TU CEREBRO PUEDE SER TU ACTIVO MÁS PODEROSO

 

 

 

 

 

Era día de Navidad de 1937 en Whistle Stop, Alabama. Casi todo el mundo se había comprado la pistola de pistones para este día. Todo el patio olía al azufre de los pistones que hicieron estallar allí afuera, pese a que el aire era bastante frío. Todos debieron morir no menos de un centenar de veces.

 

El pequeño Dwane Kilgore, que tenía ocho años, se llevó las manos al pecho, cayó al suelo y estuvo tres minutos muriéndose. Al dar el último estertor, se levantó de un salto, sacó otra tira roja de pistones y volvió a cargar frenéticamente la pistola.

 

Muñon Threadgoode llegó de los últimos al tiroteo, salió corriendo al patio en un momento oportuno, pues todos acababan de cargar sus armas y estaban preparados. Fue a parapetarse detrás de un árbol y apuntó a Vernon Hadley  y le disparó.

 

Muñon, que había disparado toda la carga de pistones, trataba desesperadamente de volver a cargar cuando Bobby Lee Scroggins, un muchacho mayor, corrió hacia él y le disparó a quemarropa. Y antes de que tuviese tiempo de reaccionar Muñon moría pero Muñon no se resignaba así como así. Cargaba una y otra vez, y una y otra vez lo mataban.

 

Peggy Hadley, la hermana pequeña de Vernon, que iba a la misma clase que Muñon, salió y se sentó en los escalones a mirar. De pronto, a Muñon no le pareció tan divertido que siempre lo matasen a él, y trató desesperadamente de darle a alguno de ellos. Pero eran demasiados, y no podía volver a cargar lo suficientemente rápido como para protegerse.

 

¡Muerto otra vez! Pero él lo volvía a intentar. Salió huyendo a la desesperada y fue a ocultarse detrás de un grueso roble que había en el centro del patio, desde donde podía asomarse, disparar y volver a ocultarse. Ya había liquidado a Dwane con un buen disparo y estaba tratando de cazar a Vernon, cuando Bobby Lee asomó por detrás de él, parapetado tras un montón de ladrillos… Muñon giró en redondo, pero demasiado tarde. Bobby Lee llevaba dos revólveres y le vació los dos cargadores.

 

-¡Te maté! ¡Te he matado dos veces! ¡Así que muere!

 

 Y Muñon no tuvo más remedio que morirse delante de Peggy. Fue una muerte rápida y decorosa. Pero en seguida se levantó y dijo:

 

-Tengo que volver a casa por más pistones. Volveré en seguida.

 

Tenía muchos pistones, pero quería morirse de verdad. Peggy había visto cómo lo mataban una y otra vez. Al marcharse Muñon, Peggy se levantó y le gritó a su hermano:

 

-Eso es a traición. El pobre Muñon sólo tiene un brazo. Así que eso es traición. ¡Se lo voy a decir a mamá; para que te enteres, Vernon!

 

Muñon entró corriendo en su dormitorio, tiró la pistola al suelo y le pegó una patada a su tren eléctrico, estrellándolo contra la pared, furioso y llorando de impotencia. Al entrar Idgie y Ruth, se lo encontraron rompiendo el tren. Al verlas, empezó a llorar, gritando al mismo tiempo:

 

-¡No puedo hacer nada con esto!. Y empezó a pegarse en el muñon.

 

-¿Qué te pasa, cariño? – le dijo Ruth sujetándolo-.¿Qué te ha pasado?

 

-¡Todos con dos revólveres menos yo! Así no puedo ganarles. ¡Me han estado matando toda la tarde!

 

-¿Quién?

 

-Dwane, Vernon y Bobby Lee Scroggins.

 

-Pero, cariño -dijo Ruth conmovida.

 

Ya sabía ella que algún día tenía que pasar, pero no sabía qué decir. ¿Qué iba a decir? ¿Cómo se le explicaba a un niño de siete años que aquello no tenía importancia?

 

Ruth miró a Idgie en busca de apoyo.

 

Idgie se quedó un largo instante mirando a Muñon, y luego hizo que se levantase de la cama, le puso el chaquetón y se lo llevó afuera, al coche.

 

-Venga, caballero, que va a venir usted conmigo.

 

-¿Adónde?

 

-Ya lo verás.

 

Muñon estuvo todo el rato callado mientras ella conducía por la carretera del río. Al llegar, Idgie bajó del coche, abrió la verja y luego volvió a subir; cruzaron con el coche y fueron hasta una cabaña que  estaba junto al río. Al llegar allí, tocó la bocina y, al cabo de un instante, una pelirroja abrió la puerta.

 

Idgie le dijo a Muñon que se quedase en el coche, y ella bajó y fue a hablar con aquella mujer. La perrita que estaba en el interior de la cabaña saltaba como loca de contenta, brincando y meneando la cola al oírla.

 

Idgie estuvo hablando con la pelirroja unos minutos, y luego ésta volvió a la cabaña y salió con una pelota de goma que le pasó a Idgie. Al abrir la puerta de tela metálica, la perrita salió como una exhalación y casi se descoyunta de contenta al verla.

Idgie se alejó entonces un poco del porche.

 

-¡Vamos, Lady! ¡Vamos, chiquita!- dijo lanzando la pelota al aire.

 

La pequeña y blanca terrier dio un salto de más de un metro y cogió la pelota en el aire; corrió con ella hacia Idgie y se la devolvió. Entonces Idgie lanzó de nuevo la pelota hacia la casa y Lady dio otro salto, y de nuevo atrapó la pelota.

Entonces fue cuando Muñon se percató de que la perrita sólo tenía tres patas.

 

La perrita estuvo saltando y corriendo más de diez minutos sin perder el equilibrio una sola vez. Al cabo de un rato, Idgie volvió al interior a despedirse de la pelirroja.

 

Después salió, fue hacia el coche y regresaron con él por el camino hasta un recodo junto al río, donde aparcó.

 

-Muñon, quiero preguntarte una cosa, hijo.

 

-Dime.

 

-¿Te parece que la perrita se lo ha pasado bien?

 

-Sí.

 

-¿Te ha parecido contenta de vivir?

 

-Sí.

 

-¿Crees que siente lástima de sí misma?

 

-No.

 

-Bueno, pues tú eres mi hijo y te querré siempre pase lo que pase. Lo sabes, ¿no?

 

-Sí.

 

-Pero mira, no hay nada que deteste más que pensar que tienes menos sentido que esa pobre perrita coja. ¿Entendido?

 

-Entendido.

 

Fannie Flagg «Tomates verdes fritos»

 

 

No existen límites para que lo puedes hacer si crees en ti mismo. Si quieres hacer algo –y crees que puedes hacerlo- lo más probable es que lo realices. En lugar de temer las tormentas que vendrán en el futuro, las espero ansioso, convencido de que nos hacemos más fuertes enfrentando los desafíos de la vida. Vista es lo que ves con tus ojos. Visión es lo que ves con tu mente. Lo que piensas que es verdad se convierte en tu realidad.

 

Yo quería cambiar mi futuro. Para cambiar mi futuro de manera exitosa, tuve que cambiar mi manera de pensar y, como consecuencia, cambiaron también las personas con quienes pasaba el tiempo. Elige pasar tiempo con personas que comprendan y aprecien tu visión y tus metas. ¡Mejor aún, escoge pasar tiempo con personas que las compartan!

 

«No puedo comprarlo» o «¿Cómo puedo comprarlo?», son declaraciones que hacían funcionar el cerebro de mi padre rico. Lo obligaban a pensar y a buscar las respuestas. «No puedo comprarlo» invoca la tristeza. El desconsuelo que conduce a la desesperanza y, a menudo, a la depresión. «¿Cómo puedo comprarlo?» te abre las posibilidades, la emoción y los sueños. 

 

Se ha dicho que nada es tan poderoso como una idea cuyo momento ha llegado, y nada es tan dañino como alguien que sigue pensando las viejas ideas. Muchos buscan respuestas que mejoren sus vidas de alguna manera. El problema es que cuando las encuentran, no les gustan.

 

La pasión es una combinación de amor y odio. A menos que alguien sienta pasión por algo, es difícil lograr cualquier cosa. Si quieres algo, sé apasionado. La pasión le da energía a tu vida. Si quieres algo que no tienes, descubre por qué amas lo que quieres y por qué odias no tener lo que quieres. Cuando combines esos dos pensamientos, encontrarás la energía necesaria para levantarte e ir a conseguir cualquier cosa que quieras. 

 

Los ganadores no tienen miedo de perder. Pero los perdedores, sí. El fracaso es parte del proceso del éxito. La gente que evita el fracaso también evita el éxito. No es el más inteligente quien va a adelante, sino el que se atreve.

 

Siempre que sientas la carencia o la necesidad de algo, da primero lo que deseas y te será devuelto en grandes cantidades. Esto es verdadero en lo que se refiere al dinero, a una sonrisa, al amor, a la amistad… Simplemente confío en que el principio de reciprocidad es verdadero y doy lo que deseo.

 

Escuchar es más importante que hablar. Si esto no fuera cierto, Dios no nos hubiera dado dos oídos y una boca. Demasiadas personas piensan con su boca en vez de escuchar para absorber nuevas idas y posibilidades. Discuten, en lugar de preguntar.

 

Para ser exitoso, necesitas aprender a superar tu miedo a ser rechazado, y dejar de preocuparte por lo que otros dirán sobre ti. He conocido personas que se abstienen de realizar algo simplemente por lo que sus amigos podrían decir si hicieran algo diferente.

 

Las palabras son herramientas poderosas. Si deseas ser un líder, necesitas ser amo de las palabras. Tu cerebro puede ser tu activo más poderoso o puede ser tu pasivo más poderoso. Si cuando piensas empleas las palabras adecuadas en tu cerebro, te volverás muy rico. Si empleas las palabras equivocadas, tu cerebro te hará pobre. Las personas pobres usan palabras pobres y las palabras pobres crean personas pobres. Tus palabras se hacen carne.

 

Robert Kiyosaki

 

 

 

Sea paciente con todo lo que está sin resolver en su corazón y trate de amar las preguntas mismas como habitaciones cerradas y como libros escritos en lengua extranjera. No busque ahora las respuestas.

Viva las preguntas ahora.

 

Rainer Maria Rilke

 

 

Un amigo me preguntó cómo me hice científico. Le contesté que todos los días, después de la escuela, mi madre me preguntaba cómo había pasado el día. No le interesaba tanto lo que hubiera aprendido ese día pero siempre me preguntaba si ese día había hecho una buena pregunta. El hacer preguntas me hizo ser un científico.

 

Isidor I. Rabi, Premio Nobel de Física

 

 

 A la luz del episodio de Parsifal, los hombres que no dudan en interrogarse y preguntarse por la verdad y la vida adquieren súbitamente una importancia fundamental. Las cuestiones que turban los sueños y los
dramas que atormentan sus almas sostienen y nutren a una nación entera. Gracias al sufrimiento de estos extraños elegidos, la cultura de cada nación se vuelve fecunda y victoriosa, y la historia se abre camino a
través del tiempo. Los hombres viven con buena salud gracias a las preguntas que se hacen aquellos que, como Parsifal, padecen por nuestra pereza espiritual. Además, sin ellos, la naturaleza se empobrecería,
desecada por nuestra falta de inteligencia, de generosidad y de audacia. Quiero creer, como me lo ha hecho entender Parsifal, que nos encontraríamos infecundos y enfermos el día de mañana, a imagen de la vida
en el reino del Rey Pescador, si no existieran en cada país, en cada momento histórico, algunos hombres intrépidos, espíritus iluminados que se hacen la pregunta correcta.

 

Mircea Eliade

 

 

El holocausto me enseñó que la vida es un riesgo y eso me dio la confianza para arriesgarme a iniciar mi negocio. No me entusiasmo demasiado cuando las cosas están bien ni me deprimo cuando están mal. He logrado desarrollar esta disciplina ya que cuando uno ha vivido el peor día de su vida, el resto es relativo. A mi me gustan los desafíos. Me causa mucha satisfacción personal encontrar una solución y obtener resultados. Debemos tener una iniciativa interior que nos lleve a hacer cosas y disfrutar de los resultados. Lo que hacemos no debe parecernos un trabajo. Disfrutar de lo que uno hace es lo más importante.

 

William Ungar

 

 

El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia.

 

Dorris Lessing

 

 

La naturaleza usa la imaginación humana para llevar su obra creativa a alturas aún mayores.

 

Luigi Pirandello

 

 

El mayor de los disparates no es vivir haciendo cosas extrañas que la mayoría de la gente asocia con la locura, sino vivir haciendo siempre lo mismo y tener la absurda pretensión de que el resultado sea diferente.

 

Jorge Bucay

 

 

No puedo evitarlo, siento que todas las notas del universo se encuentran en mi cabeza.

 

Wolfgang Amadeus Mozart

 

 

Cuántas cosas se tacharon de imposibles antes de ser realizadas.

 

Plinio el Viejo

 

 

El autoconocimiento comienza por la autoaceptación. Acéptate y te conocerás mejor.

 

Erich Fromm

 

Cada ser es único y original; especial e irrepetible.

 

Alice Bailey

 

 

Desecha las oportunidades perdidas y empieza a crear nuevas oportunidades.

 

Og Mandino

 

 

Si el hombre se hubiera ceñido a sus limitaciones, jamás habría salido de la cueva.

 

Bertrand Russell

 

 

Hay que humillarse algo para sacar agua del torrente.

 

Carl Jung

 

 

Sólo el que escucha puede hablar.

 

Dag Hammarskjold

 

 

Los individuos que han triunfado creen en el poder de la dedicación. Los grandes triunfadores de cualquier especialidad no son necesariamente los mejores, ni los más brillantes, ni los más fuertes, ni los más rápidos, pero sí los más perseverantes.

 

Anthony Robbins

 

 

¿Por qué no consigo más si siempre me estoy esforzando? El esfuerzo que proviene del amor puede cansar, pero no quema; el esfuerzo que nace del ego se convierte en lucha, no fluye.

 

Elvira Coderch