IDENTIFICARSE CON LO QUE SE VE

 

 

 

Uno puede adoptar la postura del espectador ante todo lo que sucede. Como testigo, uno se niega a identificarse con lo que ve; se es un observador distante, pasivo pero que advierte las cosas. Usted no se identifica con lo que sucede, pero lo advierte.

Cuando uno se convierte en testigo de los hechos que nos rodean, elimina la perspectiva egocentrista. Ya no lo verá en términos de cómo le afecta a usted. Se limitará a advertir lo que pasa.

No está unido al bien o al mal de lo ocurrido. Sabe que, de alguna forma misteriosa, todo forma parte del orden natural. No cuestionará a Dios. Se limitará a observar.

Libertad es lo que ofrece la posición del testigo. Libertad de estar en un aeropuerto contemplando como los demás se trastornan por la cancelación de un vuelo, mientras usted observa en silencio el comportamiento ajeno a la par que el suyo propio.

Durante la época en la que estaba aprendiendo a practicar la condición de testigo, me encontré en un avión que se vio atrapado en una turbulencia terrible. Mientras caían las mascarillas de oxigeno, el avión se sacudía con violencia y los pasajeros gritaban de pánico, yo me encontré observando el acontecimiento, incluido mi comportamiento.

Dejé que mi cuerpo se quedara allí sentado y fuera sacudido violentamente. No experimenté el más mínimo miedo. Estaba distanciado, y en consecuencia no era yo quien se hallaba en peligro, sino ese al que estaba observando. En mi corazón sabía que no podía morir, que era eterno, y desde esa eternidad observaba.

Este testigo sereno evitó que fuera presa del pánico, y pareció aliviar el miedo también en la persona que tenía sentada a mi lado.

Dr. Wayne Dyer

 

No existe realidad en ausencia de observación. La observación crea la realidad; por lo tanto, el acto de observar, por sí solo, sin ninguna otra actividad que interfiera, creará su realidad. Lo que hay ahí afuera al parecer depende en un riguroso sentido matemático así como filosófico, de lo que nosotros decidimos aquí dentro. La física moderna nos dice que un observador no puede observar sin alterar lo que ve.

Por lo tanto, aprende a entrar en contacto con tu silencio interior y sabrás que todo en esta vida tiene un motivo; no hay errores, no hay coincidencias; todos los acontecimientos son bendiciones que se nos conceden para que aprendamos de ellas.

Dentro de todos nosotros existe la dimensión eterna e inmutable de nuestro yo espiritual. Este es el yo invisible que le habla al yo físico, es el pensador de los pensamientos.

Convertirse en espectador supone un acto de amor. Nos saca del mundo de fronteras y formas y nos permite entrar en un espacio de amor puro. Si puede comenzar a observar,  ser testigo de sus reacciones, se sentirá más libre y en paz. Mediante la identificación y fusión con un pensamiento o sentimiento se impide a sí mismo ser el observador y se convierte en la experiencia misma.

Su ego retrocede cuando su yo espiritual está más íntimamente integrado en su ser. Descubrirá que esta nueva paz le llevará por las tareas de su mundo material con una mayor eficacia y productividad.

Cultivar la condición de espectador le pondrá en el sendero donde su y superior comienza a fluir sobre su ego físico en lugar de que suceda lo contrario. Dedíquele toda su atención a su yo espiritual, examínelo con amoroso cuidado y descubrirá alturas y profundidades del ser con las que no ha soñado, absorto como está en la insignificante imagen de sí mismo. 

Cuando uno es realmente capaz de creer en el dominio espiritual del espectador, entonces nada va mal porque el mal no carece de sentido para el observador. Todo tiene su orden. Nada se cuestiona desde esa perspectiva. Es como vivir en el paraíso, donde están la eternidad y el alma, al tiempo que uno se encuentra en el cuerpo físico. Pero en este espacio, el cuerpo no es el centro de la existencia.

Es la idea de que yo soy mi cuerpo lo que resulta tan calamitosa. Te ciega por completo ante tu verdadera naturaleza. Aunque sea por un momento, no pienses que eres el cuerpo. No le des ningún nombre, ninguna forma. La realidad se encuentra en la oscuridad y el silencio.

El conocimiento de uno mismo es desapego, cuando sabes que no careces de nada, que todo lo que existe eres tú y es tuyo, cesa el deseo, no perturbes tu mente con búsquedas, la mente está interesada en lo que pasa, mientras que la conciencia se interesa en la mente misma.

Todo en la vida es energía. Comprender el principio de la energía es de importancia vital para aprender a cultivar la condición de espectador; cada uno de los hechos de la vida implica intercambio de energía.

Usted guarda en sí mismo un gran cantidad de energía negativa, invisible, de la que sus sentidos no le informan en un idioma que le hayan enseñado a entender. Cualquier energía que otorgue a los acontecimientos pasados y que no esté basada en el amor incondicional es una energía que le impide conocer su yo espiritual.. 

Usted puede aplicar la condición de testigo a todo lo perturbador. El que hubiera muchos espectadores del mundo podría ayudar a crear una energía colectiva de paz. Al transformarse en testigo, no se vuelve pasivo ni indiferente. Se convierte en el observador que ve lo que sucede como lo que es, y que también ve las soluciones.

Si hace suyo el enojo de los violentos, usted se transforma en un violento más que altera la armonía del mundo. Como testigo, usted radiará la calma energía de la observación y el distanciamiento. Estas son las metas que nuestro mundo alcanzará si los que observamos como testigos logramos llevar a término una revolución espiritual.

Recopilado por Elias Benzadon

 

Si supieras quien camina a tu lado por el sendero que has escogido, el miedo sería un imposible. 

Un Curso de Milagros

 

Mires adonde mires en el campo de las ciencias, cada vez es más difícil comprender el universo sin Dios.

Robert Herrman

 

No captamos el hecho de que somos invisibles, no comprendemos el hecho de que la vida, antes que cualquiera de sus definiciones, es un drama de lo visible y lo invisible. Creemos que sólo el mundo visible posee realidad y estructura, y no concebimos la posibilidad de que el mundo interior que conocemos como pensamiento, sentimiento e imaginación posea una estructura real y existente en su propio espacio, aunque éste no sea el espacio con el que estamos en contacto a través de nuestros órganos sensoriales.

Maurice Nicoll

 

En verdad, es la vida la que da vida; mientras que tú, que te consideras un donador, no eres más que un testigo. 

Khalil Gibran

 

Algo me originó y no tenía origen; algo me pondrá fin y no tiene fin. 

Carl Sandburg

 

El Yo verdadero es el potencial innato del individuo para desarrollar  una personalidad única, la fuente de la autenticidad y de la espontaneidad. Cuando al niño le faltan cuidados adecuados por parte de los padres, éste construye un Yo secundario o falso. El Yo falso se presenta al mundo exterior como una persona sumisa y defensiva para poder proteger el Yo interior de la aniquilación psíquica.

Donald Woods Winnicott

 

 

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