ESTO SE LLAMA LIBERTAD

 
 
Ella cumplía años y esperaba vehementemente la llamada de alguien muy querido. Anochecía y ya había recibido muchas felicitaciones, menos la de Carlos, ese amigo entrañable. La cumpleañera tomó el teléfono y lo llamó:

-¡Aló!, ¡¿Carlos?!

-Sí ¿quién es?

-Yo

-¿Y quién es «yo»?

-¡Marta!

-¡Marta!, ¡qué alegría de...!

-Un momentito... Carlos, ¿sabes qué día es hoy?

-¿Hoy?, bueno, es miércoles, pero...

-¿Qué día especial?

-¿Día de la Independencia?

-No...

-¿De la Raza?

-Tampoco...

-Marta, no sé.

-Carlos, ¡hoy es el día de mi cumpleaños!

-¡Oye es verdad!, ¡se me había olvidado!

-Yo sabía, por eso llamo para recordártelo.

-Marta, quiero desearte

-No, no, no. No me felicites todavía, ahora voy a colgar y entonces me llamas tú, ¿okey?

Y así sucedió, la cumpleañera se alejó inmediatamente del teléfono y dejó que otra persona contestara; se hizo ahora la difícil.

-¡Marta! ¡Marta!, te llaman por teléfono! -gritó la mamá.

-¡¿Quién me llama?!

-¡Carlos!

-¡Aló! ¡Gracias Carlos, no esperaba menos de ti! –contestó ella satisfecha. Esa noche, la noche de su cumpleaños durmió feliz y tranquila.

Algunos convierten el día de su cumpleaños en el día de su sufrimiento o de su amargura por falta de libertad.

Cuando quieras que alguien te ame, ámalo tú primero; también acepta que te amen antes de que empieces a amar. Cuando alguien no te felicita, no es porque no te quiere sino porque se le olvidó. Olvidar no es odiar, odiar es romper una amistad o una relación y olvidar es dejar de hacer cosas que se tenían pendientes.
 
Y a cualquiera se le puede olvidar hasta las cosas y momentos más importantes. Si alguien no te ama, ámalo tú; y si alguien no te llama, recuérdaselo para que te llame. ¡Esto se llama libertad!

Padre Ricardo Bulmez
 
 
 Nuestra mente es como un magneto y, dependiendo de nuestros pensamientos, atraemos a cierto tipo de gente a nuestro mundo. Nuestros pensamientos pueden atraer personas hacia nosotros. Si crees que todo el mundo quiere abusar de ti, encontrarás personas que lo hagan. Y si consideras que la gente es amable, amigable, por alguna razón la mayoría de las veces te toparás con personas así.

La vida es un aprendizaje continuo, y una de las lecciones más importantes son las relaciones humanas. Si no aprendemos, tenemos que repetir el curso. A veces se repite el curso con la misma persona, o a veces con otra. Es fácil caer en la trampa de culpar a los demás.
 
Nadie puede hacerte infeliz sin tu consentimiento. No importa lo que hagan ni lo que digan, tú decides como reaccionar. Si somos honestos con nosotros mismos siempre elegiremos todo en la vida: amistades, trabajo, pareja, pensamientos. Así empezaremos a vivir más plenamente.

Lo que los demás piensen no es asunto tuyo. Los demás nos respetarán en la medida en que nosotros mismos nos respetemos. Para asumir el mando de nuestras vidas y vivir a plenitud, el reto es eliminar la compulsión a recibir aprobación. A fin de cuentas, no se puede más que tener la mente en paz o preocuparse por lo que piensen los demás.
 
Preocuparse por lo que opinen los demás es un hábito difícil de romper, pero no hacerlo puede acarrear resultados trágicos. Frecuentemente, personas sensatas se condenan de por vida a trabajos que detestan por esta razón.

No puedes darle gusto todo el tiempo siquiera a la mayor parte de la gente. Si lo que temes es que algunas personas puedan pensar que eres tonto, ¡despreocúpate! ¡Seguramente ya lo piensan! Puedes lograr lo que desees siento tú mismo. No tienes que complacer a todo el mundo.
 
Las personas deben respetar tu manera de ser y aceptarte tal y como eres. Sin perder el respeto por los demás, debes ser sincero contigo mismo. Si la gente no está de acuerdo con tus ideas y tu estilo de vida, es asunto de ellos, no tuyo.

Una de las características de las personas con decisión y seguras de sí es que no dan explicaciones, simplemente hacen lo que hacen. Necesitamos pensar y actuar de manera más independiente y sentirnos realizados sin tener que dar explicaciones de todo lo que hacemos a nuestros parientes, amigos y vecinos.
 
Vive como tú prefieras; dedica tu tiempo a lo que mejor te parezca. Si decides ofrecer explicaciones, hazlo porque deseas compartir tus pensamientos con otra persona y no porque necesites de aprobación.

Somos felices en la medida que creemos controlar nuestras circunstancias; y asumir el control de nuestra vida frecuentemente implica decir «no». La única manera de escapar al sentimiento de culpa que otros te infunden es convertirte en tu propio juez.
 
 Rehúsate a atarte a sus conceptos. Saca tus propias conclusiones y prepárate a pregonarlas. Para obtener lo que deseas, debes ser más tenaz que la otra persona, establece lo que deseas y no dejes que te desvíen. Para decir «no» con buenos resultados, debes ser capaz de sostener un punto de vista contrario y no sentirte culpable por ello.
 
Una vez que sepas decir «no» sin experimentar sentimientos de culpa, asumirás un mayor control sobre tu vida y podrás vivir más felizmente con otras personas y contigo mismo.

Recuerda que a la gente le gusta la fortaleza y espera respeto. También requiere de espacio. Para atraer a los demás tenemos que interesarnos en ellos. Cuando nos interesamos, nos olvidamos de nosotros mismos. La gente te admira cuando defiendes tu postura, aunque pueden no estar de acuerdo con tu causa.

Siempre que admitimos nuestros sentimientos y confesamos nuestro amor a los demás, corremos riesgos. Se necesita valor. Nuestros seres queridos necesitan que les digamos que los queremos. Necesitan estar seguros de ello.
 
Un tipo preguntó en alguna ocasión:
 
-¿Cuál es el mejor momento para decir a tu esposa que la quieres?
 
La respuesta es:
 
-Antes de que otro se lo diga.

La mayoría de las personas necesitamos momentos de soledad para aclarar la mente, procesar pensamientos, formular estrategias, estar con la naturaleza, ubicar las cosas en perspectiva. A veces necesitamos estar solos únicamente para extrañar a ciertas personas y quererlas de nuevo.

Las personas maduras no se molestan ante las observaciones desagradables de los demás. Sólo la gente insignificante hace comentarios desagradables; solamente las personas insignificantes se sientes aludidas. Sé grande.

Cuando la gente nos contradice, afloran nuestras inseguridades. Tendemos a reaccionar. Pero si renunciamos al vicio de pensar que todo el mundo debe ver las cosas a nuestro modo, no habrá necesidad de discutir.
 
En cuanto dejemos de querer imponer nuestros puntos de vista, ellos dejarán de imponer los suyos. No puedes darle gusto a todo el mundo todo el tiempo. Puedes ocupar tu tiempo en cosas mejores que tratar de persuadir a los demás en contra de tu voluntad. Déjalos creer lo que quieran.

Pretendemos que los demás nos respeten insistiendo que tenemos razón, y lo que logramos es justamente lo contrario. Tememos perder el respeto de los demás al admitir que nos hemos equivocado y, no obstante, con ello frecuentemente nos lo ganamos.
 
Siempre que estamos dispuestos a admitir nuestras equivocaciones, la gente admira nuestro valor y nos trata con compasión; sin embargo, la mayoría de las veces detestamos admitir nuestros errores.
 
Es lógico afirmar que si todo el mundo quiere tener razón y tú estás dispuesto a reconocer a veces que los demás la tienen, te apreciarán por ello. Decir a los demás que se equivocan es una excelente forma de hacerse enemigos. Admitir que te equivocaste, puede ser una gran forma de iniciar una amistad.

Si la vida es un juego, hagamos que la gente conozca las reglas. Para facilitarnos la vida a corto plazo, tenemos que ser serios y demostrar fortaleza. Las personas no se comprometen a menos que ellas mismas establezcan el compromiso.
 
A veces no deseamos pedir a alguien que se comprometa por temor a que se rehúse. Esa es una señal de debilidad nuestra. Si las cosas no mejoran, significa que vivimos sin aprender.

Las buenas maneras implican modestia más que ostentación. No se trata de competir, se trata de estar consciente de que no tienes que demostrar nada.

Tu reto en la vida es ser honesto contigo mismo. La paz mental deriva de un cambio de actitud, no de las circunstancias. El hecho de no juzgar a nadie no implica que todo el mundo deba parecerte agradable, o que no tengas preferencias; significa adoptar una actitud que te permite estar en paz con quienes te rodean.

Si intentas denodadamente cambiar a la gente, ella te aborrecerá. Ámate a ti mismo y quiere a los demás lo bastante como para dejarlos en paz, y ocúpate de tus propios asuntos.

Andrew Matthews
 

¡Uno de estos días le diré a mamá cuánto la quiero! Pero esas cosas no se dicen así como así, hay que esperar el momento oportuno. Si se accidentara en el auto o se pusiera muy enferma o algo así, ¡entonces se lo diría!
Pero si no ocurre una tragedia, creo que jamás se lo diré. Y si ocurre una tragedia, entonces probablemente será ¡demasiado tarde!

Jaime Lopera Gutiérrez
 

Recurriendo a mi diestro manejo del lenguaje, guardé silencio.

Robert Benchley
 
 
Cualquier hombre puede cometer errores, pero sólo un idiota persiste en su error.

Cicerón

 

Todo camino es sólo un camino, y no hay afrenta alguna para uno mismo ni para los demás en abandonarlo si es eso lo que te dicta tu corazón.

Carlos Castaneda

 
 
Debe haber otra forma de ir por la vida que no sea el ser empujado por ella pateando y gritando.
 
Hugh Prather
 
 
Ser grande es ser incomprendido.

Ralph Waldo Emerson
 
 
Las palabras pueden reemplazar a los actos pero también es cierto lo contrario: los actos no pueden sustituir a las palabras.

Jim Rohn
 
 
Sé más sabio que los demás, si puedes, pero no se los hagas saber.

Lord Chesterfield


Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.

Antoine de Saint-Exupery
 

Únicamente viviendo de verdad se puede adquirir experiencia, y vivir de verdad quiere decir moverse por uno mismo. Si yo no me muevo serán los otros quienes me muevan y me vivan.

Hans-Jürgen Regge

 

Precisamente hoy no te irrites.

Precisamente hoy no te preocupes.

Trabaja con honradez.

Intenta ser amable con quienes te rodean.

Agradece los abundantes dones.

 

Mikao Usui

 
En las relaciones humanas, la tragedia comienza no cuando no se interpretan las palabras, sino cuando no se interpreta el silencio.


Henry David Thoreau
 

Quiero ser para ti como un puente sobre un río.
De este lado, tu hoy. Del otro lado, tu mañana.
Entre ambas orillas, el río de la vida.
A veces está calmo, otras turbulento; 
algunas veces, traicionero; otras profundo y barroso. 
Es necesario atravesarlo. 
No soy Dios ni pretendo jugar a ser Dios. 
Sólo Él puede llevarte con seguridad a la otra orilla. 
Pero sí quiero ser el puente 
que haga más fácil tu trayecto.

Padre Zezinho
 

El amor es la llave. El amor abre todas las puertas. ¿Por qué no usar la llave? Gírala y ve lo que ocurre.

Eileen Caddy
 

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