LA MAGIA DE LO INTANGIBLE


 
 
 

Un anciano está haciendo cola para subir al autobús y un joven que está detrás de él, le pregunta:

 

-Perdone, ¿tiene fuego?

 

-¡No! –le contesta algo enfadado el anciano.

 

El joven piensa: «No me muerdas», y pide fuego a otra persona.

 

Unos minutos más tarde, el anciano que tiene delante ¡enciende un cigarrillo! Así que el joven le dice:

 

-Oiga, ¿por qué me ha dicho que no tenía fuego cuando está claro que sí?

 

-Verá usted –responde el anciano-. Si le hubiera dado fuego, es probable que usted y yo nos hubiéramos puesto a hablar. Y si nos hubiéramos puesto a hablar, es probable que hubiéramos acabado sentándonos juntos en el autobús, es probable que hubiéramos acabado conversando. Usted parece un tipo agradable y es probable que hubiera empezado a caerme bien. Y entonces, podría haberle invitado a bajarse en mi parada para venir a casa a cenar. Y si usted hubiera venido a cenar, es probable que hubiera conocido a mi hija. Y si hubiera conocido a mi hija, es probable que hubiera salido con ella. Y si hubiera salido con ella, quién sabe, una cosa lleva a la otra, y es posible que todo hubiera acabado en boda y ¡yo no quiero que ella se case con alguien que ni siquiera puede comprarse un encendedor!

 

Hanock McCarty

 

 

Lo que percibimos como materia dura es en su mayor parte espacio vacío con una estructura de energía que lo atraviesa. Esto nos incluye a nosotros. Cuando miramos esas estructuras de energía en niveles cada vez más pequeños, pueden verse resultados asombrosos; cuando rompemos pequeños aspectos de esa energía, lo que llamamos partículas elementales, y tratamos de observar cómo funcionan, el acto mismo de observación altera los resultados, como si esas partículas elementales se vieran afectadas por lo que el experimentador espera.

 

La materia básica del universo, en su núcleo, va pareciéndose a una especie de energía pura, maleable a la intención y la expectativa humanas, como si nuestra expectativa misma hiciera fluir nuestra energía en el mundo y afectara otros sistemas de energía.

 

Vemos el universo contenido en una energía dinámica única, una energía que puede sostenernos y responder a nuestras expectativas. Sin embargo vemos que hemos sido desconectados de la fuente de energía más amplia, que nos hemos desenchufado y que por eso nos sentimos débiles, inseguros y carentes.

 

Frente a esta deficiencia, los seres humanos hemos tratado de aumentar nuestra energía personal de la única manera que conocemos: intentando robarla psicológicamente a los otros; una competencia inconsciente que se halla implícita en cualquier conflicto humano en el mundo.

 

Los seres humanos se tratan con mucha violencia la cual proviene del impulso que sienten por controlarse y dominarse unos a otros. Nos preguntamos qué pasa dentro de un ser humano, qué es lo que lo lleva a controlar a otro; cuando un individuo se acerca a otra persona y entabla conversación, puede suceder que el individuo salga sintiéndose fuerte o sintiéndose débil, según lo que ocurra en la interacción.

 

En las relaciones nos mostramos tan exigentes que las estamos volviendo casi imposibles; cuando en una relación las dos partes son demasiado exigentes, cuando cada uno espera que el otro se adapte a su propio mundo y comparta siempre las actividades que elija, se produce inevitablemente una batalla de egos.

 

 

Parece que los humanos asumimos una postura manipuladora, independientemente de las singularidades de la situación o del asunto, nos preparamos para decir lo que haga falta con tal de imponernos en la conversación. Cada uno de nosotros trata de encontrar alguna forma de control para mantener así la superioridad en el encuentro.

 

Si lo logramos, si se impone nuestro punto de vista, en lugar de sentirnos débiles, recibimos un estímulo psicológico. Los seres humanos tratamos de superarnos y controlarnos unos a otros no simplemente por algún objetivo tangible del mundo exterior que tratamos de lograr, sino por el empuje que obtenemos psicológicamente.

 

Cuando controlamos a otro ser humano recibimos su energía. Nos cargamos a costa de otro y esa carga es lo que nos motiva.

 

Nos sentimos débiles y cuando dominamos a otros nos sentimos mejor. No nos damos cuenta de que esa sensación de estar mejor le cuesta caro a la otra persona. Le robamos su energía. La mayoría de la gente va por la vida buscando constantemente la energía de otro.

 

De vez en cuando encontramos a alguien que, al menos durante un tiempo, nos envía voluntariamente su energía; alguna otra persona quiere que le definamos su situación, entregándonos su energía, eso nos hace sentir con más poder, pero es un regalo que en general no dura.

 

La mayoría de las personas no son bastante fuertes como para dar energía siempre. Por eso gran parte de las relaciones acaban convirtiéndose en luchas de poder. Los seres humanos se conectan por la energía y después se pelean por quién va a controlarla. Y el perdedor es el que siempre paga las consecuencias.

 

Dominar a otros hace que el dominador se sienta poderoso e inteligente, pero absorbe la energía vital de quienes son dominados. No importa que pensemos que lo hacemos por el bien de la persona, o que son nuestros hijos y que por lo tanto deberíamos controlarlos todo el tiempo. El daño se produce igual.

 

Cuando alguien te domina físicamente, en realidad se apodera de tu mente. Esta clase de violencia psíquica se produce constantemente en la cultura humana, a menudo en personas que en otras circunstancias son personas de bien. Es consecuencia de sentirse inseguro y débil y tener que robarle la energía a otro para sentirse bien.

 

Los seres humanos estamos bloqueados en una especie de competencia por la energía de otro. Cuando conseguimos que otros acepten nuestra opinión y se identifiquen con nosotros, les quitamos su energía y eso nos hace sentir más fuertes; todos tratamos de controlarnos y manipularnos por la energía, porque sentimos que nos falta.

 

Una vez que los humanos comprendemos la lucha, de inmediato empezamos a trascender ese conflicto. Empezamos a liberarnos de la competencia por la simple energía humana porque al fin somos capaces de recibir la energía de otra fuente.

 

La comida es la primera forma de ganar energía pero para absorber totalmente la energía de los alimentos, la comida debe apreciarse, saborearse, el gusto es la puerta de entrada, hay que valorar el gusto.

 

Esa apreciación deliberada de la comida es el propósito real de la costumbre normal de dar las gracias, con el consiguiente resultado de una mayor absorción de energía de los alimentos. Una vez que la energía personal aumenta de esta forma, nos volvemos más sensibles a la energía de todas las cosas y después aprendemos a incorporar esa energía sin comer.

 

Todo lo que nos rodea tiene energía, sin embargo, cada cosa tiene su tipo especial. Por eso hay lugares que aumentan la energía más que otros, depende de cómo encaja nuestra forma con la energía de cada uno. Hay que abrirse, conectarse, usar el sentido de la apreciación, como si todo el paisaje fuera parte de uno, sentir amor por todo.

 

El amor es algo que simplemente ocurre. Usted no se obliga a amar. Deja que el amor entre en usted. Cuando apreciamos la belleza y la singularidad de las cosas recibimos energía. Cuando alcanzamos un nivel en el que sentimos amor, podemos enviar la energía de vuelta con sólo desearlo.

 

Deje que su percepción de la belleza y la iridiscencia lo guíen. Los lugares y las personas que tienen respuestas para usted le resultarán más luminosos y atractivos.

  

La percepción humana de esa energía empieza primero con una sensibilidad acentuada respecto de la belleza. La percepción de la belleza es una especie de barómetro que nos indica cuán cerca nos hallamos de percibir realmente la energía; una vez que observamos esa energía, nos damos cuenta de que está en el mismo continuum que la belleza.

 

Tal vez las cosas que percibimos como bellas sea diferentes, pero las características reales que adjudicamos a los objetos bellos son similares. Cuando algo te parece hermoso, exhibe una mayor presencia y precisión de forma e intensidad de color. Se destaca. Brilla. Parece casi iridiscente comparado con la opacidad de otros objetos menos atractivos.

 

Amar no es algo que debemos hacer para ser buenos o mejorar el mundo a partir de una responsabilidad moral abstracta o porque debemos dejar de lado nuestro hedonismo. Conectarse con la energía es sentir excitación, después euforia y después amor. Encontrar suficiente energía para mantener ese estado de amor nos ayuda a nosotros.

 

Es la cosa más hedonista que podemos hacer. El amor es una emoción de fondo que existe cuando uno está conectado con la energía disponible en el universo, la energía de Dios.

 

La transformación comienza en forma inconsciente, como una profunda sensación de inquietud. Empezamos a vislumbrar un tipo de experiencia alternativa, momentos de nuestra vida que son de algún modo diferentes, más intensos e inspiradores. Pero no sabemos qué es esa experiencia ni cómo hacerla durar, y cuando termina quedamos insatisfechos e inquietos, con una vida que vuelve a parecernos común.

 

Buscamos una mayor plenitud en nuestra vida, y no toleramos nada que nos tire abajo. Las palabras que uno suele manipular en su cabeza, en un intento por controlar lógicamente los hechos, se detienen cuando se deja de lado el drama de control.

 

Al llenarse con energía interior, entra en nuestra mente otro tipo de pensamientos, de una parte más elevada de nosotros mismos. Ésas son las intuiciones. Se sienten de otra forma. Aparecen en el fondo de la mente, a veces en una especie de ensueño o minivisión, y nos llegan de modo directo, para guiarnos.

 

 Vamos tomando conciencia de lo que buscamos en realidad, de cómo es esa otra experiencia más plena que estamos buscando la cual se produce cuando tomamos conciencia de las coincidencias que hay en nuestra vida.

 

¿Alguna vez tuviste un presentimiento o cierta intuición en cuanto a algo que querías hacer, o a una medida que quisieras tomar en tu vida? ¿Y te preguntaste cómo podía ocurrir? ¿Y después de haberlo casi olvidado para concentrarte en otras cosas, de repente te encontraste con alguien o leíste algo o fuiste a alguna parte que llevaba precisamente a la oportunidad que buscabas? .

  

Esas coincidencias se producen cada vez con mayor frecuencia y, cuando eso ocurre, nos da la impresión de que es algo que está más allá de lo que podría esperarse por pura casualidad. Es una experiencia que provoca una sensación de misterio y excitación y, por consiguiente, nos sentimos más vivos.

 

Ésa es la experiencia que hemos vislumbrado y que ahora tratamos de manifestar todo el tiempo; este movimiento misterioso es real y significa algo, de que, por debajo de la vida cotidiana, está sucediendo otra cosa.

 

Es una reconsideración del misterio inherente que rodea nuestra vida individual en el planeta. Experimentamos  esas misteriosas coincidencias , y aunque todavía no las entendamos, sabemos que son reales. Estamos volviendo a sentir, como en la infancia, que hay otro lado de la vida que todavía tenemos que descubrir, algún otro proceso que opera entre bambalinas.

 

Es una conciencia de las circunstancias misteriosas que cambian nuestra vida, la sensación de que interviene algún otro proceso. Si bien cada tanto tenemos la percepción nítida de que hay algo más en la vida, nuestra forma habitual de pensar consiste en considerar que esas ideas no son cognoscibles, y enseguida desdeñamos esa conciencia.

 

Los encuentros casuales a menudo tienen un significado más profundo, eso empieza a ocurrir una vez que comenzamos a estar atentos y conectados con la energía. Si uno puede conectarse y generar suficiente energía, empiezan a ocurrir hechos coincidentes con regularidad..

 

Estas coincidencias nos hacen sentir que hay algo más, algo espiritual, que opera debajo de todo lo que hacemos. Debemos aprender a llenarnos conscientemente de energía, porque es ella la que produce las coincidencias, y las coincidencias nos ayudan a realizar el nivel nuevo en forma permanente.

 

Cuando algo sucede más allá de la casualidad para hacernos avanzar en nuestra vida, nos convertimos en personas realizadas. Sentimos que estamos alcanzando lo que el destino nos lleva a ser. Cuando esto sucede, el nivel de energía que produjo las coincidencias está establecido en nosotros.

 

Podemos vernos despojados de él y perder energía cuando tenemos miedo, pero ese nivel sirve como nuevo límite exterior que puede recuperarse muy fácilmente. Somos una persona nueva. Existimos en un nivel de energía más alta, en un nivel de vibración más alto. Nos llenamos, crecemos, nos llenamos y volvemos a crecer. De esa forma, como seres humanos, continuamos la evolución del universo hacia una vibración cada vez más alta.

 

Cuando adquirimos suficiente energía, estamos listos para iniciar conscientemente la evolución, para hacerla fluir y producir las coincidencias que nos llevarán adelante. Iniciamos la evolución de una manera muy específica. Reunimos suficiente energía, luego recordamos el interrogante básico de cada uno en la vida, el que nos transmitieron nuestros padres, porque este interrogante nos proporciona el contexto general para nuestra evolución.

 

Luego, nos concentramos en nuestro camino descubriendo los interrogantes más inmediatos y pequeños que solemos enfrentar en la vida. Estos interrogantes siempre forman parte de nuestro interrogante más amplio y definen dónde nos hallamos actualmente en nuestra búsqueda de toda la vida.

 

Una vez que somos conscientes de los interrogantes activos en este momento, siempre obtenemos algún tipo de dirección espiritual respecto de qué hacer o adónde ir. Experimentamos presentimientos relacionados con el paso siguiente. Siempre. Los objetos vienen a nosotros, algunos pensamientos aparecen como guías.

 

Si esto no ocurre es porque tenemos en mente el interrogante equivocado. El problema en la vida no radica en recibir respuestas. El problema está en identificar los interrogantes actuales. Una vez que los interrogantes son los correctos, las respuestas siempre llegan.

 

Después de tener una intuición respecto de lo que puede pasar a continuación, el siguiente paso consiste en estar muy atentos y vigilantes. Tarde o temprano se producirán las coincidencias que nos harán mover en la dirección indicada por la intuición.

 

Los ensueños nos guían también, nos muestran una escena, un hecho, y eso es un indicio de que ese hecho podría ocurrir. Si prestamos atención, podemos estar listos para ese giro en nuestra vida. Todos tenemos muchos más de esos pensamientos de lo que creemos. Para reconocerlos, debemos ponernos en posición de observadores.

 

Cuando surge un pensamiento debemos preguntarnos: ¿Por qué? ¿Por qué se me ocurrió ahora ese pensamiento en particular?¿Cómo se relaciona con mis interrogantes vitales? Ubicarnos en esa posición de observadores nos ayuda a liberar nuestra necesidad de controlarlo todo. Nos coloca en el flujo de la evolución.

 

Las imágenes de miedo deben ser frenadas en cuanto aparecen. Entonces, hay que introducir en la mente otra imagen, con un resultado bueno. Muy pronto las imágenes negativas casi dejan de surgir. Las intuiciones se remitirán, a partir de allí, a cosas positivas.

 

Cuando después de esto, aparecen imágenes negativas, deben tomarse con mucha seriedad y no ceder a ellas. Si se te ocurre la idea de que vas a sufrir un accidente en una camioneta y viene alguien y te ofrece dar una vuelta en camioneta, no aceptes.

 

El mundo es un lugar misterioso que nos da todo lo que necesitamos si nos abrimos y recorremos el camino, después estamos listos para emprender la corriente evolucionista manteniendo firmes en la mente nuestros interrogantes actuales sobre la vida y luego buscando una dirección, ya sea a través de un sueño, un pensamiento intuitivo o la forma en que el ambiente se ilumina y se impone.

 

Juntamos energía y nos concentramos en nuestras situaciones, en los interrogantes que tenemos; luego recibimos algún tipo de guía intuitiva, una idea respecto de adónde ir o qué hacer, y luego se producen las coincidencias que nos permiten avanzar en esa dirección. Y cada vez que esas coincidencias nos conducen a algo nuevo, crecemos, nos volvemos personas más plenas, existimos en una vibración más alta.

 

Estás en la corriente de la evolución si te acuerdas de tener siempre presentes tus interrogantes y ver las respuestas no bien se presentan; ilumina la experiencia cotidiana. Hay personas todavía inconscientes que incluso pueden toparte con respuestas y ver coincidencias de manera restrospectiva.

 

Debemos partir de la base de que cada hecho tiene significado y contiene un mensaje que de algún modo corresponda a nuestros interrogantes. Esto se aplica en especial a lo que solíamos llamar «cosas malas». El desafío consiste en encontrar la parte positiva en cada hecho, no importa cuan negativo sea.

 

Todas las respuestas que misteriosamente nos llegan vienen de otras personas. La forma en que nos acercamos a las demás personas determina cuán rápidamente evolucionamos y cuán rápidamente encuentran respuesta los interrogantes de nuestra vida. Cada vez que nos cruzamos con personas en nuestro camino, hay un mensaje para nosotros. Los encuentros casuales no existen.

 

Pero la forma en que respondemos a esos encuentros determina si somos capaces de recibir el mensaje. Si sostenemos una conversación con alguien que se cruza en nuestro camino y no vemos el mensaje relacionado con nuestros interrogantes actuales, no significa que no hay mensaje. Significa solamente que, por alguna razón, lo perdimos.

 

¿Alguna vez te encontraste con un viejo amigo o conocido, hablaste un minuto y se despidieron y volvieron a encontrarse ese mismo día o la misma semana? Lo que debemos hacer en esa situación es dejar lo que nos ocupa, cualquier cosa que sea, y descubrir el mensaje que tenemos para esa persona y el que esa persona tiene para nosotros.

 

Una vez que los seres humanos captemos esa realidad, nuestra interacción se volverá menos acelerada y más resuelta y deliberada.

 

Cuando apreciamos la forma y el comportamiento de una persona, cuando de veras nos concentramos en ella hasta que su forma y sus rasgos empiezan a sobresalir y adquieren más presencia, podemos empezar a enviarle energía y elevarla. El primer paso consiste en mantener alta nuestra energía, así podemos poner en marcha el flujo de energía que nos llega, nos atraviesa y llega a la otra persona.

 

Cuanto más apreciemos su totalidad, su belleza interior, más energía fluirá en ella y, naturalmente, más fluirá hacia nosotros. Cuanto más amamos y apreciamos a los demás, más energía penetra en nosotros. Por eso amar y energizar a otros es lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos.

 

Como estás dándome más energía de la que de otro modo tendría, puedo ver cuál es mi verdad y dártela con mayor facilidad. Al hacerlo, tengo una sensación de revelación en cuanto a lo que digo. Esto te lleva a ver mi yo superior más plenamente y a apreciarlo y concentrarte en él en un nivel aún más profundo, lo cual me da a mí más energía todavía y una mayor percepción de mi verdad.

 

El universo es energía, energía que responde a nuestras expectativas. Las personas también son parte de ese universo de energía, o sea que, cuando tenemos un interrogante, aparecen las personas que tienen la respuesta.

 

Cada persona que se cruza en nuestro camino tiene un mensaje para nosotros. Si no fuera así, habrían tomado otro camino, o se habrían ido antes o después. El hecho de que estas personas estén aquí significa que es por alguna razón.

 

Hay signos que nos permiten saber con quién tomarse el tiempo de conversar cuando hablar con todos es imposible. El contacto visual repentino y espontáneo es un signo de que dos personas deberían hablar. Otro signo es un sentido de reconocimiento, ver a alguien que nos resulta familiar, pese a no haberlo visto nunca antes. Con algunas personas pertenecemos al mismo grupo de pensamiento.

 

Los grupos de pensamiento en general evolucionan siguiendo las mismas pautas de interés. Piensan igual y eso crea la misma expresión y la misma experiencia exterior. Intuitivamente reconocemos a los miembros de nuestro grupo de pensamiento, y muy a menudo nos dan mensajes.

 

 James Redfield

 

 Hoy se marchó tal como había llegado, siempre corriendo, siempre ocupada. El destino y la casualidad hizo que nos conociéramos, nuestro encuentro fue fugaz, apenas unas horas. Su mundo era musical y estaba rodeada de partituras; entrelazadas entre las notas de jazz y gospel, merodeaban los personajes de Tolkien, las notas musicales del Señor de los Anillos sonaban desde muy lejos pero al mismo tiempo muy cerca.

 

Por unas horas, bajó de los escenarios del mundo. Por unas horas, se confundió entre la multitud. Por unas horas, yo formé parte de su mundo. Por unas horas, la embajada y el parque de atracciones se confundieron en nuestra mirada.

 

Ya regresa de nuevo donde pertenece, quién sabe si la vuelva a ver, pero de algo estoy seguro, no cambiaría esos momentos ya que por unas horas, yo formé parte de su mundo.

 

 Elias Benzadon

 

 

Los seres humanos no somos algo independiente de lo que nos rodea sino elementos absolutamente interrelacionados con el entorno, que afectamos a ese entorno y que él, a su vez, nos afecta a nosotros, que nos necesitamos mutuamente  y que si estamos lo suficientemente abiertos y sensibles aprenderemos a escuchar el lenguaje del Universo en nuestra vida, a aprovechar las energías sutiles que nos rodean y a admitir la magia de lo intangible. Aprenderemos a descubrir el propósito fundamental de nuestra existencia identificando las coincidencias significativas con las que constantemente nos tropezamos.

 

Maria Pinar Merino

 

 

Las coincidencias con significado generalmente nos sorprenden. Ellas son las primeras respuestas que obtenemos cuando estamos en sintonía con la Vida, con la Inteligencia de la Naturaleza. Si proseguimos sosteniendo nuestro trabajo interior, intensamente enfocados en las coincidencias significativas, éstas aumentarán y la Belleza y la Alegría se instalarán en tu vida permanentemente porque has establecido contacto con el lenguaje olvidado que nos ofrece la Vida.

 

Marcelo Martorelli

 

 

Atribuimos gran importancia a los encuentros casuales, consideramos que cambian el rumbo de nuestra vida, pero tales encuentros jamás se hubieran producido si no nos hubiéramos preparado para ellos. Si poseyéramos aun más conciencia, semejantes encuentros nos hubiesen producido recompensas mayores; el hombre que está completamente despierto, sabe que todo «suceso» está cargado de significación. Sabe que no sólo alterará su vida sino también, eventualmente, afectará al mundo entero.

 

Henry Miller

 

 

Cuando empezamos a considerar las coincidencias como oportunidades, cada una adquiere significado. Cada coincidencia se convierte en una oportunidad para la creatividad. Cada coincidencia se convierte en una oportunidad para convertirte en la persona que el Universo quiere que seas.

 

Deepak Chopra

 

 

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