UN TESORO TE ESPERA

 

 

 

 

Un hombre que sólo busca la Luz, y deja sus responsabilidades a los demás, acaba por no encontrar la iluminación. Un hombre que mantiene sus ojos fijos en el sol acaba por quedarse ciego.

 

Dios acostumbra a actuar como el eco de nuestras acciones.

 

Los deseos negativos no te pueden causar daño alguno si no te dejas seducir por ellos.

 

Dios vive en los lugares en los que lo dejan entrar.

 

La vida en oración no significa aislamiento. El amor de Dios es tan grande que hay que compartirlo.

 

Del mismo modo que es imposible para un hombre ver su rostro en aguas turbulentas, también es imposible buscar a Dios si la mente está ansiosa con la búsqueda.

 

Las terribles consecuencias de los pensamientos negativos se notan demasiado tarde. Sin embargo, haciendo que estos pensamientos se manifiesten en el plano físico, a través del dolor, nos damos cuenta del daño que eso nos produce. Y acabamos por evitarlos.

 

Puede ser mañana, o dentro de cincuenta años, pero, tarde o temprano, vas a morir. Aunque no estés de acuerdo. Aunque tengas otros planes. Piensa cuidadosamente lo que vas a hacer hoy. Y mañana. Y el resto de tus días.

 

Aquellos que dan un nuevo paso y todavía pretenden mantener un poco de su antigua vida, acaban dilacerados por el propio pasado.

 

Por el miedo a mermar, dejamos de crecer. Por miedo a llorar, dejamos de reír.

 

Estar juntos en el mismo propósito y dejar que cada uno crezca a su manera, éste es el camino de los que desean comulgar con Dios.

 

Los niños dejan de llorar muy rápido. Eso mismo te pasará a ti, pero sólo si lloras como llora un niño.

 

Quien perdona lava y perfuma su propio corazón.

 

El miedo no es señal de cobardía. Es él que nos da la posibilidad de reaccionar con bravura y dignidad ante las situaciones de la vida. Quien siente miedo, y a pesar de ello sigue adelante, sin dejarse intimidar, está demostrando su valentía. Quien, sin embargo, se enfrenta a situaciones arriesgadas sin darse cuenta del peligro, simplemente demuestra irresponsabilidad.

 

Comprométete con la vida. Si estás vivo, tienes que sacudir los brazos, saltar, hacer ruido, reír y hablar con la gente, porque la vida es exactamente lo opuesto a la muerte. Morirse es quedarse siempre en la misma posición. Si estás muy quieto, no vives.

 

Siempre estamos muy ocupados buscando respuestas, consideramos respuestas cosas importantes para comprender el sentido de la vida. Es más importante vivir plenamente, y dejar que sea el propio tiempo el que se encargue de revelarnos los secretos de nuestra existencia. Si estamos demasiado ocupados en encontrar un sentido, no dejamos que la naturaleza actúe, y somos incapaces de leer las señales de Dios.

 

La felicidad de uno no significa la tristeza de otros.

 

Nadie conseguirá demostrar que Dios existe, o que no existe. Ciertas cosas en la vida fueron hechas para ser experimentadas, nunca explicadas. El amor es una de esas cosas. Dios, que es amor, también lo es. Dios nunca entrará por tu cabeza, la puerta que él usa es tu corazón.

 

Sólo el amor nos hace escapar. Sólo el amor a lo que hacemos transforma la esclavitud en libertad.

 

Cuidado con la soledad. Es tan viciosa como las drogas más peligrosas. Si el atardecer ya no tiene sentido para ti, sé humilde y parte en busca de amor. Piensa que, así como otros bienes espirituales, cuanto más estés dispuesto a dar, más recibirás a cambio.

 

Un sabio es aquel que, en vez de matar sus pasiones, consigue controlarlas.

 

El lenguaje de las señales está ante nosotros para enseñarnos la mejor manera de proceder. Sin embargo, intentamos distorsionar esas señales, de modo que «concuerden» con aquello que queremos hacer a toda costa.

 

Cuando el árbol está cargado de fruta, sus ramos se doblan y tocan el suelo. Así, el verdadero sabio es aquel que es humilde. Cuando un árbol no tiene frutos, sus ramas son arrogantes y altivas. Así, el loco siempre se cree mejor que su prójimo.

 

A veces nos da vergüenza de hacer el bien. Nuestro sentimiento de culpa intenta siempre decirnos que, cuando actuamos con generosidad, lo que estamos intentando hacer es presionar a los demás, «sobornar» a Dios. Parece difícil aceptar que nuestra naturaleza es esencialmente buena. Ocultamos los buenos gestos con ironía y desinterés, como si amor fuese sinónimo de flaqueza.

 

Lanzamos un sueño al mundo, pero no siempre tenemos el control sobre él. En esos momentos, es preciso saber entregárselo a Dios y rogar que, a su debido tiempo, él cumpla con dignidad su recorrido y caiga, realizado, en nuestras manos.

 

Todos los caminos van al mismo lugar. Pero escoge el tuyo, y ve hasta el final. No intentes recorrer todos los caminos.

 

Acepta el misterio de la Fe, y el universo se revelará.

 

No tengas miedo que de te llamen loco, haz algo hoy que no concuerde con la lógica que aprendiste. Altera un poco ese comportamiento serio que te enseñaron a tener. Ese pequeño detalle, por insignificante que sea, puede abrir las puertas a una gran aventura, humana y espiritual.

 

Si tienes tesoros espirituales en tu corazón, ponlos en práctica ahora. O se pudrirán.

 

Relájate un poco. No es fácil; tenemos la necesidad natural de hacer siempre lo correcto, y creemos que lo conseguiremos si trabajamos sin cesar. Es importante intentarlo, caer, levantarse y seguir adelante. Pero vamos a dejar que Dios nos ayude. En medio de un gran esfuerzo, miraremos en nosotros mismos, dejaremos que Él se revele y nos guíe. Permitámosle que, de vez en cuando, Él nos acoja en su regazo.

 

Nos queda el amor. En los momentos en los que todo lo demás es inútil, aún podemos amar, sin esperar recompensas, cambios, agradecimientos. Si conseguimos comportarnos de esta manera, la energía del amor comienza a transformar el universo a nuestro alrededor. Cuando esta energía aparece, siempre consigue hacer su trabajo.

 

La palabra consigue destruir sin pistas. Niños condicionados durante años por los padres, hombres criticados sin piedad, mujeres sistemáticamente humilladas por comentarios de sus maridos. Fieles alejados de la religión por aquellos que se juzgan capaces de interpretar la voz de Dios. Intenta ver si tú estás utilizando esta arma. Intenta ver si estás utilizando esta arma contra ti mismo. Y no permitas ninguna de las dos cosas.

 

Por un lado, sabemos que es importante buscar a Dios. Por otro lado, la vida nos distancia de Él; nos sentimos ignorados por la Divinidad, o estamos ocupados con nuestra rutina. Esto nos provoca un sentimiento de culpa: o creemos que estamos renunciando demasiado a la vida por culpa de Dios, o creemos que estamos renunciando demasiado a Dios por culpa de la vida. Esta aparente doble ley es una fantasía: Dios está en la vida, y la vida está en Dios. Basta ser consciente de ello para entender mejor el destino. Si conseguimos penetrar en la armonía sagrada de nuestra rutina, siempre estaremos en el camino correcto, y cumpliremos nuestra misión.

 

Sólo existe una cosa importante en nuestras vidas: vivir nuestra Leyenda Personal, la misión que nos ha sido destinada. Pero siempre terminamos por sobrecargarnos de ocupaciones inútiles, que acaban destruyendo nuestros sueños.

 

Las oraciones son las ramas de un árbol, cuya raíz se llama fe. Puede haber fe sin oración, pero no puede haber oración sin fe.

 

Somos seres preocupados por actuar, hacer, decidir, prevenir. Siempre estamos intentando planear alguna cosa, concluir otra, descubrir una tercera. No hay nada erróneo en ello; a fin de cuentas, así es como construimos y cambiamos el mundo. Pero forma parte de la experiencia de la vida el acto de la Adoración. Parar de vez en cuando, salir de uno mismo, permanecer en silencio ante el Universo. Arrodillarse en cuerpo y alma. Sin pedir, sin pensar, incluso sin agradecer nada. Simplemente vivir el amor silencioso que nos envuelve. En esos momentos, algunas lágrimas inesperadas, que no son de alegría ni de tristeza, pueden brotar. No te sorprendas. Es un don. Esas lágrimas están lavando tu alma.

 

Las decisiones de Dios son misteriosas, pero siempre son a nuestro favor.

 

Hay gente que se asegura mucho de estar en lo cierto en los más pequeños detalles. Nosotros mismos, muchas veces, no nos permitimos equivocarnos. Lo que conseguimos con esta actitud es el pavor a seguir adelante. El miedo a equivocarnos es la puerta que nos encierra en el castillo de la mediocridad. Si conseguimos vencer este miedo, estamos dando un paso importante hacia nuestra libertad.

 

Todo a nuestro alrededor está cambiando constantemente. Todos los días, el sol ilumina un mundo nuevo. Aquello que llamamos rutina está repleto de nuevas propuestas y oportunidades. Pero no notamos que cada día es diferente al anterior. Hoy, en algún lugar, un tesoro te espera. Puede ser una pequeña sonrisa, puede ser una gran conquista, no importa. La vida está hecha de pequeños y grandes milagros. Nada es aburrido, porque todo cambia constantemente. El tedio no está en el mundo, sino en la manera en la que vemos el mundo.

 

Paulo Coelho

 

Página Principal   Viaje interior