TUS PROPIAS SEMILLAS |
Mis pies se hunden en la arena tibia, caminando despacio bajo la luz rojiza que anuncia el ocaso.
Miro hacia un lado, hacia el otro, buscando pequeños guijarros, caracolas que susurran frases en mis oídos, mas no las escucho, ¿o será que no quiero escucharlas?.
Sé que me envían mensajes sublimes, mas sólo oigo el ruido de las olas, ese ir y venir. Sé que el mar también me envía mensajes, escritos en notas de susurros musicales, pero tampoco las deseo oír.
Detuve mi caminar lento y abatido, vi una hermosa piedra larga y lisa, suave como textura de seda, me senté en ella, tan sólo a pensar, ¿pensar? !No, qué va! a rumiar mi rabia, mis temores, mis miedos y mi incertidumbre; dos lágrimas afloraron a mis ojos, bajaron por mis mejillas y quedaron atrapadas en la comisura de mis labios; ese sabor acre me despertó de repente de mis ensombrecidos pensamientos, su sabor era más agrio que nunca, ¿o será que nunca lo había sentido como ahora?.
Cuando todo en nuestra mente está oscuro, todo lo que es diario y normal se convierte en diferente, el sabor de mis lágrimas no era tan acre como yo sentía, era mi actitud del momento, lo que lo hacía sentir así, todo lo quería encubrir tras la supuesta derrota. ¡Dios! cuánto puede hacer nuestra mente, cuando no vemos más allá del cúmulo de posibilidades que nos entrega el universo.
¿Será que desperté?, me dije, y en la soledad de la playa desierta y frente a ese mar inmenso, del resplandor mágico de la luna y el titilar de las estrellas, un relámpago de luz cruzó por mi mente, y como una centella aclaró mis pensamientos oscuros en pensamientos llenos de luz.
Corrí, corrí, sin parar, rauda, veloz mis pies tropezaron con palos, piedras, lodo, cuanto obstáculo estaba a mi paso o lo tropecé o lo esquivé, mis pies sangraban llenos de rasguños, mas no importaba, no dolía, sólo deseaba llegar.
Y llegué jadeante, sudorosa, cansada, me paré un instante frente a la puerta, dudé en abrirla, pero mis manos tomaron la cerradura y la puerta cedió, miré adentro, y allí estaba, allí frente a mi, colgada, inerte, allí estaba, allí estaba ella a la que un día destruí.
Sus cuerdas fuertes, se volvieron hilos en mis manos, por mi impotencia y por el dolor del momento.
Sentí que me llamaba, que la tomara entre mis brazos, que la abrazara, que mis manos recorrieran su cuerpo y mis dedos tocaran sus cuerdas, ¡qué noble es!, ella no sabe de rabias, ni de rencores, siempre está presta, para consolarme, para entenderme, para estar junto a mi.
Una dulce sonrisa se dibujó en mi boca, ¡Claro que sí, amiga mía!
¡Claro que sí compañera de mis sueños y aventuras!. ¡Claro que podemos volver a empezar, te prometo dejar atrás mi dolor, mis rabias y mis frustraciones, pues sé que cuento contigo y juntas lo lograremos.
Ahora si llegan a mi los mensajes de los guijarros, de las caracolas, los susurros del mar.
El mensaje es «la música, tu música», esa música que brota de tus cuerdas, cuando suavemente, dulcemente, no las toco con dolor, las acaricio, las mimo.
Ya no quiero imitar los acordes de Chopin o Bach, tú y yo crearemos nuestros propios acordes, que saldrán veloces al conjugar mi amor y tu amor y será mágico, será nuestro. Será propio, no tendrá imitación, ni ideas preconcebidas, fluirán solos, tú, yo y la melodía que imaginamos, que inventaremos.
Y caminamos juntas mundos de escenarios llevando a todos nuestra unión y alegría, ya tus cuerdas no son hilos rotos en mis manos, son hilos de oro que saltan felices bajo cada armonía, fusas, semi fusas, claves, corcheas, blancas, negras, partituras nuestras, tuyas y mías, Amiga mía, Guitarra mía.
Mabel Martin
No dejes apagar el fuego de tus ojos
Pon atención al cielo
Nunca se sabe lo que puede caer
No recuerdo haberte perdido de vista
Siempre bailando aquí o allá
Debí suponer que siempre andarías cerca
Siempre enseñándonos cómo eran las cosas
con tus payasadas
Y ahora no hay sitio donde encontrarte.
No sé lo que pasa cuando la gente muere
Por más que lo intento, no puedo entenderlo
Es como una canción que suena en mi cabeza
Que no puedo cantar ni dejar de oír.
Y no puedo evitar sentirme estúpido aquí llorando
Mientras te entierran
Cuando sé que tú preferirías
que estuviésemos bailando
Bailando para quitarnos la pena
Bailando.
No se puede hacer otra cosa, créeme
Sólo dar los pasos que te enseñaron
Aquellos que conociste
Hasta hacer tu propio baile
Da igual lo cerca
Que bailes de otra persona
Al final hay un baile que has de hacer solo.
Mantén un fuego para la raza humana
Deja que tus oraciones vuelen al espacio
Nunca se sabe lo que puede caer
Quizá se acerque un mundo mejor
Y así de de fácil podría desaparecer
Con cualquier sentido que hubieras encontrado.
No dejes que la duda te aparte
Sigue adelante y muéstrate alegre
Te has convertido en un bailarín
De la semilla que alguien plantó
Sigue adelante y planta
tus propias semillas.
Y en algún lugar entre
la hora de tu llegada y tu partida
Quizá haya una razón de que estuvieras vivo
Aunque nunca lo sepas.
Jackson Browne «For A Dancer»
El hombre
caminaba por la selva cuando vio una raposa lisiada.
-¿Cómo se alimentará?,
-se preguntó.
En aquel momento, se acercó un tigre con una
presa en sus fauces. Sació su hambre y dejó luego lo que había sobrado para la
raposa.
-Si Dios ayuda a la raposa, también me ayudará a
mí también, -pensó.
Volvió a su casa, se encerró, y
se puso a esperar a que Dios le diese de comer. Nada
sucedió. Cuando ya se estaba quedando demasiado flaco para salir a trabajar, se
le apareció un ángel.
-¿Por qué decidiste imitar a la raposa lisiada? –
preguntó el ángel. –¡Levántate, coge tus herramientas y sigue el camino del
tigre!
Paulo Coelho
El que pospone la hora de vivir correctamente es como el patán que espera a que el río se seque antes de cruzarlo.
Horacio
Nadie deja nada a nadie. Cada cual debe formarse su destino.
Jacinto Convit
Consideramos que una persona que tiene iniciativa se anima a hacer las cosas de manera diferente, por lo general está nadando en un mar de ideas que quiere concretar. Sabe que corre riesgos pero tiene el coraje de afrontarlos. Sabe que muchas personas no lo van a apoyar pero sigue insistiendo. Les encanta ser los primeros. No les preocupa volver a empezar las veces que haga falta. No tienen dificultades para pasar a la acción. Son creativos, cuentan con mucha imaginación y no temen inventar. Todo lo contrario, podría decirse que es el agua en la que se mueven. Tienen confianza en sí mismos y seguridad en sus resultados. Apuestan a ellos mismos todo el tiempo con la seguridad de que van a ganar. Se muestran ganadores.
Patricia Hashuel
El comienzo es la parte más importante del trabajo.
Platón
Aunque sientas el cansancio,
Aunque el error te lastime,
Aunque ignoren tus esfuerzos,
Aunque la ingratitud sea la paga,
Aunque todo parezca nada,
Vuelve a empezar.
Almafuerte