UN SER FORJADO EN LA CAPACIDAD DE TRIUNFAR

 

 

 

¿Cuántas veces te has preguntado por tu mayor obra?. Quizás empieces a enumerar todo lo que has hecho, innumerables cosas que has creado, difíciles de cuantificar. Pero quizás te olvides de ti mismo, ese ser que representas, que palpita dentro de ti, que has creado con cada acción día a día. Ese ser puede haber adoptado múltiples representaciones.

 

Tal vez encuentres un ser emprendedor, capaz de caer y levantarse como el cristo, que visualiza una cumbre tras otra. Tal vez encuentres un ser con un corazón de oro, muy humano, amoroso sensible, de compleja inteligencia, forjado en los avatares de la vida, con sus altos y bajos.

 

 Forjado en la fe, la esperanza, la tristeza, la alegría, el dolor, el placer. Forjado en la conquista de la vida, en la tolerancia y la comprensión, en la capacidad de poder sentir y ponerse en el lugar de otros, creando así inteligencia humana.

 

Un ser que se supera espiritualmente día a día, que cuando aguarda una meta sufre con la angustia de la espera, pero luego disfruta con la satisfacción y tranquilidad que da el logro. Un ser forjado en la capacidad de triunfar, de ser y sentir, venciendo todos los obstáculos, tropiezos y piedras del camino, venciendo a los enemigos externos e internos.

 

En muchos casos venciéndose a sí mismo, manejando sus debilidades, frustraciones y también sus fortalezas, superando así las propias limitaciones.

 

Puedes encontrar un ser que en algún momento pudo herir, odiar, tal vez sin querer; pero que te recuerda la imperfección de la condición humana, por demás perfectible. Así puedes contar ese ser, tu ser, con sus karmas, pero único, a solas contigo mismo, con tus expectativas, pródigo, profundo, maravilloso: tú y él, donde no caben interferencias, en el fondo del espíritu; fuerte, sólido, con pensamientos, sentimientos y motivaciones propias, amado, aceptado, con capacidad de perdonar, perdonarse y confiar en sí mismo. Con fuerza inspiradora para sí mismo y los otros.

 

Así puedes encontrarte con ese ser, con tu ser, sentirlo, apreciarlo, admirarlo, e inclinarte sobre él como tu mayor obra: tú mismo.

 

No hay meta sin conciencia, sin conocimiento de nosotros mismos, porque eso es lo que define y fija el rumbo por donde queremos ir. Las metas deben estar en función y ser sinónimos de que somos.

 

Si de alguna cualidad jamás se podrá despojar el ser humano, es precisamente de su humanidad. La capacidad de relación y de creación del pensamiento humanos es infinita. Aunque el individuo en determinadas circunstancias y en determinados momentos sea colocado o seleccionado para ocupar posiciones inferiores a su capacidad, esta última le permitirá tarde o temprano, más temprano que tarde quizás, llegar al lugar que por sus condiciones le corresponde.

 

Cuando en determinado momento, sentimos que hemos llegado y alcanzado lo máximo, la pregunta es, qué hacer entonces, y la respuesta es, siempre habrá una razón para vivir, un ideal por el cual luchar, un nuevo aprendizaje que adquirir.

 

La clave del éxito del ser humano estará siempre en saber superar y erradicar las adversidades del pasado, del presente y del futuro. Podemos aprender a considerar también como experiencias positivas aquellas que, inicialmente calificamos de erróneas, por creer que eran un desvío del camino, y que en el fondo ayudaron a iluminarnos el sendero.

 

La mejor actitud que puede mantener el hombre, ante cualquier situación que se le presente es la serenidad, por que si logra esto, los resultados le mostrarán posteriormente, que todo absolutamente, tiene su lógica y su razón de ser. El hombre puede aprender a controlar su mente, para evitar la consecución de cualquier objetivo no deseado.

 

Para lograr cualquier meta, podemos condicionar nuestra mente positivamente alrededor de lo que queremos alcanzar, y no dejar que las influencias negativas se apoderen de ella e interfieran en el logro de nuestros objetivos.

 

Cuando quieras algo, deséalo en forma obsesiva, ardiente, continua, grábalo en tu mente, tenlo presente minuto a minuto, lucha tenaz, férreamente por conseguirlo, persevera, ten calma, ve seguro, con paciencia; y verás que por obra divina o de la mente misma, y quizás de la forma más sorpresiva e inesperada se te concederá.

 

Sin embargo, una vez alcanzado, no permitas que nadie, por la causa que sea, te intimide y pierdas lo que tanto has anhelado.

 

El no encontrar respuestas a nuestras preguntas en el exterior, o que estas no sean satisfactorias, hace que el individuo las busque en sí mismo. La mayor conquista que puede realizar el ser humano es la de sí mismo. No hay meta sin conciencia de nosotros porque eso es lo que define el rumbo por donde queremos ir.

 

Las metas son sinónimo de lo que somos. Es importante que otros seres humanos nos descubran, pero más importante es aún que nos descubramos a nosotros mismos.

 

La factibilidad de la fe consiste en pedir, pedir, pedir a Dios, en creer, creer, creer en él; y no dejar que la ansiedad de la espera nos perturbe, sino que tengamos paciencia, porque en cualquier momento y quizás de la forma más sorpresiva e inesperada llegará lo que tanto hemos anhelado.

 

 La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. La fe es lo que permite creer que lo imposible pueda ser posible.

 

La fe verdadera consiste en no permitir la posibilidad de la duda o el temor. La fe puede ayudarnos a alcanzar nuestros sueños y metas apoyándonos en una creencia firme que puede ser la combinación en un ser superior, en nuestras capacidades y en el merecimiento al cual todos tenemos derecho como hijos del universo y de una divinidad que nos acompaña y protege.

 

Cuando trates de juzgar a tus semejantes, vuelve primero la vista sobre ti mismo, luego voltea de nuevo hacia ellos y encontrarás el mejor juicio: somos seres humanos.

 

La experiencia me ha enseñado que los triunfos más meritorios y que mayor satisfacción producen, son aquellos que han requerido del esfuerzo, el sacrificio y la perseverancia. Una de las mayores satisfacciones del ser humano, es la experimentada al momento de transitar por viejos derroteros, y alguna circunstancia le haga sentir que a su paso por allí dejó huellas e hizo camino al andar.

 

Adoptar una postura débil ante cualquier contratiempo significa caer en más y peores dificultades sucesivas. A mayor temor, mayores son los riesgos de caer en aquello a lo cual tanto le tememos.

 

Después de tanto batallar en la vida, llegamos a la conclusión que ésta es una experiencia maravillosa, que vale la pena ser vivida intensamente y tomando plena conciencia de cada uno de los momentos y procesos que experimentemos, abandonando cualquier tipo de lucha y forcejeos innecesarios.

 

Todo fluye como agua de manantial y podemos desplazarnos suave y dulcemente como burbujas del mar.

 

El ser humano debe tener cuidado porque después de hacer lo imposible algo posible, puede convertirlo de nuevo en imposible. Nos enaltecemos cuando sabemos admitir nuestros errores y perdonar a nuestros enemigos.

 

Tomamos conciencia de algo cuando fijamos la atención en aquello que hasta los momentos habíamos pasado inadvertido. Podemos aprender a mirar más allá de las apariencias. Antes esperaba que me hablaran, que me oyeran, que me dieran. Ahora busco en mí y para mí todo cuanto necesito.

 

Toma conciencia de tu misión o propósito de vida. Reflexiona sobre tus más profundos anhelos, motivaciones, inspiraciones y todo aquello que sientas que da sentido, trascendencia a tu vida. Aquello que es capaz de motorizar tu energía, de movilizarla en cuestión de segundos.

 

Logra un estado mental alerta a través de la relajación , la meditación y la respiración consciente. Así podrás percibir oportunidades que por las rutinas diarias, que hacen que nos conduzcamos de manera automática, como autómatas, no captamos.

 

Aprende a sentir profundamente; así podrás liberar y sanar energías que puedes tener bloqueadas, somatizándolas en consecuencia, como enfermedades. Siente, siente una y otra vez. Sentir es curar.

 

Visualízate con emoción alcanzado tus sueños. Siéntelos y vívelos como reales. Desarrolla cada día mayor capacidad humana. Esfuérzate por entenderte a ti mismo y a tus semejantes. Y logra la mayor empatía contigo mismo y con ellos. El mercadeo efectivo radica en juntar el ser con el hacer. Lo que tú eres y sientes con tus acciones.

 

Un líder es una persona que asume situaciones responsablemente y se caracteriza por inspirar a los demás, ser un agente de cambio, tener capacidad para hacerse oír y convencer de la necesidad del cambio, tener don de mando, creer y hacer creer a los demás en lo que se hace, estimular y reconocer los logros, hacer sentir que estos últimos pertenecen y son producto del esfuerzo de todos, mantener la sencillez, humildad y don de gente.

 

Lo que no aceptamos en nosotros, lo rechazamos en los demás. Examinar nuestras proyecciones ayuda a identificar nuestras atracciones. La proyección consiste en negar lo que está en nosotros, no nos gusta, y verlo en los demás.

 

Este mecanismo se activa con más fuerza cuanto más reprimimos y negamos el rasgo que percibimos en el otro. La proyección negativa nos hace creer que el enemigo siempre está afuera y no dentro de nosotros mismos.

 

A veces se activan nuestros mecanismos de atracción por compensación. Esto significa que buscamos en la otra persona aquello de lo cual carecemos. Esta situación es muy peligrosa. Una persona con estados de niño compulsivos puede llamar la atención y conquistar a otra muy rígida.

 

 Pero detrás de tanta frescura y simpatía en exceso, puede estar un ser incapaz de responsabilizarse y asumir relaciones estables emocionalmente.

 

Todos queremos estar con alguien, encontrar un gran amor. Sin embargo hay que entender que eso requiere cierto trabajo personal. Dejarlo que ocurra cien por ciento de manera fortuita puede implicar ciertos riesgos.

 

La identidad es lo que la persona proyecta y es absolutamente controlada por esta, mientras que la imagen es lo que la gente capta de ella. Que tu imagen sea manejada por ti, en vez de que seas manejado por ella.

 

Lo que atraes a ti, o quien se te acerca, está en relación directa con lo que proyectas. No siempre lo que nos atrae es lo que nos conviene. En aquel ser aparentemente insignificante, desapercibido ante nuestros ojos, puede estar el gran amor de nuestras vidas.

 

A veces lo rechazamos o desconocemos por considerarlo aburrido. Preferimos atarnos a alguien que nos mantenga en zozobra permanente.

 

La razón de esto puede ser que no estemos preparados para recibir al verdadero amor o sintamos de manera inconsciente que no lo merecemos. Generalmente tendemos a idealizar a la persona que aspiramos como compañera.

 

En el fondo, esa proyección es nuestra. Es una ampliación de la no aceptación propia, de sentirnos inadecuados, porque podemos estar viviendo en una insatisfacción permanente con nosotros mismos y así, nadie es aceptable para nosotros, siempre le encontramos defectos.

 

Una herramienta que podemos poner al servicio de nuestro éxito es la visualización. Una forma de emplear la visualización a favor de nuestras metas, tiene que ver con el desarrollo del lado derecho de nuestro cerebro. Imagine lo que desea obtener con la mayor precisión posible.

 

Póngale emoción a lo que está visualizando. Viva y sienta las sensaciones que le producen haber alcanzado su sueño. Una vez realizada la visualización al detalle, suéltela, olvídese de ella hasta una nueva sesión.

 

Si se empeña y persiste en estar pendiente y recordándola a cada momento, destruirá su magia y su poder. Es importante obviar el cómo y el cuando obtendrá el objetivo anhelado. Los recursos del universo son infinitos y todos somos merecedores de ellos.

 

El secreto está en relajarse, respirar, imaginar en detalle, sentir, soltar la visualización, repetirla en el momento apropiado y esperar, sin imaginar el cómo , a que se concrete la magia de su poder.

 

Nunca sueñes con algo que no seas capaz de alcanzar. Nunca te prometas o prometas a otros algo que no seas capaz de cumplir. Prográmese para triunfar. Tenga presente que usted es el artífice de su destino. Autosugestione su mente de pensamientos llenos de optimismo. Recuerde que atrae lo que es capaz de imaginar en sus pensamientos. Decrete todas aquellas cosas que aspira lograr.

 

Aprendamos a controlar nuestras emociones. Todos tenemos la capacidad de regular nuestras ideas. Podemos limpiar nuestra mente y corazones de energías negativas que sólo oscurecen el camino y evitan ver la luz de nuevos amaneceres.

 

Declaremos la guerra a la melancolía, depresiones, soltemos la ira, sepamos perdonar, abandonemos el magia genio o mal humor, la envidia y sustituyamos todas estas emociones por la sensación de paz espiritual que nos traerá salud, vitalidad, progreso y serenidad.

 

Agudice su sentido del humor, su inteligencia social o capacidad de relacionarse y comparta con amor. La vida se nos hace más llevadera cuando nos rodeamos de personas positivas y somos capaces de llamar, de traer a nuestro entorno aquellas compañías que nos llenan de plenitud, de afecto que nosotros somos capaces también de darles lo mejor de nosotros mismos.

 

Atrévase a expresar su amor por alguien. Llámelo y dígale cuán importante es para usted.

 

Desarrolle su poder de la imagen de sí mismo. Esto se traduce sencillamente en que de acuerdo a cómo nos vemos a nosotros mismos y nos valoramos, así nos valorarán los demás también. Dé gracias a Dios cada día y bendiga todas las cosas buenas que tiene. Concéntrese en éstas, en vez de estar pensando en sus carencias.

 

Tome conciencia del derecho a la felicidad que usted tiene y a merecer lo mejor de la vida para la cual las provisiones del universo son infinitas. Así que invoque a la energía universal y conviértala en su mejor aliado para alcanzar sus sueños.

 

Mantenga siempre el optimismo y nunca pierda la fe. Muéstrese compasivo y tolerante con los demás, dispuesto siempre a cooperar con sus semejantes.

 

Todos aspiramos a ganar mucho dinero, pero pocos conocen los secretos y la sabiduría necesaria para alcanzar ese objetivo. En muchas oportunidades no se concientiza que el dinero es energía y nuestros pensamientos sobre él pueden alejarlo o atraerlo. El dinero es energía que va y viene. Por lo tanto, hay que dejarlo fluir.

 

Cuando concienticemos esto, comprobaremos que vuelve a nosotros en mayores cantidades. Acepte con gratitud cualquier cantidad de dinero que reciba sin gruñir o pensar que es poca. Si desprecia ese dinero estará afectando el ciclo de dar y recibir y hay que respetar las leyes divinas del dinero y de la prosperidad.

 

Desarrolle el hábito que cuando entregue dinero tiene conciencia que aunque se va es porque recibe algo que requiere y que éste regresará y en mayor cantidad. Dejar circular el dinero es cumplir con el ciclo regular de su funcionamiento, porque permite cubrir necesidades propias y ajenas; es no estancar una energía, sino ponerla en movimiento.

 

Cuando requiera dinero lo debe desear al máximo, pero sin ansiedad, porque el afán y angustia destruye el poder y el magnetismo del pensamiento para que venga a nosotros.

 

La autoestima es un sentimiento de autoaceptación, una forma de gustarse y de respeto por sí mismo. Hay que estar alerta a las razones que producen una baja autoestima. Una persona puede ser brillante y tener una amplia autoconfianza a nivel laboral y ser un fracasado en sus relaciones sociales o familiares. Cada de uno de nosotros podemos impulsarnos a partir o desde nosotros mismos.

 

Ser nuestra propia fuerza de motivación e inspiración y a la vez, ser de esa forma fuente de inspiración para otros. A veces oímos decir a alguien que si tuviera quién lo apoyara, quién lo entusiasmara, saldría adelante; pero esa es la manera de autosugestionarnos negativamente para no hacer nada en pro de alcanzar nuestros sueños.

 

Muchos de los individuos que han triunfado es porque conocen los secretos de la autoestima y de la suficiencia para triunfar.

 

Como humanos, muchas veces en lugar de simplificar nuestras vidas, lo que hacemos es complicarlas. Frente a la preocupación, acción. No se adelante a los acontecimientos. Céntrese en el presente y despreocúpese por el futuro.

 

Cuando queremos algo o esperamos un acontecimiento importante, nos llenamos de ansiedad y expectativas.

 

Empezamos a pensar y a crear escenarios optimistas o pesimistas, que en la mayoría de los casos no se dan. Perdemos energías innecesariamente. Prepárese de la mejor manera y deje que las cosas lleguen. Entonces ya sabrá qué hacer.

 

No asuma más tareas y compromisos de lo que pueda desempeñar. No prometa lo que no sea capaz de cumplir. Deje de ser salvador y que cada quien asuma sus responsabilidades.

 

A lo hecho pecho. Asuma lo inevitable sin sentirse culpable. Nadie se muere por un amor que no le conviene. Ante una ruptura creemos que más nunca tendremos un nuevo amor. Es difícil aceptar la partida de un ser querido, pero es inevitable tener que enfrentarla en algún momento de la vida.

 

A veces, el dolor es por la culpa de no haberle expresado en vida lo que significaba para nosotros y todo nuestro afecto. Así que expresa tu amor a tus seres queridos en vida. Otra forma de sublimar el sentimiento de la pérdida o, al menos calmarlo, es recordar los momentos felices compartidos y aplicar las enseñanzas y valores que nos dejaron  como legado aquellas que ya no están con nosotros.

 

No se castigue o acicatee por algún error. Recuerde que somos humanos. A veces somos implacables con nosotros mismos. No deje que nadie violente su espacio íntimo y ritmo personal.

 

 Cuando alguien le haga una propuesta de cualquier tipo, hable con asertividad, respeto, consideración y fije condiciones. No diga sí cuando quiera decir no, a expensas de sí mismo. Eso también es autocastigarse.

 

Acepte las cosas como vienen cuando sea imposible cambiarlas. Aprenda a vivir con lo que tiene sin perder su visión de prosperidad. De gracias por eso y será feliz siempre. Vivimos postergando todo para un mañana ficticio y así podemos dejar ir lo mejor de nuestras vidas, en lugar de vivir y actuar en el aquí y el ahora.

 

No viva en función de las expectativas de los demás y de lo que otros esperan de usted. Esa es la mejor forma de anularnos como personas. No haga caso a las críticas mal intencionadas. En muchos casos son producto de seres acomplejados, envidiosos y frustrados.

 

Tenga presente que cuanto mayor sea su éxito, estará más expuesto a ellas. Así que asuma esta realidad sin reducir su autoestima.

 

Existen personas que no pueden separar su trabajo de su intimidad. Sin embargo, la posibilidad de desconectarnos de la actividad laboral y dedicarnos a nosotros mismos es fundamental para aumentar la calidad de vida.

 

Hay personas que se centran sólo en sus roles profesionales a tal punto que su personalidad la explican y proyectan no por lo que son sino por lo que hacen. Lo corta que puede ser la vida nos obliga a tratar de lograr la máxima felicidad posible y plenitud disfrutando cada momento de nuestra existencia.

 

Esta posibilidad es cierta fundamentalmente a partir de la actitud que tengamos en el día a día frente a nuestras circunstancias. De igual forma, podemos lograr esa plenitud si nos proponemos ser asertivos; es decir lograr una congruencia o combinación entre lo que pensamos, sentimos y decimos.

 

La comunicación asertiva significa expresar lo que sentimos de manera considerada con los demás, pero sin sacrificar nuestras emociones o sentimientos.

 

La aspiración del cambio hacia una vida mejor es un anhelo permanente en los seres humanos. Sin embargo, existe una contradicción entre ese sueño y su consecución, porque no hay un compromiso para lograrlo que se traduzca en acciones que lo posibiliten.

 

Es decir, queremos la transformación, pero que ésta ocurra por arte de magia, sin ninguna responsabilidad,  no asumiendo el control de nuestras vidas.

 

Vivimos aferrados a lo que consideramos seguro de manera ilusoria en todos los aspectos. Tenemos miedo a emprender cosas nuevas. Somos incapaces de ser osados, de arriesgarnos, permaneciendo así en zonas de comodidad. Así dejamos pasar múltiples oportunidades para prosperar y superarnos.

 

Si vivimos llenos de resentimientos, la convivencia se dificulta porque todas estas emociones internas las proyectaremos al exterior en cada uno de nuestros ámbitos relaciones de diferentes formas. Sea humilde. Entienda y acepte que nuestra forma de ver el mundo es tan sólo una percepción y que cada quien tiene la suya.

 

En todo caso propóngase, aunque le cueste al principio, mostrar afecto, amor. Al valorar las diferencias ya sea de personalidad o de ideas nos dignificamos a nosotros mismos y también a los demás.

 

Establezca la confianza en sus relaciones a través de la comunicación. Sea abierto y honesto. Tomemos conciencia que somos interdependientes los unos de los otros. Las personas interdependientes combinan sus propios esfuerzos con los esfuerzos de los demás para lograr el éxito de todos.

 

 Arnoldo Claret Veliz

 

 

 

Página Principal   Liderazgo