ATRAPADO ENTRE EL ANHELO DE AMOR |
La esencia de la grandeza radica en la capacidad de optar por la propia realización personal en circunstancias en que otras personas optan por la locura.
Siendo la muerte una propuesta tan eterna y la vida tan increíblemente breve, pregúntate a ti mismo: ¿Debo evitar hacer las cosas que realmente quiero hacer?, ¿Viviré mi vida como los demás quieren que la viva?.
Es en la culpabilidad donde despilfarras tus momentos presentes al estar inmovilizado por causa de un comportamiento pasado. Es en la preocupación donde te mantienes inmovilizado ahora por algo que está en el futuro y en el que a menudo no tienes ningún control.
Ya mires atrás o adelante estás malgastando el momento presente. Empieza a mirar el pasado como algo que jamás puede modificarse, sientas lo que sientas respecto a él.
Acepta en ti mismo cosas que tú has escogido pero que pueden disgustar a cierta gente. Pregúntate a ti mismo lo que estás evitando en el presente por culpa del pasado.
Ve tus momentos presentes como un tiempo para vivir, en vez de obsesionarte por el futuro. El futuro se construye presente a presente.
La esencia de lo nuevo es el contrario a la seguridad. Sólo los inseguros ansían la seguridad de permanecer en áreas que conocían, en no aventurarse a lo desconocido.
Conviértete en el juez de tu propia conducta y aprende a confiar en ti mismo para tomar las decisiones del momento presente. Deja de buscar en las tradiciones y las normativas de toda la vida la respuesta adecuada. Canta tu propia canción de felicidad de la manera que escojas cantarla, sin preocuparte ni importarte cómo se supone de debe ser.
Dr. Wayne Dyer
Tiempo es el nombre que se da al movimiento de la conciencia. Cada acontecimiento que pueda suceder en el espacio y en el tiempo sucede ahora, al unísono, simultáneamente. No hay pasado, no hay futuro: sólo el ahora.
Lo importante no es que todo esté hecho, sino que tenemos infinitas posibilidades de elección. Nuestras elecciones nos llevan a experiencias; con la experiencia comprendemos que no somos las pequeñas criaturas que parecemos ser. Somos expresiones interdimensionales de la vida, espejos del espíritu.
Un diminuto cambio hoy nos lleva a un mañana dramáticamente distinto. Hay grandiosas recompensas para quienes escogen las rutas altas y difíciles, pero esas recompensas están ocultas por años. Toda elección se hace en la despreocupada ceguera, sin garantías del mundo que nos rodea.
La única manera de evitar todas las elecciones que nos asustan es abandonar la sociedad y volverse ermitaño, y ésa es una elección que nos asusta.
El carácter se gesta siguiendo nuestro más elevado sentido de lo conecto y confiando en los ideales sin estar seguro de que funcionen. Uno de los desafíos de nuestra aventura en la tierra consiste en elevarnos por encima de los sistemas muertos -guerras, religiones, naciones, destrucciones-, negarnos a formar parte de ellos y expresar, en cambio, el yo más alto que sepamos ser.
Nadie puede resolver los problemas de alguien cuyo problema consiste en que no quiere tener los problemas resueltos.
Por muy calificados que estemos, por mucho que lo merezcamos, jamás alcanzaremos una vida mejor mientras no podamos imaginarla y nos permitamos alcanzarla.
Una persona confía su vida a lo que cree. Sus ideas tienen que sostenerla; tienen que resistir el peso de sus propios cuestionamientos y el peso de cien, de mil, de diez mil críticos, cínicos y destructores. ¡Sus ideas deben resistir la tensión de todas las consecuencias que acarrean!
El comercio es idea y elección expresadas. Mira en este instante a tu alrededor: todo cuanto ves y tocas fue, anteriormente, idea invisible, hasta que alguien eligió darles ser. No podemos dar dinero a un yo alternativo necesitado, en otras apariencias de tiempo y espacio, pero podemos darle ideas para que él las convierta en fortunas, si así lo quiere.
Lo malo no es lo peor que puede pasarnos. ¡Lo peor que puede pasarnos es «nada»!
Cuando comenzamos una vida, a cada uno se le da un bloque de mármol y las herramientas necesarias para convertirla en escultura. Podemos arrastrarlo tras nosotros, intacto; podemos reducirlo a grava; podemos darle una forma gloriosa. Se nos dejan a la vista ejemplos de todas las otras vidas: obras de vida terminadas y sin terminar, que nos sirven de guía o de advertencia. Cerca del final nuestra escultura está casi terminada; entonces podemos pulir y lustrar lo que comenzamos años antes. Es entonces cuando hacemos nuestros mayores progresos, pero para eso es necesario ver más allá de las apariencias de la vejez.
Generamos nuestro propio medio. Obtenemos exactamente lo que merecemos. ¡Cómo resentirnos contra la vida que nosotros mismos nos hemos creado? ¿A quién culpar, a quién elogiar, sino a nosotros?
Cualquier idea poderosa es absolutamente fascinante y absolutamente inútil hasta que decidimos utilizarla.
Lo excitante de las ideas es llevarlas a la práctica. En cuanto lo probamos por cuenta propia, las botamos lejos de la costa, dejan de ser «quizá sí» para convertirse en audaces zambullidas en ríos blancos, tan peligrosos como exaltantes.
Tal como las estrellas, los cometas y los planetas atraen el polvo con la gravedad, así nosotros somos centros de pensamiento que atraen ideas de todo peso y todo tamaño, desde destellos intuitivos a sistemas tan complejos que se requiere toda una vida para explorarlos.
Lo mejor nos hace felices a largo plazo; lo peor nos hace desdichados a largo plazo.
Eres criatura de la luz. De la luz vienes y a la luz volverás; a cada paso, rodeándote, está la luz de tu ser infinito.
Por elección tuya moras ahora en el mundo que tú has creado. Lo que albergas en tu corazón será verdad; eso que más admiras, en eso te convertirás.
No temas ni te espantes ante la apariencia que es la oscuridad, ante el disfraz que es el mal, ante el manto vacío que es la muerte, porque tú los has elegido como desafíos. Son las piedras en las que eliges amolar el agudo filo de tu espíritu. Sabe que siempre, en derredor de ti, está la realidad del amor, y a cada momento tienes el poder de transformar tu mundo por obra de lo que has aprendido.
Eres la vida, inventando la forma. No puedes morir a espada o por vejez, así como no puedes morir al franquear una puerta para pasar de un cuarto a otro. Cada cuarto te da su palabra para que la pronuncies; cada pasaje, su canción para que la cantes.
La realidad no tiene nada que ver con las apariencias, con nuestra estrecha manera de ver. La realidad es el amor expresado, un amor puro y perfecto, jamás rozado por el espacio y el tiempo. Eso es la realidad. Eso es la verdad. Lo que de ello hagamos depende de nosotros, como el cuadro del amanecer depende del artista.
Richard Bach
Voy a alquilar una casa
A la sombra de la carretera
Me envolveré el bocadillo por la mañana
Y me iré a trabajar cada día
Y cuando caiga la noche
Volveré a casa a acostarme
Y cuando entre la luz de la mañana
Me levantaré y haré lo mismo
Amén
Quisiera saber qué ha sido de aquellos cambios
Que esperábamos trajera el amor
¿Fueron sólo los espasmódicos sueños
de un gran despertar?
Ya sé que el tiempo pasa,
Dicen que en un abrir y cerrar de ojos
Y cuando entre la luz de la mañana
Te levantarás y harás lo mismo
Amén
Atrapado entre el anhelo de amor
Y la lucha por el dinero
Donde cantan las sirenas, repican las campanas
Y el trapero martillea el guardabarros
Donde los veteranos sueñan con el combate
Profundamente dormidos en los semáforos
Y los niños esperan solemnemente al vendedor de helados
Afuera en el frío de la noche callejea el aspirante
Sabiendo que todas sus esperanzas y sueños
Empiezan y terminan ahí.
Ay, la risa de los amantes surcando la noche
Sin dejar a los demás otra cosa que la riña
Desgarrando el mundo con todas sus fuerzas
Mientras los barcos que llevan sus sueños
Se pierden de vista.
Voy a buscarme una chica
Que me enseñe lo que es reír
Y nos pintaremos los colores que falten
En nuestros respectivos sueños
Después nos pondremos gafas de sol
Y haremos el amor hasta quedarnos sin fuerzas
Y cuando entre la luz de la mañana
Nos levantaremos y volveremos a hacerlo.
Levántate de nuevo.
Voy a ser un idiota feliz
Y a luchar por el dinero
Donde los anuncios apuntan y reclaman
El alma y el corazón del consumidor
Y creeré sólo en aquello
Que el dinero pueda comprar
Pensaba que el amor podía ser un buen rival.
¿Estás ahí?
Reza por el aspirante
Que empezó tan joven y fuerte
Sólo para rendirse
Reza por el aspirante
¿Estás con el aspirante?
Reza por el aspirante
Jackson Browne «The Pretender»
La Vida te ha puesto en un callejón sin salida alguna.
No tienes adónde escapar. Sólo te queda entonces sufrir.
No pretendas rehuírlo. Al contrario busca tu dolor.
Siéntelo. Mastícalo, disuélvelo en tu saliva y trágalo,
asimílalo, hazlo parte de ti.
Siente las paredes de tu corazón desprenderse.
Siente los músculos desgarrarse de tus huesos.
Vive la desintegración de tu ser por el dolor.
Siéntete un desecho. Un par de sandalias viejas arrojadas
a la vera del camino por un caminante cansado.
Una botella de alcohol arrojada a la basura por un borracho sin destino.
Algo insignificante como lo que realmente somos.
Llora, blasfema a tu Dios y quema sus imágenes si es necesario.
Escucha el silencio de tu soledad. Estás solo en el mundo.
Nadie podrá hacer nada por ti. Estás perdido y desvalido. Deshecho.
Una vez más, desintegrado en la adversidad.
Llega al fondo de tu tormento.
Muere en cada célula de tu cuerpo.
Pero durante tu calvario, sólo una cosa:
un fina hebra roja que recorra tu columna de principio a fin.
Que algo, un mínimo de conciencia y dignidad quede encerrada en ese espacio.
Y cuando hayas tocado fondo, tu cuerpo liviano subirá a la superficie
y podrás tomar aire nuevamente.
Verás que los engendros crispados que viste en el camino al abismo
ya no existen en tu regreso a la luz.
No desesperes. Tardarás algo de tiempo en volver.
Lo importante es que llegarás.
Pase lo que pase, encierra en tu corazón la fe en ello.
Llegarás.
Lucas Estrella Schultz