EL PODER DEL CONTACTO

 

 

 

 

 

 

 

 

Un niño de tres años fue dejado al cuidado de una niñera mientras sus padres estaban fuera cenando. Cuando volvían a casa desde el restaurante, los padres del niño murieron trágicamente en un accidente automovilístico.

 

El niño, sin más, fue sacado de su casa por el Departamento de Servicios Sociales e ingresado en una casa-cuna. Nunca más volvió a ver a sus queridos padres y, además, era demasiado pequeño para tener conciencia de lo que había sucedido.

 

Su comportamiento en la casa-cuna dejaba mucho que desear. Mojaba la cama, gritaba, se peleaba con los otros niños y se convirtió en un serio problema para el establecimiento. Esto dio lugar a que fuese de casa-cuna en casa-cuna. Y sucedió algo notable: el niño dejó de crecer.

 

En los cuatro años que siguieron continuó dando guerra en todos los establecimientos que los que estuvo y, a sus siete años, presentaba la misma estatura que tenía a los tres.

 

Entonces sucedió algo maravilloso. Una entrañable pareja conoció al niño en una de las casas-cuna y decidieron adoptarlo. Se lo llevaron a casa y comenzaron a dispensarle multitud de cuidados y a llenarlo de calor y afecto.

 

Lo cogían en brazos, le hablaban, lo sacaban a pasear y le expresaban un cariño y una aceptación incondicionales. Lo abrazaban, lo besaban y lo cogían de la mano.

 

A las pocas semanas, el niño comenzó a crecer de nuevo. No habían transcurridos nueve meses, cuando ya tenía la estatura y el peso propios de un niño de cuatro años. Y cuando se cumplía un año de estar con sus nuevos padres, tenía el peso y la estatura normales de su edad.

 

Grupo Paidós

 

 

Para llegar a criar niños de bien hay que otorgar una gran consideración a la cantidad de cariño que estos niños reciben. Los niños necesitan cariño como las flores el agua. Nunca se le da demasiado cariño a un niño. La línea vital de la salud física y espiritual del niño pasa por una corriente continua de amor y apoyo por parte de sus padres.

 

Casi todos los problemas de los niños pueden achacarse a la percepción que éstos tienen de no ser queridos y aceptados por uno o ambos padres. La falta de afecto, ya sea real o imaginaria, tiene serias consecuencias.

 

Los adultos con problemas psíquicos suelen ser personas que de niños no recibieron suficiente cariño de sus padres. La privación de cariño es seguramente el más serio revés que un niño pueda tener en sus años de formación.

 

La clave para criar niños de bien es proporcionarles una incesante corriente de amor y aceptación incondicionales. Procurad que vuestro hijo tenga claro que nada de lo que él haga será suficiente motivo para que dejéis un ápice de quererlo. El más valioso regalo que puedes darle a tu hijo es la absoluta seguridad de que le quieres sin reservas por encima de lo que él haga o de lo que suceda.

 

Cada vez que tenga que reprender o corregir a uno de sus hijos, puede empezar diciéndole que lo quiere mucho, pero que tiene que dejar de hacer esto o lo otro o de comportarse de tal o cual manera. Siempre procure poner muy en claro que lo que le desagrada es la conducta, no el niño, y entrenar a sus hijos para que comprendan esto perfectamente.

 

Cuanto más grandes y más maduros se vayan haciendo los niños, más sutiles serán las formas que tengan de preguntar si los quieren. La respuesta siempre tiene que ser la misma. Los buenos padres son aquellos que siempre contestan a esta pregunta asegurándole al hijo de todas las maneras posibles que efectivamente si le quieren.

 

Si quieres criar adecuadamente a tus hijos, diles que les quieres todos los días de tu vida. Nunca te excederás en decirle a un niño que le quieres incluso aunque él pretenda darte a entender que no necesita escucharlo.

 

Cada vez que un niño escucha un «te quiero» de sus padres, se siente más seguro y confiado. Su autoestima aumenta. Y cuanto más comprueban que tú les quieres, más predispuestos están a quererse a sí mismos.

 

Di a tu hijo que le quieres por medio del contacto ocular; ellos tienen depósitos sentimentales y los llenan destilando amor de la mirada de sus padres.

 

Di a tu hijo que le quieres mediante el contacto físico. Los niños que no son abrazados y besados por sus padres llegar a creer que no son dignos de ser abrazados y besados. Se sienten inseguros. Su autoestima sufre.

 

Di a tu hijo que le quieres dándole una atención personalizada. Pasa periodos completos de tiempo con tu hijo, ellos tienen necesidad de estar con sus progenitores. Mientras crecen, necesitan hablar con sus padres, relacionarse con ellos y estar a su alrededor.

 

Este tiempo es tan necesario para los niños como el alimento que toman; ellos necesitan comunicar sus pensamientos y sus sentimientos a personas que sean importantes para ellos y los padres deberían ser esas personas.

 

Cuando tu hijo tiene un inmejorable concepto de sí mismo puede ver con más claridad qué es lo que a largo plazo es bueno para él. Desarrolla el buen criterio de renunciar a las satisfacciones más o menos inmediatas en orden a conseguir una mayor recompensa en el futuro.

 

Los niños siempre se fijan en sus padres para encontrar modos de comportamiento y, si eres un buen modelo a imitar, puedes ejercer con esto una influencia mucho mayor que cualquier otra cosa que hicieses para educar a tus hijos.

 

Tal vez lo más grande que un hombre pueda hacer por sus hijos sea querer a la madre de estos. Y probablemente lo más grande que una madre pueda hacer por sus hijos es querer al padre de estos.

 

Los niños toman contacto con el amor creciendo en el seno de una familia en la que el cariño se exprese sin cortapisas y sea ampliamente compartido. Se convierten en adultos cariñosos observando el amor que existe entre sus padres.

 

La relación más perdurable de todas la tienes con tus hijos. Esta relación durará toda tu vida. Si tratas a tus hijos con cariño, paciencia y comprensión, tendrás recompensas todos los días de tu vida.

 

Brian Tracy

 

 

 

Que un ser humano ame a otro ser humano, es tal vez la tarea más difícil de cuantas nos han sido encomendadas, el objetivo principal, el examen final, la obra para la cual todo empeño es mera preparación.

 

Rainer Maria Rilke

 

 

Abrazar es un instinto, una respuesta natural a los sentimientos de afecto, compasión, necesidad y alegría. Abrazar es también una ciencia, un simple método de apoyo, curación y desarrollo, de resultados mensurables y notables. El contacto físico no es sólo agradable. Es algo necesario; la estimulación por el contacto es absolutamente necesaria para nuestro bienestar físico y emocional. El contacto físico nos hace ver con mejores ojos nuestra propia persona y nuestro ambiente. El abrazo es agradable, ahuyenta la soledad, aquieta los miedos, abre la puerta de los sentimientos, fortalece la autoestima, hace más felices los días felices, hace soportables los días insoportables, imparte sentimientos de arraigo, llena los vacíos de la vida, continúa ejerciendo efectos benéficos aún después de la separación. El que abraza está abierto al niño que lleva dentro, necesitado de amor, seguridad, apoyo cariño y juegos, en tanto se ofrece a las mismas necesidades por parte de otra persona. El que abraza no juzga ni culpa pero sabe reconocer que muchos de nosotros, en nuestra poco amable sociedad, no hemos aprendido a pedir el apoyo emocional que necesitamos. Si desde la infancia han escaseado el amor, el apoyo o los juegos tal vez nos sintamos heridos. Si los vericuetos del crecimiento nos han dejado una autoestima deficiente, podemos sentirnos indignos de amor, indignos de un abrazo. Abrazar no es sólo para los solitarios y los doloridos. Da mayor salud al saludable, más felicidad al feliz; y el más seguro entre nosotros se sentirá aún más seguro. El abrazo es para todos. Tocar a alguien encierra un poder tremendo. Crea un vínculo entre las personas y rompe las barreras de una manera que ninguna otra cosa consigue; y todos respondemos a ello. El roce contiene una energía que produce milagros. El contacto físico, los abrazos y cogerle la mano a una persona son muy importantes si deseamos dar y recibir amor. Nos cambia física, mental y emocionalmente. Si deseamos recibir amor en abundancia es esencial que establezcamos contacto físico, de esta manera experimentarás la energía del amor encendida por el poder del contacto.

 

Kathleen Keating y Adam Jackson

 

 

 

El contacto humano es vital para el equilibrio emocional. Necesitamos contacto humano para percatarnos de todo nuestro potencial humano. El contacto físico es tan importante como la intimidad emocional; y el tacto desempeña un papel fundamental en la labor de mantenernos sanos. Un abrazo es un buen medio de hacerte sentir mejor. No aguardes a las ocasiones especiales para abrazar a las personas que amas.

 

Arthur Rowshan

 

 

Quiero un mundo donde las personas sean respetadas por la facilidad y la calidez con que se funden y no por la fortaleza de sus murallas.

 

Clint Weyand

 

 

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