CADA MOMENTO QUE PASA SE VUELVE MUY VALIOSO

 

budismo

 

La meditación nos da la libertad. A menudo somos esclavos de nuestros propios pensamientos. Un día pensamos: «¿Cómo se atrevió a decirme eso?». Ese pensamiento se amplifica y aumenta. De golpe estamos inmersos en el enojo, en la ira, en los celos, en la avidez. Entonces, en esos casos, no somos el capitán de nuestro barco, de nuestra mente. Somos el títere de nuestros pensamientos y nuestras emociones y eso no es la libertad. A menudo las emociones destructivas nos llevan a actos y palabras destructores, que causan sufrimiento a los otros y a nosotros mismos. Entonces ser libre no es vaciar la mente de pensamientos, es permitir que ese pensamiento que nos trae sufrimiento, se vaya desvaneciendo en la medida que surge. Como un pájaro que atraviesa el cielo y no deja rastro. No bloqueamos los pensamientos porque eso es imposible, pero evitamos que se multipliquen salvajemente. Este es un entrenamiento, una maestría, que nos da libertad. Como un marino que está en el timón de su barco, domina su barco, es libre de navegar allí donde eligió ir. Lo que hay que lograr es que los pensamientos no se multipliquen inútilmente. No se trata de bloquear los pensamientos, sino de no dejarlos transformarse en una tormenta que siembra inquietud y problemas. Porque nuestra mente nos acompaña de la mañana a la noche y es parecida a un mono que se agita constantemente.

Puede ser nuestro mejor amigo cuando nos sentimos bien, pero puede ser nuestro peor enemigo si nos lleva a la depresión, al odio. Un mejor conocimiento y maestría de nuestra mente es una de las mejores cosas que podemos hacer de nuestra existencia.

El altruismo es el deseo de que los seres humanos pueden ser felices y encontrar las causas de la felicidad. Hay seres que sufren, y la compasión es la posibilidad de eliminar el sufrimiento y las causas del sufrimiento. El deseo debe acompañarse de atención y de una actitud que nos lleve a la acción. Si medito sobre la compasión y no hago nada, no sirve. Pero si pongo la compasión en acción, es la revolución de la compasión. Pero primero debemos hacerlo crecer dentro de nuestro corazón y después ponerlo en acción. La idea es transformarse para estar de la mejor manera al servicio de los otros.

La meditación es una elección personal. Pero comprender que tenemos un potencial para el altruismo que hay que desarrollar en la educación, en el mundo social y en el mundo del trabajo, creo que es una necesidad para el mundo moderno. Y eso es lo que está demostrando la ciencia. En la teoría de la evolución se habla mucho de la competencia. La supervivencia del más fuerte. Todos los estudios más recientes sobre la evolución demuestran que la cooperación fue mucho más creativa que la competencia para llegar a niveles de organización complejos a la especie humana. En la cooperación todos ganan. En la predación, hay uno que gana y otro que pierde. En la competencia, todos pierden. Pasamos el tiempo combatiendo unos contra otros. Usamos mucha energía para pocos resultados.

En la educación, solamente estamos cultivando herramientas. La inteligencia es una herramienta, la información es una herramienta y una herramienta se puede utilizar de un modo constructivo o de un modo destructivo o se puede desaprovechar. Se puede usar un martillo para construir una casa, para destruirla o bien se puede desperdiciar el martillo dejándolo en un cajón y no utilizándolo nunca; así que una herramienta por sí mismo, sin una intención, sin una actitud, sin un valor no es absolutamente nada.

Tal vez sea la compasión la emoción que nos hace más humanos. No podemos experimentar compasión por nosotros como seres aislados si no que esta surge en relación con el otro. Nuestra individualidad de algún modo se suaviza al entrar en relación con el dolor y la necesidad de los demás promoviendo en nuestro interior el deseo de ayudarlos. La filosofía budista considera que la naturaleza real del hombre es compasiva y parte de su entrenamiento mental está dirigido a fomentar esa compleja emoción. Durante el entrenamiento la parte emocional que nos conmueve y abruma cuando por vez primera observamos el dolor ajeno deja paso con el tiempo a una compasión más sosegada, aunque igualmente profunda.

Si uno quiere cultivar el altruismo con la mente siempre distraída, no podrá cultivar nada. La mente se dispersa aquí y allá, incluso si estamos sentados nuestra mente puede ser como la de un mono inquieto que va de un lado a otro, las neuronas se ponen a hablar entre sí y en realidad necesitamos una mente más calmada, con más claridad y estabilidad, si no es así no podremos hacer nada. En caso contrario, es como si tuviéramos un martillo, pero nos temblara la mano todo el tiempo. Por eso es necesario de alguna manera utilizar un objeto de concentración para estabilizar la mente. Te puedes concentrar en cualquier cosa, un objeto, una flor, una imagen mental, pero resulta bastante útil concentrarse en la respiración. ¿Por qué? Imagina que te concentras en una luz roja centelleante, podrías quedarte mirándola, pero tu mente seguiría deambulando mientras que, si te concentras en la respiración, no puedes verla, es muy sutil, y si dejas de concentrarte es como si la perdieras. Así que fácilmente puedes ver si te distraes o no. Con la respiración solamente ves la sensación, cuando respiras por la nariz, tienes una ligera sensación en los orificios nasales y se trata de quedarse sentado tranquilamente, pensar en respirar por la nariz y luego notar la sensación del aire que sale y entra, unas veintiuna veces, unos diez minutos, hacerlo permite calmar la mente.

Nuestro estado mental puede influenciar nuestro estado físico. Investigaciones neurocientíficas estudian la influencia de la meditación sobre el cuerpo. La meditación sobre el amor altruista ha demostrado un incremento en el sistema inmune, ha disminuido la inflamación. Entrenar la mente genera beneficios para el cuerpo. El objetivo es entrenar la mente, pero también genera efectos beneficios para el cuerpo.

Meditar significa cultivar, transformar la mente, pasar de la confusión mental a un estado de conciencia, a la sabiduría. Liberarse de los venenos de la mente, ese es el objetivo de la meditación. Al comienzo la mente es como un mono salvaje, nunca se detiene, siempre salta, como loca. Y muy lentamente se vuelve más calma, todo aparece de forma más clara, vívida, no es algo desanimado, sino más bien claro, no oscila por todos los temas todo el tiempo, se vuelve como el cielo. Y puedes cultivar compasión, puedes hacer crecer el amor altruista, puedes enfocar tu atención, tu entendimiento. Es un proceso para obtener estabilidad y mayor claridad.

De acuerdo al budismo, después de la muerte el curso de la conciencia continúa. Por lo tanto, habrá diferentes estados de conciencia luego de la muerte. Pero el concepto de la muerte es muy importante para no desperdiciar ningún momento de esta vida. Porque si lo olvidas dices: «Puedo hacer eso más tarde, aquello otro después». Y entonces la vida se desvanece. Pero si pensamos que la muerte puede aparecer en cualquier momento, cada momento que pasa se vuelve muy valioso. Cada momento de nuestra vida, debe ser vivido de la mejor forma posible así no tendremos nada que lamentar.

Cada ser vivo, no sólo el hombre, quiere ser feliz, no desea sufrir. Nadie en este mundo se despierta en la mañana pensando: «Espero sufrir todo el día y si fuera posible toda mi vida». No sólo necesitamos alcanzar la felicidad, sino que debemos contribuir a la felicidad de los otros. La felicidad egoísta no funciona. La felicidad altruista, el cuidado de los otros, creo que esa es una mejor misión.

 

Matthieu Ricard, monje budista

 

 

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