El maestro
sufi contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos
no siempre entendían su sentido.
-Maestro- lo encaró uno de ellos una tarde-. Tú nos cuentas los cuentos pero
no nos explicas su significado.
-Pido
perdón por eso- se disculpó el maestro-, permíteme que en señal de
reparación te convide con un rico durazno.
-Gracias maestro -respondió
halagado el discípulo.
-Quisiera, para agasajarte, pelarte tu durazno yo
mismo. ¿Me permites?
-Sí. Muchas gracias -dijo
el alumno.
-¿Te
gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos
para te sea más cómodo?
-Me encantaría, pero no quisiera abusar de tu
hospitalidad, maestro.
-No es
un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte. Permíteme también que
te lo mastique antes de dártelo.
-No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso!- se quejó sorprendido el
discípulo.
El maestro hizo una pausa y dijo:
-Si yo
les explicara el sentido de cada cuento, sería como darles a comer una fruta
masticada.
Sabiduría Sufi
Cuando la gente busca un maestro, debería estar a la búsqueda de
experiencias que puedan ayudarle a evitar ciertos obstáculos.
Desgraciadamente, la realidad es otra: recurren a la ley del mínimo
esfuerzo, intentando encontrar respuestas para todo. El que desea
aprovecharse del esfuerzo del maestro para así no gastar sus energías, nunca
llegará a ninguna parte y acabará por sentirse decepcionado.
Pensamos que
las cosas sagradas son accesibles sólo para los gigantes de la fe y la
voluntad, y pensamos que aquello que hacen las personas es demasiado pobre
para ser aceptado con alegría por Dios. En busca de nuestros sueños e
ideales, muchas veces colocamos en lugares inaccesibles todo lo que está al
alcance de la mano.
Cuando
descubrimos el error, en lugar de alegrarnos por haber comprendido nuestros
fallos, nos dejamos llevar por la culpa de haber dado pasos errados, de
haber malgastado nuestras fuerzas en una búsqueda inútil, de haber
disgustado a quien deseaba nuestra felicidad. Y es entonces cuando
corremos el peligro de acercarnos a los «maestros» o «gurús» que nos
ayudarán a recuperar el tiempo perdido.
Pero no es
así: aunque el tesoro esté enterrado en tu casa, sólo lo descubrirás cuando
te hayas alejado. Sólo comprenderás su valor cuando lo
pierdas o lo recuperes. De nada sirve acortar ese camino.
Cuando el
discípulo está listo, aparece el maestro. Pensando en esto, muchas personas
se pasan la vida entera preparándose para este encuentro. Cuando se cruzan
con el maestro, se entregan por completo, pero terminan descubriendo que el
maestro no es el ser perfecto que habían imaginado, sino una persona igual a
las demás, cuya única función es compartir aquello que ha aprendido.
Al verse
frente a una persona normal, el discípulo se siente herido. Siente
desesperación y el deseo de abandonar la búsqueda, cuando, en realidad, es
así como debe ser, es esto lo que nos hace libres para labrarnos nuestro
propio camino.
Paulo Coelho
Algunos discípulos pasan la vida preguntándome dónde
está la verdad. Así que un día decidí señalar a una dirección cualquiera,
intentando demostrar que lo importante es recorrer un camino y no quedarse
pensando en él. Pero, en lugar de mirar en la dirección que le señalaba, el
hombre que me había hecho la pregunta comenzó a examinarme el dedo, tratando
de descubrir dónde estaba escondida la verdad.
Maal-El
El tiempo es el más persistente
de los maestros, aunque, por desgracia, acaba matando a todos sus
discípulos. Puedes tener como único maestro el tiempo y atenerte a las
consecuencias de la demora, o acelerar el proceso utilizando la experiencia
ajena. El maestro de los maestros es, sin duda, el propio Universo.
Lair Ribeiro
No hay nadie en el mundo que pueda satisfacer
completamente el deseo de sus amigos, porque al final, uno no puede darle a
otro la sensación y el sentimiento de autorrealización el cual es necesario
para alcanzar el deseo de completitud.
Yéhouda Leib Ha-Levi Ashlag, cabalista
Es
el aprendizaje de la unidad: el verdadero amor conduce al conocimiento y el
verdadero conocimiento al amor. Lo verdadero debe ser encontrado, no
comunicado; la enseñanza es por implicación, no por aseveración.
Ione Salía
Uno de mis amigos dijo:
-Krisna, es por causa tuya que
no somos libres.
-¿Cómo así?, -les dije.
-Nosotros abandonamos todas
las autoridades tradicionales con una mano, y con la otra nos agarramos de ti. No habríamos abandonado las viejas autoridades si no te hubiésemos tenido a ti
en la otra mano; así en vez de agarrarnos a lo viejo, nos agarramos a lo nuevo.
En ese momento, les dije con
mucha tristeza en los ojos:
-Si Krishnamurti se mete en tu
camino, córtalo en pedazos, tíralo por la ventana, pero por tu bien sánate, por
favor sé libre.
Jiddu Krishnamurti
Había un monje que vivía en
los altos Himalayas en una cueva y tenía un ídolo de Buda, lo había hecho todo
él; lo había tallado, lo había pulido, y acostumbrada adorarlo, y vivía feliz en
la cueva. Y sucedió una vez que era un invierno muy helado, penetrantemente
helado y el monje estaba en meditación profunda. Era pasada la medianoche y el
monje abrió los ojos y se encontró con que el fuego se había apagado; hacía
mucho frío, estaba terriblemente helado, así es que se levantó, quería prender
el fuego, buscó por toda la cueva y no había leña; de repente su mirada cayó
sobre aquel ídolo de madera de Buda. El monje quería vivir, así es que tomó el
ídolo, lo cortó en pedazos, hizo fuego y vivió.
Rafe Martin
El miedo a la libertad es el
que mantiene lejos la transformación.
Vimala Thakar
¿Dónde buscas amigo, esa
libertad que este mundo ni el otro pueden darte? Sólo tuya es la mano que sujeta
la cuerda que te retiene, cesa de lamentarte y suéltate. Sé audaz.
Swami Vivekenanda