MI VIDA NO HABRÁ SIDO EN VANO

 

 

 

 

 

 

Hace muchísimos años, vivía en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacia ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo.

 

 Muchos reyes envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir.

 

Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz. Un día llego ante él un niño y le dijo:

 

-Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz. ¿Por qué no me enseñas que debo hacer para conseguirlo?

 

El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo:

 

-A ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son mi mente y mi corazón, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.

 

 

Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfador y que de esta manera, puedan ser felices...

 

Aplica estos pasos y verás que fácil es Ser Feliz.

 

Jaime Lopera Gutierrrez

 

 

No perderé ni un momento siquiera en lamentarme por las desgracias del ayer, sus derrotas y sus sufrimientos. Viviré hoy como si fuera el último día de mi existencia. ¿Y qué haré entonces? Olvidándome del ayer, no pensaré tampoco en el mañana. ¿Por qué arrojaré el ahora detrás del quizá? ¿Puede la muerte que se producirá mañana proyectar hacia atrás su sombra y oscurecer el gozo de hoy? ¿Debo atormentarme con problemas que tal vez nunca ocurrirán? El mañana yace sepultado con el ayer. Viviré este día de mi existencia.

 

Este día es todo lo que tengo y estas horas son ahora mi eternidad. Saludo este amanecer con exclamaciones de gozo, como un preso a quien se le conmuta la sentencia de muerte. Elevo mis brazos con agradecimiento al Señor por este don inapreciable de un nuevo día.

 

Viviré este día como si fuese el último día de mi existencia. Si malgasto el hoy, destruyo la última página de mi vida. Por lo tanto no retornaré jamás.

 

Eludiré con ahínco a todo aquello que mata el tiempo. A la indecisión la destruiré con acción; sepultaré las dudas bajo la fe, y el temor lo derrotaré con confianza. Los deberes de hoy cumpliré hoy. Acariciaré a mis padres. Abrazaré a mi compañera y la besaré dulcemente; mañana ya no estará, ni tampoco yo. Hoy le prestaré ayuda al amigo necesitado; mañana ya no clamará pidiendo ayuda ni tampoco yo podré oír su clamor.

 

Viviré este día como si fuese el último de mi existencia. Y si es mi último día, será mi momento más grande. Este día haré el mejor de mi vida. Aprovecharé los minutos hasta su máximo. Lo saborearé y daré gracias.

 

Trabajaré con más ahínco que nunca y exigiré a mis músculos hasta que pidan el alivio y aún así continuaré. Haré que cada minuto sea más fructífero y fecundo que las horas de ayer. Mi último día en esta tierra deberá ser mi mejor día. Viviré este día como si fuese el último de mi existencia. Y si no lo es, daré gracias a Dios por darme una nueva oportunidad.

 

Juan Carlos Caramés

 

 

 

El éxito se debe a cuánta gente te sonríe, a cuánta gente amas y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu. Se trata de si te recuerdan cuando te vas. Se refiere a cuanta gente ayudas, a cuanta evitas dañar y si guardas o no rencor en tu corazón. Se trata de que en tus triunfos estén incluidos tus sueños. De si tus logros no hieren a tus semejantes. Es acerca de tu inclusión con otros, no de tu control sobre los demás. Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta o generoso, si amaste a la naturaleza y a los niños y te preocupaste de los ancianos. Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta. No es acerca de cuantos te siguen si no de cuantos realmente te aman. No es acerca de transmitir, si no cuantos te creen si eres feliz o finges estarlo. Se trata del equilibrio de la justicia que conduce al bien tener y al bien estar. Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser mas, no de tener más. Esto es éxito.

 

Carlos Slim

 

 

No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo eliges. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La única razón por la que eres feliz es porque tú decides ser feliz. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento.

 

Dr. Miguel Ruiz

 

Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar. El interés principal del hombre no es encontrar el placer, o evitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que ese sufrimiento tenga un sentido. 


Dr. Viktor Frankl

 

Cuando necesites un cambio en tu vida, pregúntate qué haría en dicha situación una persona feliz. Tu mente inconsciente tiene almacenadas innumerables muestras de comportamientos eficaces que superan tu manera habitual de reaccionar.

 

Joe Dispenza

 

Cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado el tiempo en el que se pudo.

 

Marie Von Ebner-Eschenbach

 

 

Soy una especie de paranoico al revés: sospecho que las personas conspiran para hacerme feliz.

 

Jerome David Salinger

 

 

Vive lo más cerca posible del arroyo por el que fluye tu vida.

 

 Henry David Thoreau

 

 

Los requisitos esenciales de la felicidad son: algo que hacer, algo que amar y algo que anhelar.

 

Joseph Addison

 

 

Si puedo impedir que un corazón se destroce, mi vida no habrá sido en vano. Si puedo calmar el dolor de una sola vida o aliviar la pena, o ayudar a un débil petirrojo a volver a su nido mi vida no habrá sido en vano.
 
Emily Dickinson

 

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