LA MIRADA TRANSITORIA DEL ALMA

 

Desde muy joven me interesaba el tema de la identidad. Mi identidad y la de todos aquellos a los que trataba. La identidad me parecía algo real. ¿Quién era yo? ¿Quiénes, los otros? ¿Por qué hacía yo lo que hacía? ¿Y ellos? ¿Por qué unas personas me gustaban y otras no? El análisis de las relaciones humanas se convirtió en mi mayor afición. Las relaciones que yo mantenía conmigo misma y con los demás.

De manera que, tal vez porque estaba interesada en averiguar el origen de mi propia identidad, me intrigaba pensar que yo pudiera ser algo más de lo que conscientemente creía ser. Tal vez tuviera otras identidades sepultadas en mi subconsciente, que yo podría descubrir si las buscaba.

Y es que, muchas veces, al buscar una forma de expresarme, ya fuera con el baile, la pluma o el gesto, me asombraba a mí misma sin poder explicarme de dónde procedía determinado sentimiento, recuerdo o inspiración. Yo solía atribuirlo, como la mayoría de los artistas, al nebuloso concepto del espíritu creativo, pero debo reconocer que percibía, en el fondo de mi ser, una llama que yo no podía comprender ni palpar. ¿De dónde salía aquella llama? Y, antes de ella, ¿qué había?

Las grandes verdades están ocultas, pero eso no significa que no sean ciertas. No podemos limitarnos a considerar nuestra vida aquí y ahora como si fuera la única que hemos vivido. Son nuestras vidas anteriores lo que nos ha moldeado. Nosotros somos el producto de todas las vidas que hemos vivido.

Todo lo que hacemos o decimos en nuestra vida, día a día, tiene consecuencia y lo que somos hoy es el resultado de lo que hemos hecho antes. Tenemos que recoger lo que hayamos sembrado, malo o bueno.

Todos formamos parte de una verdad, de un plan universal. Lo que importa es cómo vivimos. Si nos atenemos a este principio, seremos mejores los unos con los otros. De lo contrario, cada uno de nosotros paga las consecuencias, dentro de un plan universal. No vivimos por casualidad. La casualidad no existe. Hay un objetivo superior.

El karma significa que todos los actos de una persona revierten en ella misma, para bien o para mal. Tal vez no en la envoltura de esta vida, sino en el futuro. Y nadie está exento. Cuando morimos sólo muere nuestro cuerpo. Nuestra alma lo abandona y pasa a alojarse en la forma astral.

El alma, cualquiera que sea la forma que adopte, subsiste. Nuestro cuerpo no es más que la mirada transitoria del alma. Pero lo que cuenta es lo que hayamos hecho durante la vida. Y no importa quiénes seamos. Si causamos daño a alguien en esta vida, seremos castigados en la otra. O en la que venga después.

Mucha gente considera inaceptable el fenómeno de la canalización de un guía incorpóreo a través de un instrumento humano porque no se acuerdan de cuando ellos eran incorpóreos. La gente cree que la vida es todo lo que se ve. Que el hombre es, simplemente, cuerpo y cerebro. Pero la personalidad es algo más.

La personalidad es el aspecto intangible del consciente que se aloja en el cuerpo tan sólo durante un breve periodo de tiempo cósmico pero mucha gente no cree que ese aspecto sea real. ¿Acaso no es real el pensamiento? Y, sin embargo, ¿cómo puede demostrarse científicamente? El pensamiento es energía.

Quienes ponen en duda la existencia física de un pensamiento o de la energía del pensamiento, dudan con profundo escepticismo de su propia identidad.

Comprendí que la mayoría de las cosas que no entendemos en esta vida son las que no podemos ver. La verdad invisible es la que exige mayor esfuerzo para revelársenos. Ver no es creer, ni mucho menos. Lo que hace falta es mirar.

A todos nos mueve el deseo de averiguar la verdad, la simple verdad de conocerse a sí mismo. Y conocerse a sí mismo es conocer a Dios. La verdad es simple. Dios es la sencillez. La complejidad está en el hombre. El hombre se ha complicado a sí mismo. Pero anhela comprender, descubrir la verdad que hay detrás de toda esa complejidad.

La energía espiritual que informa nuestra vida está en todas partes. La vida es una combinación de la estructura molecular, que es toda la materia física, y la Fuente, que es energía espiritual. La forma física muere. La energía espiritual es inmortal. La energía no puede ser creada ni destruida, sino sólo transformada.

Todo es energía, pero la ciencia sólo trata de aquello que puede ver y demostrar. Es más fácil hallar propiedades moleculares que unidades de energía. Y el alma es un cúmulo de unidades de energía. Posee su propia voluntad y, cuando el cuerpo que la acompaña muere, se individualiza hasta que, por su karma, elige la nueva forma que ha de albergarla. De ahí lo que nosotros llamamos reencarnación. De ahí la vida después de la muerte. De ahí la vida antes del nacimiento.

Cuando uno muere, el alma sale flotando hacia el mundo astral; sólo que, cuando uno muere, se rompe el «cordón de plata». Y se rompe cuando el cuerpo no puede seguir manteniendo la fuerza vital. El principio es el mismo que en la proyección astral. Sólo que entonces no hay cuerpo al que regresar.

Tal vez la tragedia del género humano fuera que habíamos olvidado que cada uno de nosotros era divino. Y, si volvíamos a percatarnos de ello, podríamos desterrar el miedo de nuestra vida. Al desterrar el miedo, podríamos desterrar el odio. Y mucho más.

Si nos librábamos del miedo, nos libraríamos de la codicia, de la guerra y de la matanzas. El miedo era la raíz y el centro alrededor del cual giraba nuestra vida: miedo al fracaso, miedo al dolor, miedo a la humillación, miedo a la soledad, miedo al desamor, a nosotros mismos, a la muerte y, en definitiva, miedo al miedo.

El miedo en sí era insidioso, contagioso y nos impregnaba la vida, viniendo de un punto de lo irreal. Si podíamos comprender que nunca moriremos, que siempre habrá una oportunidad, que no hay dolor, ni humillación, ni pérdida que sea definitiva y absoluta, quizá comprenderíamos que no había nada que temer.

Podía ser que los seres humanos utilizaran su talento para la complejidad como excusa para rehuir la responsabilidad de ser aquello que nosotros comprendíamos que éramos desde el principio: básicamente, parte de lo que llamábamos «Dios» y dueños absolutos de nuestro divino potencial.

Al principio, estamos en la luz, después la luz está en nosotros y al fin nosotros y la luz somos uno.

Shirley MacLaine

 

Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que sueña tu filosofía.

William Shakespeare «Hamlet»

La lógica pura no puede proporcionarnos un conocimiento del mundo empírico; todo conocimiento de la realidad dimana de la experiencia y desemboca en ella. Las proposiciones a las que se llega por medios puramente lógicos carecen por completo de valor real.

Albert Einstein

Lo que acontece después de la muerte es tan inenarrablemente hermoso, que ni nuestra imaginación ni nuestros sentimientos alcanzan a vislumbrar un concepto, siquiera aproximado. La disolución de nuestra forma temporal en la eternidad no supone pérdida de sustancia.

Carl Jung

El secreto del mundo es que todas las cosas subsisten y no mueren sino que sólo se retiran momentáneamente de la vista para volver después.

Ralph Waldo Emerson

Todo es necesario para el desarrollo del alma. Quien hubiere penetrado en esta verdad habrá sondeado en las profundidades del Gran Misterio.

Pitágoras

El mayor error en que puede incurrir el hombre es pensar que su vida está trazada de antemano y, por consiguiente, él no puede cambiarla. Las vidas que vivimos ahora detentan la primacía y nuestra misión más importante es la afirmación de nuestra libre voluntad en relación con nuestro karma. De nosotros depende conectar espiritualmente con nosotros mismos, a fin de descubrir cuál es nuestro objetivo en la vida. Al final tendremos que rendir cuentas de cada uno de nuestros actos, de nuestra indiferencia y del mal uso que hagamos de nuestra vida y en nuestras manos está percatarnos de lo que pueden suponer esas cuentas.

Edgar Cayce

Si pudiéramos vernos a nosotros mismos y a los objetos como son realmente, tendríamos que vernos en un mundo de naturalezas espirituales, y nuestra comunión con ellas no empezó con nuestro nacimiento ni terminará con la muerte del cuerpo. En vista de la indeterminable duración del alma inmortal en la infinitud del tiempo, ¿permanecerá el alma atada para siempre a este punto de mundo-espacio, nuestra Tierra? ¿Nunca participará en una más próxima contemplación de las restantes maravillas de la Creación? ¿Quién sabe si no se le deparará conocer de cerca algún día esos lejanos globos del sistema cósmico que desde esta distancia provocan nuestra curiosidad?

Immanuel Kant

Puede hacer falta toda una vida sólo para desarrollar las virtudes que anulen los errores de una vida anterior del hombre. Las virtudes que adquirimos, que crecen lentamente dentro de nosotros, son eslabones invisibles, que unen cada existencia a las demás, existencias que sólo el espíritu recuerda, ya que la materia no tiene memoria para cosas espirituales.

Honoré De Balzac

Yo creo que la inmortalidad es el paso de un alma a través de muchas vidas y experiencias y aquellas que de verdad se viven, aprovechan y asumen, ayudan a la siguiente y cada una es más plena, más dichosa y más elevada que la anterior, llevando consigo sólo los recuerdos reales de lo sucedido anteriormente.

Louise May Alcott

Esta vida es la más importante y no hay que obsesionarse por el pasado sino concentrarse en el presente.

Sturé Johanssen «Ambres»

¿Por qué ha de considerarse increíble que la misma alma habite, sucesivamente, un número indefinido de cuerpos mortales? Incluso durante esta vida nuestro cuerpo está cambiando constantemente, aunque por un proceso de decadencia y regeneración tan gradual que se sustrae a la observación. Por lo tanto, incluso en el curso de una corta vida, todo ser humano habita en muchos cuerpos sucesivamente.

Francis Bowen

Al nacer todos los seres vienen frescos y gozosos a la nueva existencia, disfrutándola como un regalo; pero su nueva existencia es pagada por una existencia consumida ya difunta pero que llevaba en sí la semilla indestructible, de la que brota esta nueva existencia: porque son un mismo ser. Mostrar el puente entre una y otra sería ciertamente resolver un gran enigma.

Arthur Schopenhauer

Es en el amor donde hallamos no sólo el supremo valor de la vida sino la suprema realidad de la vida y del Universo todo. Mucho es lo que puede haberse olvidado en una amistad que haya durado varios años de una sola vida; muchas confidencias, muchos favores, muchas horas de felicidad o tristeza. Pero no habrán pasado sin dejar su huella en el presente. Aunque se haya olvidado, todo contribuye a forjar el amor de ahora, que no se olvida. Así, aunque todo el recuerdo del amor de una vida se borre con la muerte, su valor no se habrá perdido si ese amor es más fuerte en una vida nueva, a causa de lo que ocurrió antes.

John Ellis McTaggart

Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.

Proverbio Árabe

Lo que le falta hoy al mundo es el enlace entre el plano espiritual y el físico. Para mí, el alma es el eslabón que puede unirnos a la vida y que se ha perdido. Si todos estuvieran convencidos de que el alma no ha de morir, no tendrían tanto miedo y comprenderían por qué viven. Estoy seguro de haber estado aquí, como ahora estoy, mil veces antes, y espero volver otras mil. El hombre es el diálogo entre la Naturaleza y Dios. En otros planetas este diálogo tendrá sin duda un carácter más sublime y profundo. Lo que falta es el conocimiento del Yo. Todo lo demás vendrá después.

Johann Goethe

¿Y nuestra vida toda, desde el nacimiento hasta la muerte, con todos sus sueños, no es, a su vez, un sueño también, que nosotros tomamos por la vida real y cuya realidad no ponemos en duda sólo porque no conocemos la otra vida, más real? Nuestra vida no es sino uno de los sueños de esa vida más real, y así sucesivamente, hasta la última vida, la vida real, la vida de Dios.

Leon Tolstoi

Qué caudal de nuevas emociones puede alumbrarse aceptando la idea de que hemos existido anteriormente, descubrimos que estábamos viviendo sólo en un hemisferio, que pensábamos semipensamientos, que necesitamos una nueva fe para enlazar el pasado con el futuro sobre el gran paralelo del presente y, de este modo, completar la esfera de nuestro mundo psíquico.

Lafcadio Hearn

Para el científico que siempre se ha regido por su fe en la fuerza de la razón, la historia tiene un final de pesadilla. Después de escalar las montañas de la ignorancia, está llegando a la cumbre más alta. Y, cuando se iza sobre la última peña, es saludado por una legión de teólogos que llevan varios siglos allá sentados.

Robert Jastrow, científico de la NASA

De inmediato se hace evidente que este mundo de los sentidos, este universo externo aparentemente real, si buen puede ser útil y válido en otros aspectos, no puede ser el auténtico mundo exterior, sino la imagen del mismo proyectada por el yo. No se puede aceptar la evidencia comunicada por los sentidos como evidencia del naturaleza de la realidad definitiva.

Evelyn Underhill

Una teoría física que sólo trate de Física nunca explicarí lo que es la Física. Yo creo que, al tratar de comprender el Universo, lo que hacemos es tratar de comprender al hombre. Pienso que hoy hemos empezado a sospechar que el hombre no es un diminuto engranaje que no influye en el funcionamiento de la gran máquina sino que entre el hombre y el Universo hay un lazo más estrecho de lo que imaginábamos, el mundo físico está ligado al ser humano de un modo profundo.

Dr. John A. Wheeler, Universidad de Princeton

Lo trascendente dentro de la realidad humana es totalmente invisible, inodoro e impalpable; el noventa y nueve por ciento de la realidad sólo puede percibirse con la mente metafísica del hombre, guiada por lo que é intuye que es verdad. El hombre es mente metafísica y el cerebro no es más que el lugar en el que se almacena información. Sólo la mente metafísica del hombre es capaz de comunicarse, el cerebro no. El hombre es un microsistema de comunicaciones autónomo y la Humanidad, el macrosistema. Toda la información acerca del todo, inclusive Dios, es constantemente emitida y recibida por ondas electromagnéticas; sólo que nosotros no lo notamos porque sólo utilizamos el uno por ciento de nuestra capacidad para percibir la verdad.

Buckminster Fuller

No puedo creer ni por un momento que la vida, en su primera manifestación, tuviera origen en esta bolita insignificante que llamamos Tierra; probablemente las partículas que se combinaron para formar seres vivientes en este planeta nuestro procedían de otro lugar del Universo. Tomemos nuestro propio cuerpo, yo creo que se compone de miríadas y miríadas de infinitesimales individuos, cada uno de los cuales es una unidad vital, y que estas unidades trabajan en cuadrillas o enjambres y viven para siempre. Cuando nosotros «morimos», estos enjambres, al modo de las abejas, emigran a otra parte y siguen funcionando en otra forma o medio.

Thomas Edison

El «alma» es un concepto vago en verdad y la realidad de lo que designa no puede demostrarse. Pero el pensamiento consciente es el más evidente de todos los hechos invisibles. Los fisiólogos gustan de comparar la trama de nuestros nervios cerebrales con una red telefónica, pero pasan por alto la trascendental circunstancia de que una red telefónica no funciona hasta que alguien habla a través de ella. El cerebro no crea pensamiento, sino que es un instrumento del cual se sirve el pensamiento.

Joseph Wood Krutch

 

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