VIVIMOS EN UN MUNDO SIN LÍMITES |
Recuerdo vívidamente un viaje que hicimos a Hawai después de haber pasado mucho tiempo lejos del sol.
Fui a caminar por la playa una tarde, en la costa de Maui, y me puse a observar a la gente que tomaba el sol a mi alrededor. Si usted quiere experimentar una confusión acerca de su realidad, no tiene más que ir a una playa hawaiana y ver a personas que han desarrollado sus cuerpos hasta convertirlos en obras de arte.
Mientras caminaba por la arena ese día, me puse distraídamente a hacer una larga lista de todas las increíbles perfecciones corporales que ostentaban las mujeres que veía.
Observé de todo, desde caderas y muslos bien torneados, hasta vientres planos, nalgas firmes y pieles lisas, bellamente bronceadas. Al mismo tiempo, empecé a hacer una segunda lista, de todos mis defectos, los que me ponían en una clara y marcada desventaja.
Lo que había empezado como una agradable y apacible caminata se transformó en un acceso de depresión, y me apresuré a envolverme en una toalla para cubrir mis imperfecciones. Mi autoimagen quedó diezmada en tanto yo centraba la mente exclusivamente en mi cuerpo, limitando mi identidad a ese cuerpo pesado, fláccido y envejecido.
Si bien me sentía muy disconforme conmigo misma, también advertí con fascinación los trucos que podía jugarme mi dualidad mental. Al tiempo que atacaba mi cuerpo con la lista de sus evidentes deficiencias, también convertía en mis enemigas a todas las personas con cuerpos hermosos, reduciéndolos a ser sólo cuerpos.
¡Qué lección aprendí ese día! Al reconocer mi desvarío, tomé la decisión consciente de empezar a «recuperarme» con amor. Hice otro paseo por la playa, y con cada paso que daba centraba la mente en una zona diferente de mi cuerpo, rodeándola de luz al tiempo que la devolvía a un lugar de amor en mi corazón y mi mente.
Mientras caminaba por la playa ese día, también rodeé de amor a cada persona que veía, recordándome a mi misma que no somos sólo nuestros cuerpos y que las comparaciones son odiosas y nos enferman el alma.
Al andar entonces por la cálida arena, comencé a sentirme cada vez más en paz, cada vez más unidad con todos y con todo lo que me rodeaba. Fue uno de los ejercicios más liberadores, eficaces y de efecto más duradero que jamás haya experimentado.
Dra. Diane Cirincione
Para que se produzca un crecimiento sano debemos estar dispuestos a arriesgarnos a cometer algunos errores en el proceso. Muchas de nuestras soluciones más creativas surgen cuando tenemos la voluntad de aprender de nuestros errores y continuar mirando hacia el futuro con esperanza y optimismo.
Los que incurren en el odio y la violencia, el prejuicio y la discriminación, generalmente sufren ellos mismos sentimientos de culpa, debilidad y vulnerabilidad, y se sienten víctimas. Aunque disfrazan sus sentimientos con palabras y hechos que los hacen parecer superiores o más fuertes, el dolor y el sufrimiento están en ellos.
Vivimos en un mundo sin límites en el que los sueños pueden convertirse en realidad. Para que esto ocurra, primero tenemos que soñar y creer en nuestros sueños, luego esforzarnos por concretarlos y finalmente permitir que se cumplan.
Cuando empezamos a aceptar que nuestra verdadera identidad es espiritual, la consecuencia es que ya no estamos limitados a nuestro ser físico. El cuerpo de convierte en un vehículo para la expresión de nuestra esencia espiritual. Dejamos de idolatrar nuestro cuerpo, aunque lo respetamos, amamos y honramos de maneras que ayudan a mantener la armonía con todos los aspectos de nuestro ser.
El poder de la mente es ilimitado. Ese poder se manifiesta en el hecho de que cuando cambiamos nuestra mente, cambiamos nuestra vida. Ese poder está siempre a nuestro alcance en tanto aprendemos a disciplinar nuestra mente haciendo opciones muy conscientes respecto de lo que pensamos, decimos y hacemos.
La esencia de nuestro ser es el amor. Esto significa que nuestra verdadera identidad es espiritual y que lo que somos es amor. Es la creencia de que no estamos limitados al cuerpo físico y que nuestra verdadera identidad, por ser amor, no tiene forma ni está sujeta al tiempo.
Cuando aceptamos que nuestra verdadera identidad es espiritual, podemos reconocer que todos estamos interconectados, que todos somos expresión de la «mente universal», a la que estamos todos unidos. }
Es una realidad en la que no hay separación, sino únicamente unidad. En este sistema de creencias, el cuerpo físico se considera un vehículo para ayudarnos, cuidarnos y prestarnos servicios unos a otros.
Parte del secreto de envejecer es dedicarse por entero a encontrar modos de ayudar a otras personas. Esto implica dejar libre al niño curioso e ingenuo que llevamos dentro. Significa aprender a estar en el presente, a no quedarse atascado en el pasado ni en el futuro. Es saber siempre que todos los días tenemos nuevas oportunidades de ser útiles.
Parte del secreto de vivir plenamente durante toda la vida es mantener viva nuestra imaginación y conocer la enorme felicidad que encontramos, sea cual fuere nuestra edad, cuando expresamos una gratitud ilimitada cada segundo de nuestra vida.
Si una persona está en paz todo el tiempo, pese a las circunstancias caóticas o trágicas de su vida, existe una fuerte tendencia a juzgar que no está respondiendo de forma realista a los hechos de la vida.
Tal vez hasta se le acuse de estar haciendo una negación o enterrando la cabeza en la arena como el avestruz. La causa definitiva de que tengamos paz o conflictos viene de nuestro interior, y como individuos todos podemos hacer algo al respecto.
En mi propia indefensión radica mi seguridad. La paz es muy simple, y sin embargo hacemos que parezca sumamente difícil. No tenemos sino que recordar a diario que cada vez que le encontremos valor al hecho de atacarnos a nosotros mismos o a otras personas, por la causa que sea, perdemos nuestra paz mental.
Centro de Curación por la Actitud
Dara Torres, nadadora olímpica
Dr. Viktor Frankl
Conocí a Giovanni hace más de veinticinco años. Él llegó a Venezuela al terminar la Segunda Guerra Mundial, una época de grandes carencias en Italia, su país de origen. Vino con sus padres a este país, se casó y tuvo hijos. De profesión sastre, ejerció los más diversos oficios como vendedor, chofer, albañil, carpintero, electricista… siempre acudía a él cuando algo no funcionaba y él siempre sabía repararlo, a veces más con ingenio que con conocimiento. De carácter fuerte como su mamá, trabajó mucho, amó mucho, disfrutó, sufrió, construyó una casa grande para tener a toda su familia cerca y así sucedió. Hace algunos años enfermó y su carácter se suavizó, ahora cada vez que nos vemos nos abrazamos, antes no era así. Él es una gran persona, es noble, detrás de su armadura siempre estaba el hombre sensible y comprensivo. Siempre admiré de Giovanni su filosofía de la vida, sencilla y práctica. Antes de enfermar se había comprado un taxi y se ganaba la vida haciendo carreras. Un día le pedí que me llevara hasta mi trabajo y durante el trayecto él puso en el reproductor un disco de música instrumental de grandes éxitos de los años sesenta y setenta. Buscando iniciar un tema de conversación, le dije:
-Es una lástima que a la juventud de ahora no le gusta este tipo de música…
Giovanni se volteó hacia mí y con una sonrisa comprensiva, me dijo:
-¡Ellos se lo pierden!
La juventud no es cuestión de tiempo, sino un estado de la mente; no es asunto de la voluntad, es una cualidad de la imaginación, un vigor de sus emociones; es la frescura de los manantiales profundos de la vida. La juventud significa el predominio del valor sobre la timidez, de la aventura sobre lo fácil. Esto existe a menudo en una persona de sesenta años, más que en un joven de veinte. Nadie se aventaja al desertar de sus ideales. Los años pueden arrugar nuestra piel, pero la falta de entusiasmo arruga nuestra alma.
La felicidad que no perfecciona es mentira. La perfección que hace desgraciados no es verdad.
Si quieres montarte en una mula sin defectos, acabarás siempre yendo a pie.
Los espíritus desenfrenados aspiran inútilmente a lograr la máxima perfección. Quien con perspicacia declara su limitación se halla muy cerca de la perfección.
En este mundo no existe la perfección en ninguna parte. Es mejor ir despacio, aceptar las limitaciones e imperfecciones temporales, porque lo perfecto no se va a encontrar en absoluto en este mundo imperfecto y condicionado.
Clara Codd
Estoy resignada a verme siempre imperfecta, e incluso en ello hallo mi gran gozo. Si quieres llevar en paz la prueba de no sentirte satisfecha contigo misma ofrecerás al Divino Maestro un hogar en tu corazón.
Santa Teresa de Lisieux