso, pero es más penoso
cuando te das cuenta que no hiciste tu máximo esfuerzo.
Andrew Matthews
Llega alto,
porque las estrellas residen ocultas en tu alma. Sueña profundo, porque cada
sueño precede a una meta.
Pamela Vaull Starr
Ocurren
eventos sincrónicos cuando estás comprometido con cuidarte muy bien. Una
fuerza divina reside detrás de ti para apoyar tus decisiones.
Cheryl Richardson
Cuando esté verdaderamente dispuesto a
hacer todo lo necesario para lograr su objetivo, a pesar de los obstáculos
que se interpongan en su camino, su apertura le conducirá a un estado de
armonía interna que le impedirá rendirse. Estar dispuesto no significa tener
que sufrir, o tener que hacerlo todo. Con frecuencia la misma disposición ya
resulta suficiente.
Wayne Dyer
Cuesta tanto
ser íntegramente humano que muy pocos tienen el amor y el valor para pagar
el precio. Hay que abandonar en definitiva la búsqueda de seguridad y salir
en pos de la vida, aun a riesgo de ganarse el pan con las manos. Hay que
abrazar la existencia como a un ser amado.
Morris West
Un carretero conducía a sus
animales por un camino fangoso con una carga completa, cuando las ruedas de
la carreta se hundieron tanto en el lodo que los caballos no pudieron
moverla. El carretero miraba desesperado en torno, llamando a Hércules a voz
en cuello para pedirle ayuda. Al fin el dios se presentó, y le dijo:
-Apoya el hombro en la rueda,
hombre, y azuza tus caballos, y luego pide auxilio a Hércules. Si no alzas
un dedo para ayudarte a ti mismo, no esperes socorro de Hércules ni de
nadie.
El cielo ayuda a los que se
ayudan.
Esopo
Hasta que uno
se compromete hay duda, la posibilidad de retroceder siempre se queda sin
efecto, siempre es inefectiva, no siempre es adecuada la permanente falta de
efectividad. Para todo acto de iniciativa y creación, existe una ley
elemental cuyo desconocimiento mata innumerables ideas y planes espléndidos:
que en el momento en el que uno se compromete en definitiva, también la
Providencia actúa. Para auxiliarnos ocurren
todo tipo de cosas que de otra manera no hubieran sucedido. Todo un caudal
de acontecimientos derivan de la decisión, suscitándose a favor nuestro toda
suerte de incidentes, encuentros imprevistos y asistencia material, que
jamás hubiéramos imaginado que pudieran cruzar nuestro camino.
William Hutchison
Murray«The Story of
Everest»
Pierde el tiempo hoy, y mañana
será igual y pasado aún peor. Cada indecisión conlleva sus propios retrasos
y los días se pierden lamentando el tiempo perdido. ¿Estás decidido? Pues no
dejes escapar el presente, la audacia es genialidad, poder y magia en sí
misma. Basta con que te comprometas y la mente se enardecerá. ¡Empieza ya y
se realizará el trabajo!.
Johann
Goethe«Fausto»
El secreto
de ser feliz no es hacer lo que te guste, sino gustarte lo que haces.
James Barrie
Después de un
«solo» magistral de violín, se me acercó una mujer y me dijo: -¡Daría mi
vida por tocar como usted! -¡Eso fue lo que hice! –contesté sonriente.
Fritz Kreisler
¡A menos que
cambies tu forma de ser, seguirás teniendo lo que tienes!. Si alguien te
regala un millón de dólares, más te vale volverte millonario o lo perderás.
James Rohn
Hazlo y tendrás el poder, el premio a lo bien hecho es haberlo
hecho.
Ralph Waldo Emerson
Cuando avances por la vida verás un gran abismo: Salta.
No es tan grande como crees.