ALGO MÁS GRANDE QUE ÉL MISMO

 

 

El «Viaje del Héroe» comienza con un personaje, el héroe, que está en su «Mundo Ordinario», en su zona de confort.

Luego, algo sucede que lo saca de allí y lo obliga a salir a aventura, a emprender un viaje real o metafórico tras un propósito, es el «Llamado a la Aventura»; al principio hay resistencia.

Entra entonces en su «Mundo Extraordinario», una zona desconocida, se interna en un escenario nuevo, real o simbólico que tendrá que explorar.

Allí avanza luchando y superando «Obstáculos» que le van dando experiencia. Encuentra aliados, mentores, enemigos.

Así llega hasta una «Caverna» simbólica, honda y profunda. Es el momento en que está más lejos de alcanzar su propósito, cuando siente que no lo logrará. Es la lucha con el dragón, la ruptura sentimental, el momento en el que se siente perdido, el peor momento de su travesía. Este será un antes y después en su viaje porque no alcanzará su propósito a menos que cambie algo, que supere algo, que descubra o se dé cuenta de algo. Es la muerte y la resurrección.

Entonces sí, sale de la caverna y al salir lucha su «Batalla Final» en la que pone en juego todo lo aprendido en el camino.

Ahora sí, el personaje vuelve con el elixir del conocimiento a su «Mundo Ordinario, pero transformado». Ya no es el mismo. Puede haber alcanzado o no su propósito, pero es otro, porque aprendió algo en el camino.

Este viaje es una espiral de crecimiento. Una espiral infinita. Porque cuando creemos que terminó, ya comenzó otra o está por comenzar. Un nuevo «Viaje del Héroe». Nuestra travesía de aprendizaje por la vida.

Ana Laura Lissardy

 

 

Cuando dejamos de pensar primordialmente en nosotros mismos y en nuestra supervivencia, experimentamos una verdadera y heroica transformación de la conciencia.

Donde tropiezas, allí está tu tesoro.

Creo en la magia espiritual. Me parece que si uno sigue lo que hay en lo más profundo de nuestras entrañas y que sentimos como nuestra vida, hay puertas que se abren.

El trabajo empieza cuando no te gusta lo que haces.

La celebridad vive solamente para su ego, mientras que el héroe actúa para redimir a la sociedad.

Persigue tu felicidad y el universo te abrirá puertas donde sólo había murallas.

Las diferenciaciones de sexo, edad y ocupación no son esenciales a nuestro carácter, sino meras vestiduras que llevamos por un tiempo en el escenario del mundo. La imagen interior del hombre no debe confundirse con su atuendo.

Debemos dejar ir la vida que hemos planeado para poder aceptar la vida que nos está esperando.

El único modo de averiguar algo sobre tu felicidad es poner la mente en esos momentos en que más feliz te sientes, cuando realmente eres feliz; no excitado, no sólo entusiasmado, sino profundamente feliz. Esto requiere un poco de autoanálisis. ¿Qué es lo que te hace feliz? Tómalo, no importa lo que diga la gente. Eso es lo que yo llamo «seguir el camino de tu corazón».

Estamos tan ocupados en hacer cosas para lograr fines con valores externos que olvidamos que el valor interior, el éxtasis que se asocia con la vida, es lo único que importa.

Si sigues tu felicidad, te sitúas en una especie de pista que siempre ha estado allí, a la espera de ti, y la vida que debieras vivir es la vida que vives. Cuando ves esto, empiezas a conocer gente que está el campo de tu felicidad y ellos te abren puertas. Digo que sigas tu felicidad y no tengas miedo; las puertas se te abrirán donde no sabías que iban a abrirse.

No todos los que vacilan están perdidos. La psique tiene muchos secretos en reserva. Y no se descubren a menos que sea necesario.

Con el rechazo de los pretendientes, o la salida fuera de los límites, comienza la aventura. Entras en un terreno no protegido, nuevo. No puedes ser creativo a menos que dejes atrás lo limitado, lo fijado, todas las reglas.

Pero cada encarnación, podríamos decir, tiene un potencial, y la misión de la vida es vivir ese potencial. ¿Cómo lo haces? Mi respuesta es: sigue el camino del corazón. Hay algo dentro de ti que sabe cuándo estás en el centro, que sabe cuando estás en el rayo de luz o fuera de él. Y si te sales del rayo de luz para ganar dinero, has perdido tu vida. Y si te quedas en el centro y no ganas dinero, aun así, alcanzarás tu felicidad.

El privilegio de la vida es ser quien eres.

Encuentra un lugar adentro donde haya alegría, y la alegría borrará la pena.

El propósito de una vida es hacer que el ritmo de tu corazón sea el mismo que el ritmo del universo, el coincidir tu naturaleza con la Naturaleza.

No se trata de negar la razón, el periplo del héroe no tiene ese objetivo. Por el contrario, al sobreponerse a las pasiones oscuras, el héroe simboliza nuestra capacidad de controlar al salvaje irracional que todos llevamos dentro.

La finalidad del periplo del héroe no es el engrandecimiento de su persona. Es no identificarse con ninguna de las figuras de poder experimentadas. El yogui hindú, luchando por la liberación, se identifica con la Luz y nunca regresa. Pero nadie con la voluntad de servir a otros se permitiría semejante evasión. El objetivo último de la hazaña no debe ser ni la liberación ni la felicidad personales, sino la sabiduría y el poder para servir a los demás.

Se dice que todo cuanto ansiamos es encontrarle un sentido a la vida. No creo que sea eso lo que realmente buscamos. Creo que lo que buscamos es experimentar el hecho de estar con vida, de modo que nuestras experiencias vitales en el plano puramente físico tengan resonancias dentro de nuestro ser y realidad más internos, y así sentir realmente el éxtasis de estar vivos.

La perfección sería inhumana, el punto umbilical; la humanidad, aquello que te hace humano y no sobrenatural e inmortal; eso es lo que amamos. Por eso a mucha gente se le hace tan difícil amar a Dios, porque no encuentran la imperfección. Se lo puede reverenciar, pero eso no se parece al verdadero amor. Es a Cristo en la cruz al que podemos amar.

El matrimonio es la reunión de la diada separada. Originalmente eras uno. Ahora eres dos en el mundo, pero el reconocimiento de la identidad espiritual es lo que es el matrimonio. Es muy diferente de un amorío. No tiene nada que ver con eso. Es otro plano mitológico de la experiencia. Cuando la gente se casa pensando que inician un prolongado idilio, se divorciarán muy pronto, porque todos los idilios terminan en la desilusión. El matrimonio en cambio es el reconocimiento de una identidad espiritual. Si vivimos una vida adecuada, si nuestras mentes están sintonizadas con las cualidades adecuadas cuando miramos al otro sexo, encontraremos nuestra contrapartida masculina o femenina adecuada. Pero si nos distraen los intereses sensuales, nos casaremos con la persona que no nos conviene. Al casarnos con la que sí nos conviene reconstruimos la imagen del Dios encarnado, y eso es el matrimonio

Si el matrimonio no constituye una prioridad absoluta en tu vida, es que no estás realmente casado. El matrimonio significa los dos en uno, los dos que son una carne. Si el matrimonio dura lo suficiente, y si tú te riges constantemente por él en lugar de hacerlo por tu capricho individual, entonces llegas a confirmar que es cierto: los dos encarnan realmente uno. El matrimonio es una relación. Cuando te sacrificas en aras del matrimonio, te estás sacrificando no a tu cónyuge sino a la unidad existente en una relación. La imagen china del Tao, con su interacción de luz y sombra, ésa es la relación del yang y el yin, lo masculino y lo femenino, y de eso trata el matrimonio. Y en eso te has transformado cuando te casas. Ya no eres esta persona sola; tu identidad se halla inscrita en una relación. El matrimonio no es un simple amorío, es una ordalía, y la ordalía es el sacrificio del ego a una relación en que los dos se han vuelto uno.

Una cosa que sucede en los mitos es que en el fondo del abismo surge la voz de salvación. El momento más negro es el momento en que el verdadero mensaje de transformación está a punto de suceder. De lo más oscuro surge la luz.

El héroe es el que viene a participar en la vida con valor y decencia, según el modo de la naturaleza, no según el modo del rencor, la desilusión o la venganza personales. La esfera de acción del héroe no es lo trascendente sino el aquí y ahora, el campo del tiempo, del bien y el mal, de los pares de opuestos. Siempre que se sale de lo trascendente, se entra en el campo de los opuestos. Uno ha comido del árbol del conocimiento, no sólo del bien y el mal, sino de macho y hembra, de correcto e incorrecto, de esto y aquello, y de luz y oscuridad. Todo en el campo del tiempo es dual: pasado y futuro, muerto y vivo, ser y no ser. Pero el par definitivo en la imaginación es macho y hembra, el macho agresivo y la hembra receptiva, el macho guerrero, la hembra soñadora. Son los reinos del amor y de la guerra.

Para el hombre algunas cosas están bien y otras no. Cuando eres un hombre, estás en el campo del tiempo y las decisiones. Uno de los problemas de la vida es vivir asumiendo ambos términos, decir que conozco el centro, y sé que el bien y el mal son simplemente aberraciones momentáneas y que, a ojos de Dios, no hay diferencia.

Por lo demás, ni siquiera tenemos que aventurarnos solos, pues los héroes de todos los tiempos lo han hecho antes que nosotros. El laberinto es exhaustivamente conocido. Sólo debemos seguir la huella del paso del héroe, y donde habíamos pensado hallar una abominación, encontraremos un dios. Y donde habíamos pensado matar a otro, nos mataremos a nosotros mismos. Donde habíamos pensado viajar hacia el exterior, llegaremos al centro de nuestra propia existencia. Y donde habíamos creído estar solos, estaremos con todo el mundo.

La aventura usual del héroe empieza con alguien a quien le han quitado algo, o que siente que falta algo a la experiencia normal disponible y permitida a los miembros de su sociedad. Esta persona entonces emprende una serie de aventuras más allá de lo ordinario, ya sea para recuperar algo de lo perdido o para descubrir algún elixir que da vida. Usualmente es un ciclo, una ida y una vuelta. Es el tema básico y universal del periplo del héroe: salir de una condición y encontrar la fuente de la vida para regresar maduro y enriquecido.

Un héroe es alguien que ha dado su vida por algo más grande que él mismo.

Joseph Campbell

 

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