Nuestras
palabras determinan lo que recibimos. Así como los pensamientos afectan
nuestras circunstancias, también las palabras. Nuestras palabras forjan
nuestra actitud y determinan lo que habremos de atraer y experimentar.
Cuando nos interesamos seriamente en ser felices, tenemos cuidado al hablar.
Porque así lo
hemos decidido, hablamos positivamente sobre nosotros mismos y evitamos
sobajarnos. No se trata de imaginar que uno es perfecto, sino de integrar
uno de los elementos que nos hacen tomar conciencia de que no es posible
sentirse bien con uno mismo si no dejamos de quejarnos de nuestra propia
persona.
Nadie más que tú
mismo eres responsable de tus palabras. También tienes que asumir la
responsabilidad de tus pensamientos; tienes que considerar muy seriamente
qué tipo de pensamientos debes albergar en tu mente. Cuando una persona
verdaderamente está harta de ser infeliz, modificará su actitud. Cambiará su
manera de hablar.
Se requiere
disciplina y esfuerzo, pero el asunto es simple. Disciplinarnos para
controlar lo que decimos y pensamos exige que nos diferenciemos de la
muchedumbre. Tal es la naturaleza de la excelencia.
Las palabras
afectan nuestro poder personal. Las palabras que empleamos se filtran
constantemente en nuestro subconsciente y se convierten en parte de nuestro
carácter y de nuestra persona. Ellas revelan a los demás con exactitud qué
tanta es nuestra seriedad y nuestro compromiso por obtener resultados
positivos.
Siempre que
utilizamos la palabra «tratar», damos a entender que no tenemos el control
de la situación. La expresión «no puedo» también menoscaba nuestro poder
personal. Decir simplemente «no», en lugar de «no puedo», suele ser más
exacto.
Jamás olvidamos
algo. Tenemos toda la información en la mente. El problema es evocarla. Las
palabras afectan el subconsciente, y la memoria está estrechamente ligada a
éste. Si de manera constante alimentas tu subconsciente con el programa
«recuerdo las cosas», notarás que tu capacidad de evocación aumenta
drásticamente.
Una afirmación es
un pensamiento positivo que evocamos repetidamente. Utilizar afirmaciones te
permite elegir pensamientos de calidad e implantarlos en tu subconsciente
para sentirte y actuar mejor. Puedes servirte de las afirmaciones para
lograr resultados positivos en muchas de tus actividades. Las posibilidades
son interminables.
Utilizar las
afirmaciones no quiere decir que ya no tengas la obligación de esforzarte
para mejorar tu situación. Las afirmaciones son atajos para condicionar tu
mente y obtener lo que deseas. Si decides integrarlas a tu vida diaria,
advertirás que son herramientas sencillas y poderosas. Demasiado sencillas,
podría decirse.
Existen ciertas
reglas que debemos tener presente al hacer uso de las afirmaciones:
Las palabras que
empleamos afectan nuestra manera de pensar y sentir. Nuestros pensamientos
inciden sobre lo que decimos y sentimos. Nuestros sentimientos influyen
sobre lo que decimos y pensamos. He aquí el triángulo de la victoria. Cuando
nos sentimos deprimidos, resulta mucho más fácil modificar lo que decimos,
que lo que pensamos y sentimos.
En muy poco
tiempo, nuestras palabras empezarán a surtir un efecto positivo sobre
nuestros pensamientos y sentimientos. Así se rompe el triángulo vicioso y
empezamos a sentirnos mejor con respecto de la situación.
Una actitud
agradecida también surte efecto a nivel mundano. Al descubrir cómo opera de
la mente y advertir que la vida suele depararnos lo que pensamos, y que
tendemos a recibir lo que subconscientemente esperamos, pensé que para
seguir teniendo buena suerte necesitaba sentirme afortunado.
Es absolutamente
indispensable dar gracias a Dios por lo que tenemos. Debemos estar
conscientes de todas y cada una de las bendiciones que hemos recibido. Sobre
esta base es que debemos intentar explicar por qué la mente actúa como un
imán y por qué gravitamos hacia aquello que pensamos.
Si una persona no
deja de comentar que nada le sale bien, que nunca le alcanza el dinero, que
nadie la quiere, que siempre le tocan los trabajos desagradables y que la
vida es una desdicha, continuará atrayendo más calamidades. A nivel
consciente, hará caso omiso de las oportunidades que se le presenten.
Rehusará las ofertas de ayuda, y continuará proyectándose hacia la
bancarrota económica.
A nivel
subconsciente rechazará las oportunidades y atraerá desgracia tras
desgracia, para comprobar que la vida se desarrolla justamente como
esperaba. Desde su punto de vista nada puede salirle bien, ni tampoco puede
formar un patrimonio, por lo cual él mismo procurará crearse una vida acorde
con sus sistema de creencias.
Quien piensa
constantemente en lo que le falta, tiende a recibir cada vez menos de lo que
desea. Quienes gozan de las más bellas amistades, son quienes más las
valoran. Las personas que viven activamente y con plenitud son las que todo
el tiempo se alegran por lo que la vida les ha otorgado.
En muchos casos,
la sociedad nos condiciona a ver el lado negativo de la vida. Si diez cosas
marchan bien y una mal, tendemos a fijarnos en esta última. Demasiadas
personas opinan que ser realista y racional significa atender solamente los
defectos. Si te sientes infeliz por todo lo que quisieras tener y no tienes,
¡piensa en todo lo que no tienes y que no quisieras tener! ¡Todo tiene su
lado positivo!.
Una actitud de
agradecimiento es garantía de que nuestra atención se dirige hacia lo que
queremos. Si nos visualizamos en una vida de abundancia y prosperidad, y
damos las gracias por lo que tenemos, muchas otras cosas buenas llegarán a
nuestras vidas. Cada vez más frecuentemente las oportunidades saldrán a
nuestro encuentro. Se trata de un mecanismo
maravilloso.
Andrew Matthews
Si tu día está
lleno de pensamientos insignificantes y oscuros, ¿es raro que te sientas de
mal humor? Quizá se debe a que dejas que tu mente corra como un
perro escarbando en la basura por todos lados.
Barbara De
Angelis