NECESITAS ELEGIR UN PUNTO EN LA DISTANCIA


 
 
 
 

Cuando Jacob contaba sus historias, de vez en cuando cerraba los ojos. Era como si recordara qué decir, no buscando en su mente sino evocando lo que vio. En algún lugar veía una imagen perfecta y las palabras que decía eran una descripción de esta visión.

 

-¿Qué ves cuando cierras los ojos, Jacob? –preguntó una niña.

 

-Bueno –respondió Jacob-, hubo una vez un hombre que tenía un visión y comenzó a ir en pos de ella. Otros dos vieron que ese hombre tenía una visión y comenzaron a seguirlo.

 

Con el tiempo, los hijos de los seguidores pidieron a sus padres que describieran lo que oían.

 

Pero lo que sus padres describían más bien parecían los faldones de la persona que estaba delante de ellos. Cuando los niños oyeron esto, se alejaron de la visión de sus padres, diciendo que no valía la pena seguirla.

 

Jacob se inclinó hacia la niña que le hizo la pregunta:

 

-¿Cuál es la moraleja de esta historia?

 

La niña guardó silencio.

 

-Te lo diré –dijo Jacob-: descubrimos a niños que rechazan lo que nunca experimentaron y a padres que creen en aquello que nunca experimentaron. De lo que deducimos que la pregunta no es «¿Qué veo cuando cierro los ojos?», sino «¿Qué ven ustedes cuando abren los suyos?».

 

Rabino Noah Ben Shea

 

 

Necesitas elegir un punto en la distancia y no perderlo de vista nunca. Eso te llevará directamente a la dirección a la que quieras ir. ¿Hay algo que valga la pena buscar, que lo lleve hacia donde usted quiere ir? Necesitas ver un punto lejano. No puedes mirar hacia abajo. Lo difícil es elegir la dirección, decidir hacia dónde ver y hacia dónde vale la pena ir.

 

Si definimos la dirección hacia donde dirigirnos –establecemos claramente nuestra visión- y mantenemos nuestra mirada fija en ella, tenemos muchas más posibilidades de llegar a donde queremos y ser lo que deseamos.

 

La claridad de nuestra visión puede determinar la influencia que tenemos sobre los demás y la disposición que tienen a seguirnos. Las personas efectivas de todas las épocas tuvieron una pasión por algo que movilizara, canalizara y diera significado a sus vidas.

 

Antes de que otros decidan seguirle, desearán saber hacia dónde va usted. Nuestra visión no sólo nos impulsa y nos arrastra; también puede impulsar y arrastrar a otros.

 

Podemos fijar metas que sean demasiado grandes para nosotros y durante nuestras vidas tratamos de satisfacerlas. La visión da energía y pasión a nuestra razón de vivir. Cualquiera se emociona momentáneamente por algo por lo que visión debe seguir para asegurarse de que el compromiso continúe.

 

Tendemos a encontrar lo que buscamos. Percibimos lo que miramos. Debemos crear nuevas formas de mirar, liberándonos de las antiguas formas de observar. Aquello que enfocamos es de gran importancia. Cuando se recorre un sendero estrecho, si se mira hacia las piedras, es muy posible chocar con ellas.

 

Si nos concentramos en los espacios que hay entre las rocas, no tropezaremos contra ellas. En nuestras vidas las rocas son los obstáculos con los que nos topamos. Los obstáculos son lo que vemos cuando desviamos la mirada de la meta.

 

Así, observamos, miramos y vemos cuidadosamente. Enfocamos la meta. Mantenemos en mente un fin valioso.

 

A través de la historia, la gente ha estado dispuesta a dar su vida por una visión. Su poder frente a los demás aumentará conforme se incremente su compromiso hacia algo que esté fuera de usted; se hará más claro, se intensificará.

 

Las buenas personas se sienten atraídas por las buenas ideas; es de importancia capital hallar un punto donde enlacen el entusiasmo y la posibilidad.

 

¿Si no tuviera que trabajar para vivir, a qué dedicaría su vida? ¿Si supiera que no fracasaría, qué haría con su vida? Si no se siente seguro de su visión, las respuestas a estas preguntas podrían ayudarlo a definirla. Representan su mayor esperanza y su deseo más sincero.

 

Teniendo tiempo y recursos, y careciendo de temor ¿qué haría?, ¿qué podría hacer? ¿Qué nos hace descubrir una visión que nos impulsa, que nos hace levantarnos por la mañana? ¿Qué es lo que nos hace avanzar frente a los obstáculos? ¿Hay algo que pudiera obligarle a hacer un sacrificio, renunciar a algo que quiere porque desea algo mejor? ¿Hay algo que valga eso en su vida?

 

¿De donde proviene esa visión? El proceso de formación de las visiones con frecuencia parece constar de al menos cuatro componentes: crisis, información, casualidad e intuición. Si en medio de un verdadero desafío puede meterse totalmente en el problema, debe quedar abierto a posibilidades imprevistas y aprender a escuchar en su interior; de ahí vendrá la dirección, el propósito y la visión.

 

Crisis: Las penurias económicas pueden sacarnos de nuestra comodidad y darnos el estímulo para buscar una solución. Sea cual sea la crisis, funciona como llamada de alerta. Nos obliga a examinar lo que estamos haciendo, por qué lo hacemos y cómo continuaremos. Nos vemos obligados a abrir nuestros ojos y, sin parpadear, afrontar nuestra realidad y situaciones actuales. La crisis crea la energía que necesitamos para cuestionar el status quo y avanzar. Los problemas y dificultades que afrontamos pueden ser enormemente útiles si sirven para cambiar nuestros paradigmas, para despertarnos y para hacer que movilicemos nuestros recursos y nos movamos en la dirección de nuestros sueños.

 

Información: Lo que aprendemos como resultado de ser expulsados de nuestra zona de comodidad contribuye al descubrimiento de una visión. La energía que impulsa nuestro temor puede ser canalizada hacia la curiosidad al intentar desentrañar el problema o crisis que afrontamos. No sólo estamos buscando una respuesta en esta etapa, o siquiera la respuesta; estamos trabajando para afrontar el problema de formas que quizá sean nuevas.

 

Casualidad: Contribuye a descubrir una misión; queremos saber cuáles son nuestras opciones antes de elegir un camino, pero en el proceso creamos nuevas alternativas. Es más fácil identificar nuevas posibilidades si creemos que son factibles, aun cuando en ese momento no sepamos cuáles son. Al considerar nuevas opciones, debemos estar abiertos a lo inesperado. Las soluciones con que nos encontremos tal vez no sean aquellas que soñábamos fuesen posibles. La habilidad de hacer hallazgos afortunados se observa generalmente en aquellos que buscan aventuras, sean geográficas o mentales. Si hacemos, intentamos o buscamos con una actitud positiva y una disposición para descartar lo que tenemos cuando encontremos algo mejor, tendremos más posibilidades de detectar o descubrir nuestra visión. Si no mantenemos una mente abierta durante el camino, perderemos algo que vale más o que es mejor de lo que inicialmente buscábamos. Si vamos en busca de algo que aún no existe, al menos para nosotros, no debemos darnos por vencidos demasiado pronto. Si estamos dispuestos a dejar lo conocido y aceptar lo nuevo, o ver lo antiguo de formas nuevas, tenemos más posibilidades de ver lo que otros no ven o que aún no han visto. Y lo que vemos con nuevos ojos cuando los tenemos totalmente abiertos, será la definición de nuestro propósito de ser: nuestra visión.

 

Intuición: Debemos tomar decisiones, debe llegarse a un final si las actividades y actos tienen algún enfoque, si la pasión debe ser domada y canalizada hacia resultados valiosos. La sensación vaga, imprecisa e intuitiva es distinta de la lógica y sólo parece funcionar después de que los demás componentes han sucedido. Si sólo se sienta a esperar que lleguen sentimientos cálidos e iluminadores, puede quedar bloqueado. Pero cuando estas impresiones internas llegan tras la investigación, la reflexión, la introspección y el compromiso con la apertura, puede ser una experiencia poderosa, apasionante y reafirmante. Muchos piensan que el origen de la intuición está más allá de su sensibilidad y percepción sensorial. La mayoría describe esta experiencia como algo intensamente personal, como algo que proviene de un lugar fuera de ellos, algo que quizás proviene de Dios. Hay quienes afirman que esa sensación o conciencia han  estado con ellos desde la infancia. Tal vez suceda de manera completa y pase por ciclos de gestación y de florecimiento, pero está más clara conforme se avanza. A veces esta inspiración llega en un sueño, o tras semanas o meses de reflexión e incubación mental, donde aparecen pensamientos que no quieren irse, sino que siguen interrumpiendo y desplazando a los demás, más mundanos o rutinarios.

 

Su propósito general en la vida es la visión que lo guía. Quizá no sea necesario buscar o crear crisis para encontrar una visión, pues las crisis parecen hallarnos a nosotros si estamos frente a los desafíos de la vida, sino que si se producen, recabe toda la información que pueda, esté abierto a las posibilidades anteriormente inesperadas y sea receptivo a la inspiración e intuición en sus muchas formas.

 

Tener una visión es comenzar con una creencia de lo que es posible y aquello que vale la pena buscar. Pero muchos creen en las posibilidades y sin embargo no tienen valor para avanzar hacia ellas. Esta búsqueda podría exigir que salga de las zonas confortables, alejarnos del tedio, de la mediocridad, dejar a un lado la seguridad y movernos en la dirección de nuestros sueños.

 

 Debemos estar dispuestos a correr riesgos: calculados, deliberados, con fe. Para la mayoría de nosotros, ésta es una propuesta temible. Nos sentimos más seguros si nos mantenemos con el rebaño, en la corriente, sin hacer olas, sin atraer la atención, sin desafiar, cuestionar o ir más allá de los límites. Nos sentimos más seguros si no nos acercamos a los bordes de nuestros conocimientos, experiencia o fe..

 

La disposición a tomar riesgos significa renunciar a algo más fácil en aras de algo mejor; es la voluntad de marchar sin certidumbre hacia una perspectiva incierta aunque posible, considerar las consecuencias si todo sale mal, contabilizar el costo del riesgo y el de no arriesgarse.

 

 Arriesgarse significa tomar una alternativa y aceptar las consecuencias naturales de ella, visualizar y evaluar lo peor que pudiera sucederle si no arriesga y renuncia a la confianza de un presente conocido, en aras de la fe humilde y paciente en un futuro mejor. Se trata no de saber, sino de confiar cuando no se tienen las posibilidades de conocer el resultado anticipadamente.

 

Blaine Lee


 

 

La primera tarea del líder es definir la realidad. Esto incluye no sólo saber hacia dónde vamos, sino por qué vale la pena llegar allí.

 

Max DePree

 

Los mejores deportistas están siempre impulsados por el sentido de cumplir una misión. Ésta estimula la imaginación y motiva a la gente a alcanzar mayores niveles de logros durante lapsos prolongados.

 

Charles Garfield

 

 

La vida es como una pista de obstáculos donde uno mismo es el obstáculo principal.

 

Jack Paar

 

La mejor forma de predecir el futuro es inventándolo.

 

Peter Drucker

 

Ahora lo sé. Todo hombre y toda mujer dan su vida por aquello en lo que creen; a veces la gente cree en poco o en nada. Y sin embargo, ofrendan sus existencias en aras de ese poco o nada. La vida es todo lo que tenemos; y la vivimos al creer en aquello por lo que vivimos y luego se extingue. Pero claudicar de lo que somos y vivir sin creencias es más terrible que morir, más terrible que morir joven.

 

Maxwell Anderson

 

 

En el trayecto comencé por tener una idea. No como el perfeccionamiento de algo que coincidiera con la idea preconcebida de mi vida, sino como el descubrimiento y materialización graduales de un propósito que anteriormente no conocía.

 

Joanna Field

 

 

En última instancia, su futuro no dependerá de las condiciones económicas, influencias o circunstancias externas sobre las que no tiene control. Su futuro dependerá de su propósito en la vida.

 

Albert Gray

 

 

A través de la historia, hombres y mujeres valerosos recorrieron nuevos senderos, sin otra arma que su propia visión.

 

Ayn Rand

 

 

Muchos tienen la capacidad de examinar los sucesos y las tendencias y describir su evolución futura. Sin embargo, pocos quieren arriesgarse partiendo de una visión, a menos que el estado actual sea malo. Reformar o cambiar las tácticas cuando las cosas funcionan, atendiendo a su visión del futuro, es algo que siempre requiere de mucho valor.

 

Andrew Powell

 

 

Juegue sobre seguro; de haber una receta para producir un mal futuro, es ésa. La incertidumbre es la oportunidad de hacer del mundo un lugar mejor.

 

Walter Wriston

 

 

Las personas que no corren riesgos cometen, en promedio, dos errores graves por año. Las personas que sí los corren cometen, en promedio, dos graves errores anuales.

 

Peter Drucker

 

 

Una doncella campesina por casualidad se encuentra con el juez de la aldea. Había una atracción inequívoca; ambos eran solteros y ambos pensaron en una posible vida en común. Pero la suya fue la clásica historia de amor imposible, de riesgos que no se corrieron. El juez tendría que nadar contra las corrientes de la tradición y la costumbre; la doncella debería cruzar las murallas invisibles pero reales del prejuicio. Ninguno de ellos se atreve a correr el riesgo, y así, sus vidas siguen por separado. Cada uno se casó con otro, viviendo el juez en el ambiente de la alta sociedad, hueca para él, y de servicio y pobreza la doncella. Ninguno de ellos sintió el sereno goce que pudo haber existido con su unión.

Ella volvió a tomar la carga de la vida, sólo diciendo:

-Pudo ser.

¡Ay! de la doncella, ¡ay! del juez, porque el rico se lamenta y la criada trabaja, servil. Dios se apiade de ambos y se apiade de todos nosotros que en vano recordamos los sueños juveniles. De entre todas las tristes palabras dichas o escritas, las más tristes son:

-¡Pudo ser!.

 

John Greenleaf Whittier

 
 

 

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