LA FUENTE DE TODAS LAS EMOCIONES NEGATIVAS

 

 
 

«Un Curso de Milagros» señalaba dos estados mentales básicos: el amor y el temor. Daba a entender que el temor es la fuente de todas las emociones negativas. La sencillez del concepto seduce y podemos tomarlo como punto de partida para examinar nuestros sentimientos:

Juanita dice:

-Estoy furiosa. ¡Es la cólera! ¡No es el temor!

Veámoslo con más detenimiento. Guillermo, su marido, llega a casa apestando a alcohol y perfume. Juanita está furiosa. Grita y arroja los platos de un rincón a otro de la cocina. Pero en realidad, grita porque está asustada. Porque teme que él haya dejado de quererla, teme perder a Guillermo y teme lo que significan esos largos cabellos rubios en la solapa de la chaqueta. Cuando nos ponemos furiosos, estamos muertos de miedo.

Jaime, que está preocupado por su hipoteca, observa:

-Si estoy preocupado, es que estoy preocupado.

Pero «preocupado» no es más que otra manera de decir asustado. ¿Quién se preocuparía por nada, si no tuviese motivos para temer? Cuando estamos preocupados, tenemos miedo.

¿Y qué es la envidia? No es otra cosa sino miedo. Nos vemos inferiores a otros y tememos que los demás estén de acuerdo con eso. Cuando envidiamos, tenemos miedo.

Lo que se oculta detrás de la cólera, de la envidia, de la preocupación, de la depresión, es el temor. Así pues, ¿en qué manera puede sernos útil ese concepto del amor/temor?

Nos ayuda a ser más sinceros con nosotros mismos. Descubrimos que generalmente no estamos trastornados por los motivos que creíamos.

Si quiero eliminar mis temores, ante todo debo admitir que están ahí. Cuando digo «darme celos es una falta de consideración por tu parte», no adelanto nada. Estoy bloqueado.

Para desbloquear la situación debo ser capaz de preguntarme:

-¿Por qué tengo miedo cuando veo que hablas con un desconocido atractivo?.

De este modo encaro no una falta tuya sino un temor mío. Si admito mis temores tendré ocasión de superarlos.

Confesar nuestros temores nos ayuda a explicar nuestros sentimientos a los seres queridos.

-Cariño, estoy enfadada porque tengo miedo. Lo que temo es que si compras ese vehículo de siete millones no vamos a poder comer en un año.

-Te grito cuando llegas tarde a casa porque temo que tengas un accidente en el camino. Si te perdiera no sabría qué hacer, por eso tengo miedo.

Cuando admitimos nuestros temores evitamos ofender a los demás, ya que en esencia venimos a decir:

-Quiero que sepas que tengo miedo. No digo que sea culpa tuya.

Cuando admitimos que no estamos obligados a ser perfectos, y explicamos nuestros sentimientos aduciendo los temores que los motivan, los seres queridos se muestran comprensivos. Confesar la vulnerabilidad es mejor que gritar palabras ofensivas.

Recordemos también que los demás no se enfadan por las razones que ellos creen. Cuando te atacan, tú sabes que están muertos de miedo. Y sabiendo eso, no tienes por qué temerles.

-Pero si el amor y el temor son las dos emociones fundamentales – dirás -, ¿no significa eso que muchas personas viven permanentemente atemorizadas? Ya lo creo.

 Mucha gente vive atemorizada. El miedo al ridículo, a engordar, a perder el empleo, el prestigio o el dinero, a la inseguridad ciudadana, a la vejez, a la soledad. Miedo a vivir, y miedo a morir, ¡he ahí la explicación de tantas conductas absurdas!

¿Cómo podrían mejorar? Siendo amados.

Andrew Matthews

 

Ni la tristeza, ni la desilusión, ni la incertidumbre, ni la soledad, nada me impedirá sonreír.

Ni el miedo, ni la depresión, por más que sufra mi corazón, nada me impedirá soñar.

Ni la desesperación, ni la ignorancia, mucho menos el odio o alguna ofensa, nada me impedirá vivir.

En medio de las tinieblas, entre los espinos, en las tempestades y en extraviados caminos, nada me impedirá creer en Dios.

Así errando y aprendiendo, todo me será favorable, para que yo pueda siempre evolucionar, perseverar, servir, cantar, agradecer, perdonar, recomenzar.

Quiero vivir el día de hoy, como si fuese el primero, como si fuese el último, como si fuese el único.

Quiero vivir el momento de ahora, como si aún fuese temprano, como si nunca fuese tarde.

Quiero mantener el optimismo, conservar el equilibrio, fortalecer mi esperanza, recomponer mis energías, para prosperar en mi misión, y vivir alegre todos los días.

Quiero caminar con la certeza de llegar, quiero luchar con la certeza de vencer, quiero buscar con la certeza de encontrar. Quiero saber esperar, para poder realizar los ideales de mi ser.

En fin, quiero dar lo máximo de mí, para vivir intensamente y maravillosamente todos los días de mi vida.

Carlos Alberto Lemberg

 

Si hospedamos cualquier tipo de miedo en la conciencia, éste dominará todo nuestro pensamiento, dañará nuestro carácter y nos hará creer que no vale la pena vivir. Podemos dominar el miedo cuando lo enfrentamos con valentía.

Bill Beattie

 

El lujo de ser mejores de que los demás hay que pagarlo: la sociedad exige un tributo que ha de pagarse en tiras de pellejo.

Jacinto Benavente

 

Coraje no es la ausencia de miedo; por el contrario es la total presencia del miedo y el valor para encararlo. Siempre que nos enfrentemos con la inseguridad y el cambio en nuestras vidas, debemos celebrarlo. En lugar de aferrarnos a lo familiar y conocido, podemos aprender a disfrutar de estas situaciones como oportunidades para la aventura y para profundizar en nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

Osho

 

Cuando estaba internado en el Sanatorio Dr. Eiras, comencé a tener crisis de pánico. Un día, decidí consultar al psiquiatra encargado de mi caso:
-Doctor, el miedo me domina, me quita la alegría de vivir.
-Aquí en mi consultorio tengo un ratoncito que se come mis libros, si me desespero con él, se esconderá de mí, y no haré otra cosa en mi vida más que intentar cazarlo. Por lo tanto, pongo los libros en un lugar seguro, y le dejo que roa algunos otros. De esta manera, él sigue siendo un ratón, y no se convierte en un monstruo. Tenga miedo de algunas cosas, y concentre en ellas todo su miedo, para así tener valor en el resto.

Paulo Coelho

 

 El mundo siempre parece amenazador y peligroso para los cobardes. Éstos procuran la seguridad mentirosa de una vida sin grandes desafíos y se arman hasta los dientes para defender aquello que creen poseer. Los cobardes son víctimas de su propio egoísmo y terminan construyendo las cadenas de su propia prisión.

Anthon William

 

Vivo y hablo mi verdad con valentía y autoridad espiritual pero compasionadamente. Expreso mis creencias con comedimiento, y me mantengo firme en mis principios y valores porque están basados en mi comprensión de la verdad. Puedo encontrar inspiración en un maestro espiritual, un libro o alguna otra fuente, pero al final, no dependo de recursos exteriores. Mi autoridad espiritual está en mí. Tomo mis decisiones basándome en el amor, no en el temor. Me pregunto:«¿Qué es lo mejor que puede pasar?» en lugar de: «¿Qué es lo peor que puede pasar?». Por saber que estoy a salvo con Dios doquiera que me encuentro, vivo cada día con valentía, confiando en Su plan de bien.

Silent Unity

 

Página Principal   Amor