2 - LEY DEL DAR |
El universo opera por medio de un
intercambio dinámico. Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de energía
en el universo y si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia
del universo circulando en nuestra vida.
Nada es estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y constante con el cuerpo del universo; nuestra mente mantiene una interacción dinámica con la mente del cosmos; nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos.
El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia.
Esta armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través de la ley del dar. Puesto que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía es como frenar el flujo sanguíneo.
Por ello debemos dar y recibir a fin
de mantener la riqueza, la abundancia, la prosperidad o cualquier cosa que
deseamos en la vida circulando permanentemente.
En toda semilla está la promesa de
miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada; ella debe dar su
inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible
fluye para convertirse en una manifestación material.
Cuanto más demos más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. En realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es dado. Lo que no se multiplica a través del dar, ni vale la pena darse, ni vale la pena recibirse.
Si al dar sentimos que hemos perdido
algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia.
Cuando damos a regañadientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar.
Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón.
Por eso el acto de dar debe ser
alegre, la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de
dar. De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces
más.
Si deseamos alegría, démosle alegría a los otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En realidad la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.
Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en silencio a todo el mundo todas las cosas buenas de la vida. Incluso la sola idea de dar, el simple deseo, o una sencilla oración, tienen el poder de afectar a los demás.
Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su estado esencial, es un haz individual de energía e información en medio de un universo de energía e información.
Somos haces individuales de conciencia en medio de un universo consciente. La palabra «conciencia» implica mucho más que energía e información, implica una energía y una información que viven en forma de pensamiento.
Por tanto, somos haces de
pensamiento en medio de un universo pensante. Y el pensamiento tiene el poder de
transformar.
La vida es la danza eterna de la conciencia, que se manifiesta como un intercambio dinámico de impulsos de inteligencia entre el microcosmos y el macrocosmos, entre el cuerpo humano y el cuerpo universal, entre la mente humana y la mente cósmica.
Cuando aprendemos a dar aquello que
buscamos, activamos esa danza y su coreografía con un movimiento exquisito,
enérgico y vital, que constituye el palpitar eterno de la vida.
La mejor manera de hacerlo es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo. No es necesario que sean cosas materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración. En realidad, las formas más poderosas de dar no son materiales.
Obsequios como interesarse, prestar
atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se
pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en
silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de
generosidad silenciosa es muy poderosa.
Tomemos la decisión de dar en todo
lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando,
estaremos recibiendo. Cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos
milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra
capacidad de dar.
Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente prósperos porque la naturaleza provee a todas la necesidades y deseos. No nos falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las posibilidades infinitas.
Por consiguiente, debemos saber que ya somos intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero tengamos, porque la fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura, es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el amor, la risa, la paz, la armonía y el conocimiento.
Si vamos en pos de estas cosas
primero, no solamente para nosotros mismos, sino para los demás, todo lo demás
nos llegará espontáneamente.
Deepak Chopra
Este frágil recipiente lo has vaciado una y otra vez para llenarlo
eternamente de vida nueva. Esta pequeña flauta de caña la has llevado por valles
y montañas, soplando a través de ella melodías siempre nuevas. Tus dones
infinitos vienen a mí solamente en mis pequeñas manos. Pasan los siglos, y tú
continúas vertiendo, y todavía hay espacio para
llenar.
Rabindranath Tagore
Dar aporta felicidad en cada etapa de su manifestación. Experimentamos alegría al formar la intención de ser generosos, experimentamos alegría durante el propio acto de dar algo, y experimentamos alegría al recordar el hecho de haber dado.
Sharon Salzberg
Cuando amas la vida, realmente y con todas tus fuerzas, amas mucho más libremente a las personas. El amor desinteresado es el único al que puede darse el nombre de amor. Entonces, ¿por qué cuando eres tú el que amas o haces un favor, esperas una compensación? ¿No es bastante la alegría de poder amar y compartir libremente con otra persona lo que tienes?
Anthony de Mello
La abundancia no es algo que se adquiere. Es algo con lo que sintonizamos. Aquello en lo que usted piense en este preciso momento ya se está expandiendo para usted.
Wayne Dyer
Al tratar sobre los valores de creación, se está hablando de la posibilidad de dar: no se trata de dar «algo externo», sino ofrecer algo interno nuestro, producto de mi creación y trabajo, como lo dice su nombre. Sin embargo, este es sólo un primer paso. Existen, además, los valores de existencia, llamados también de recibir. A través de ellos tengo la capacidad de recibir lo que me ofrece la naturaleza y el mundo: vivencias estéticas naturales que son de Dios, o creadas por el hombre. Sin embargo, quizá la experiencia más plena es la del amor de Dios y de los demás. El encuentro yo-tu, que nos habla de la unicidad e irrepetibilidad del ser humano, del desarrollo de sus potencialidades cada vez mayores, que nos enriquecen gratuitamente. Los valores de actitud. El saber y poder dar y recibir es uno de los grandes sentidos de todo ser humano. En gran parte, está allí el proceso de madurez, ya que puede ser el camino más seguro para enfrentar con valor y dignidad el sentido de la vida. Más aún, puede ser un modelo para las personas apesadumbradas. Es el camino de la conquista suprema del espíritu humano. Es el sentido de las actitudes.
Ernesto Rage
Cuanto más tiempo se mantiene una inversión, sin recuperar nada, mayor es el beneficio final.
Ralph Waldo Emerson
El voluntariado al beneficiado le cambia el día. Al voluntario le cambia la vida. Su mayor virtud es que te ayuda a repriorizar tu escala de valores. La sociedad en la que vivimos es ególatra por naturaleza. Pensamos en nosotros mismos, buscamos objetivos para alimentar nuestro ego, los conseguimos y volvemos a empezar la carrera hacia los siguientes. El voluntariado nos puede hacer salir de ese círculo mediante algo sencillo de decir pero difícil de hacer: poner el foco en otros en lugar de en nosotros mismos.
Anxo Perez
Dios tiene dos moradas: una en el Cielo y la otra en el corazón agradecido.
Izaak Walton
Si deseas recibir, primero debes dar.
Lao-Tsé
Hacer bien a los demás no es un deber. Es una alegría, porque aumenta tu propia salud y tu propia felicidad.
Zoroastro
Cuando eres bueno para los demás, eres mejor para ti mismo.
Benjamin Franklin
La medida de un hombre no consiste en cuantos empleados tiene, sino en el número de personas a las que presta servicio.
Paul Moody
El don que no se manifiesta, al no ser ofrecido, se convierte en una pesada carga, a veces incluso en veneno, es como si el flujo de la vida se invirtiera.
May Sarton